Imagen de portada: Lucía Faraig
Max ha anunciado el inicio del rodaje de la serie Ravalear, una creación de seis episodios de 45 minutos cada uno creada y dirigida por Pol Rodríguez e Isaki Lacuesta, pareja que ya codirigió el filme Segundo premio, que opta a los premios Goya con once nominaciones.
Pol Rodríguez construye un relato inspirado en su propia historia familiar: después de casi cien años de historia y tres generaciones, Can Moscas, un restaurante de toda la vida, frecuentado por artistas, empresarios y políticos, se encuentra bajo la inminente compra de un fondo de inversión, que pretende echarlos fuera del edificio como parte de sus planes para comprar propiedades y remodelar el barrio. Al principio, la noticia hunde a la familia en la desesperación, pero poco después deciden defenderse y, con la ayuda de los cómplices perfectos, lucharán por no abandonar el restaurante, aunque para ello deban cruzar límites que nunca hubieran imaginado. La serie aborda desde el thriller realista una historia local que trasciende a temas universales: la inmigración, la especulación inmobiliaria, la idiosincrasia de los barrios y el sentido de pertenencia o las relaciones familiares, así como los cambios que se producen con los relevos generaciones. Es una historia trasladable a cualquier gran ciudad del mundo.
La producción se rodará en diversas localizaciones del barrio del Raval, así como en diferentes lugares de Barcelona, que se convierte así en un personaje más de la historia; y se grabará en castellano, catalán, árabe, urdu e inglés.
Pol Rodríguez ha dicho: “Después de haber vivido la historia personal de nuestro restaurante familiar, quería explicar al mundo lo que está pasando en Barcelona, y en muchas ciudades del mundo, de la única forma que sé, a través de la cámara, y esta es mi terapia”. Rodríguez quiere mostrar en Ravalear “la cara oculta de Barcelona”, pero sin regodearse en el drama, “explicar este conflicto social a través de un thriller lleno de suspense, donde la tensión va en aumento, poco a poco, hasta llevar a los protagonistas a la asfixia”.
Lacuesta, que conoció a Pol Rodríguez en ese mismo restaurante familiar, en el que era un habitual junto con su mentor cinematográfico, Joaquim Jordà, supo en directo del cierre del establecimiento a manos de un fondo de inversión. “Fue un golpe para la familia, para el barrio y para los muchos que algunas veces fuimos allí felices, pero no fue un hecho aislado, es el mismo proceso que está ocurriendo en ciudades de todo el mundo, por eso me entusiasmó que Pol reaccionara escribiendo este thriller sobre una familia en lucha por la supervivencia, que se puede llegar a encanallar para no ser aplastados, luchando contra los buitres con sus propias armas”. Para Lacuesta, el retorno de Pol Rodríguez al lugar que mejor conoce, el Raval, tiene “algo de justicia poética”, para mostrar finalmente todas esas violencias que están marcando las ciudades del siglo XXI: “abusos de poder, expropiaciones, crímenes de guante blanco y negro a la vez”.
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