Este libro nos recuerda que hubo un tiempo en que cada barco que arribaba a Sevilla cambiaba el mundo. Era la ciudad más avanzada del país, la puerta por la que entraba la modernidad. Y este libro recuerda aquella época dorada.
En este making of César Cervera, editor del libro, explica el origen de Sevilla: Puerta del mundo (La Esfera de los Libros), de Arturo Redondo y Fernando Olmedo.
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Desde los ojos actuales, una gran urbe se mide por su verticalidad, su concentración de almas y sus pantagruélicos monumentos. Y no es que a Sevilla le faltaran grandes edificios (su catedral es la más grande del mundo católico y el tercer templo en superficie detrás de San Pablo de Londres y la basílica de San Pedro en Roma) o población (llegó a ser la tercera ciudad de Europa, solo por detrás de París y Londres), pero los parámetros más tópicos no sirven para explicar la envergadura cultural, económica y social de quien fue para Europa la puerta de entrada a América y el Pacífico, así como para el mundo un río navegable hacia la Edad Moderna.
Descubrí las ilustraciones de Redondo hace años, a través de la impresionante panorámica de Sevilla en 1519 que vertebra este libro, y en cuanto me repuse del asombro me prometí comprarme una lámina o un póster con esta reproducción a gran formato. No lo conseguí, pero sí algo mejor. Como editor de la colección de Historia de La Esfera de los Libros llamé a Arturo y le convencí de lo que él ya sabía: tenía material para levantar un imperio de papel. Fernando vino de la mano del dibujante, y fue él quien dio coherencia a un libro que se lee cronológicamente a lo largo de los siglos XVI y XVII y al mismo tiempo temáticamente, dando la vez para hablar de navegación, comercio, vida cotidiana, pintura (recordemos que Sevilla tuvo una escuela propia) y de la extraña sociedad que conformaron los mercaderes extranjeros que acudieron a comprar productos imposibles, los banqueros genoveses que se hicieron con la baraja, los exóticos habitantes procedentes de los confines del planeta y los conquistadores idos y venidos de América.
Pícaros, funcionarios, prostitutas, cortesanos, monjes y artistas también pulularon por unas calles rebosantes de noticias capaces de cambiar la percepción de nuestro mundo. No hay que olvidar que desde Sevilla salió y volvió la primera expedición que dio la vuelta al planeta demostrando su redondez. O que se convirtió por orden de la Corona en el único puerto válido para la entrada y salida de barcos del Nuevo Mundo. Todo ello está en este libro que suma imágenes de Sanlúcar de Barrameda, de Guetaria y de los océanos Atlántico y Pacífico para contar la gran epopeya sobre los orígenes de la globalización. La historia de quienes somos hoy en día.
Sevilla: Puerta del mundo no pretende ser solo una biografía de una ciudad, sino el lienzo en ebullición de un acontecimiento único, cuando el impacto global de esta metrópolis solo se puede comparar con lo que hoy es Nueva York para el mundo económico o lo que fue Londres, Roma o Constantinopla en tiempos imperiales. Y ese es para mí el principal acierto del libro: su vocación de trascender lo local o lo anecdótico. Su capacidad de alternar el plano aéreo con la cámara de mano de un reportero de la historia. Y también el juego de espejos con el que Arturo y Fernando van pasando las páginas de la historia y de los años para presenciar la sutil evolución de una ciudad (esa Lonja en construcción, esas puertas que ganan en grandiosidad barroca o ese parque de la Alameda que vino a sustituir a una zona pantanosa e insalubre) que echó a correr a principios del siglo XVI y se desplomó agotada en 1625, año que simboliza, con la salida de Velázquez rumbo a Madrid, el final de las glorias de Sevilla. 1625 está en la portada del libro. 1519, en el tríptico desplegable que ocupa tres páginas…
En torno a ese foco cronológico han trabajado a destajo durante ocho meses el erudito Fernando, que parece escribir los textos de historia de memoria y hasta deja asomar un extraordinario novelista en algunas partes, y el artista Arturo, maestro perfeccionista cuyo pincel se mueve a placer entre un realismo capaz de dar la hora solo usando la luz reflejada en el Guadalquivir y un divertido estilo de cómic europeo que cuenta historietas con cada rostro (no se pierdan la página de los distintos divertimentos según la clase social, que tanto bebe de Milo Manara).
El resto, como se suele decir, es historia. Francisco Javier Velasco, jefe de preproducción de la editorial, se encargó con gran criterio artístico y esfuerzo (muchas veces a deshora o en su tiempo libre) del diseño y la maqueta imaginados por el dúo, y yo me limité a mirar hechizado, casi comiendo palomitas, cómo el proyecto de Fernando y Arturo cobraba vida propia. Mi único mérito fue ver lo obvio: cada lámina es una obra maestra, ventana a una y mil aventuras y alimento suculento para cualquier amante de la historia, el arte, la arqueología o el urbanismo. Si firmo este artículo de cómo se hizo no es por afán de protagonismo, sino como humilde homenaje a dos autores geniales. Un libro con un color especial.
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Autores: Arturo Redondo y Fernando Olmedo. Título: Sevilla: Puerta del mundo. Historia ilustrada de una ciudad imperial. Editorial: La Esfera. Venta: Todos tus libros.
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