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Trampas de la lengua (VII)

Son las doce del mediodía y, por la calle, escucho el omnipresente sonido de una alarma. A mi alrededor nadie se sorprende al escuchar las trompetas del apocalipsis, que suenan el primer miércoles de cada mes. Es el curioso ritual que utilizan los franceses para comprobar que las sirenas de las estaciones de bomberos funcionan correctamente. Y yo me imagino lo útil que sería escuchar algo similar para alertarnos cada vez que la lengua francesa nos fuera a tender una nueva trampa.

En ausencia de sirenas, un buen consejo (no me cansaré de repetirlo) es no traducir de forma literal. Es una salida fácil cuando nos falta vocabulario en una conversación, pero el éxito no está asegurado. Como cuando decimos recette” para referirnos a una prescripción médica, pues los franceses la llaman “ordonnance y dejan las recetas para el ámbito de la gastronomía o de la contabilidad. Otro ejemplo de traducción tentadora, pero fallida, es la del amigo invisible, esa tradición navideña por la que hacemos un regalo por sorteo entre un grupo de amigos o familiares. Ya pueden imaginar que los franceses no suelen decir “ami invisible”, sino “secret Santa, un evidente anglicismo que deja perplejo a cualquier aprendiz de la lengua de Rabelais, si bien las expresiones “ami secret”, “père Noël secret” o “petit ange” empiezan a ganar adeptos. No es el primer anglicismo que menciono en esta página, pero no deja de sorprenderme el efecto devastador que esta forma de hablar puede tener en una lengua. Y por mucho que me moleste, descubro nuevos casos a menudo, incluidas ciertas aberraciones, como la de “baby-foot”, esa extraña palabra que utilizan los franceses para designar a un futbolín. En realidad es un falso anglicismo, pues los ingleses lo llaman “table football”. Como si no tuviéramos bastante, no sé a quién se le ocurrió la brillante idea de rizar el rizo. Al menos la federación francesa de fútbol se desmarca del asunto, utilizando la denominación “football de table”.

"Una curiosa confusión que podría pasar por anglicismo sería la palabra “scoubidou”, que nuestro subconsciente colectivo asocia a los dibujos animados de Hannah-Barbera"

Una curiosa confusión que podría pasar por anglicismo sería la palabra “scoubidou”, que nuestro subconsciente colectivo asocia a los dibujos animados de Hannah-Barbera. Nada más lejos de la realidad, pues la palabra designa a los brazaletes que se hacen trenzando cuatro hilos de plástico de llamativos colores. Y para despejar toda duda en cuanto a una posible relación con los dibujos Scooby-Doo, vale la pena mencionar que el brazalete en cuestión se inventó en Francia, en los años cincuenta, y debe su nombre a la canción del cantante francés Sacha Distel.

También podemos cometer errores traduciendo palabras francesas al español. Quién no ha pensado por error en la palabra Espagne al leer “Epargne, llegando a imaginar que las sucursales del banco Caisse d’Epargne pertenecen a una especie de “Caja de España”, sin saber que “Epargne” se traduce por ahorro. Tal vez sea una de las primeras confusiones del recién llegado, deseoso de encontrar guiños a su tierra natal.

"Uno de esos falsos guiños es la palabra “Holà”, que asociamos a nuestro castizo saludo, pero que los franceses utilizan en otro contexto"

Uno de esos falsos guiños es la palabra “Holà”, que asociamos a nuestro castizo saludo, pero que los franceses utilizan en otro contexto. Ellos no se inspiraron en el término español, ya que esa expresión apareció a mediados del siglo XIV como interjección para parar a los caballos de un carruaje. En el siglo XVII adquirió el significado de parar o poner fin a algo y actualmente se utiliza para llamar a alguien o mostrar sorpresa, aunque para esto último se recurra más a la coloquial “houlà”, variante de la archiconocida interjección “oh là là”.

En el ámbito de las expresiones, de nada nos servirá traducir “le cordonniers sont les plus mal chaussés” por “los zapateros son los peor calzados y tendremos que tirar de refranero para encontrar su justa equivalente: “en casa del herrero, cuchillo de palo”. Cambia el oficio, pero la esencia es la misma: el hecho de poner a los demás por delante de uno mismo. Lo que nos recuerda que debemos llevar cuidado con lo que decimos, porque, si nadie nos alerta, podemos alejarnos de lo que queremos expresar y caer en una trampa de la que solo una buena dosis de humor nos podrá sacar.

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Pablo75
Pablo75
1 año hace

«Son las doce del mediodía y, por la calle, escucho el omnipresente sonido de una alarma. A mi alrededor nadie se sorprende al escuchar las trompetas del apocalipsis, que suenan el primer miércoles de cada mes. Es el curioso ritual que utilizan los franceses para comprobar que las sirenas de las estaciones de bomberos funcionan correctamente.»

Hace ya muchos años (¿10, 15?) que esas sirenas han dejado de sonar.

En cuanto al juego navideño del «secret Santa», en las más de tres décadas que llevo viviendo en Francia nunca he oído hablar de él. Es la primera vez que leo esa expresión.

Marcos
Marcos
1 año hace
Responder a  Pablo75

Esas sirenas siguen sonando el primer miércoles de cada mes. Yo mismo las sigo escuchando desde hace trece años. Es más, un artículo de marzo de este mismo año recordaba que no había que alertarse al escucharlas, porque no tenían nada que ver con la guerra de Ucrania:

https://www.ladepeche.fr/2022/03/02/pourquoi-vous-allez-entendre-des-sirenes-dalertes-ce-mercredi-et-pourquoi-il-ne-faut-pas-sinquieter-10143796.php

Y la expresión «secret Santa» se utiliza mucho entre los jóvenes, que son quienes adoptan los anglicismos con más facilidad.