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Trampas de la lengua (IV)

A estas alturas todos hemos sufrido los inconvenientes de hablar con una mascarilla, ese filtro que dificulta la vocalización y ahoga la voz. Si además tenemos que hablar en una lengua extranjera y hacer frente a sus habituales trampas, apaga y vámonos. Así que dedico esta cuarta edición de anécdotas lingüísticas a quienes, mascarilla mediante, tienen que lidiar con la lengua de Baudelaire cada día.

"¿Alguien se imagina a un madrileño diciendo que va al Bernabéu a ver un partido del RM contra el RM (me refiero al Real Murcia, claro está)?"

El primer obstáculo llega al nombrar a la susodicha, pues se dice masque en francés y, contra toda lógica (o al menos para nosotros, inocentes forasteros), es de género masculino. Admito que no es fácil acostumbrarse al cambio, incluso si ya conozco un buen puñado de palabras francesas cuyo género no se corresponde con el de sus hermanas españolas, como sucede con muchos otros idiomas. Tal vez sea la primera trampa en la que cae todo extranjero, que confía en los reflejos aprendidos con su lengua materna. Es el caso de agenda, guía, coche, origen o anuncio, por ejemplo. Me pregunto si podríamos llamar a estas palabras transgénero o si alguien se ofendería.

Para ayudarnos a hablar con un masque podemos recurrir a la utilización de siglas, a las que los franceses son tan asiduos. Pero advierto que, en medio de un fuego cruzado de acrónimos, podríamos creernos en la conversación cifrada de una peli de espionaje. Hasta los propios franceses se pierden entre tanta abreviatura, olvidando el verdadero significado de cada letra, que cambia dependiendo del ámbito en que las usemos e incluso de la época en que nos encontremos. Muchos mayores desconocen que “DD” quiere decir “Développement Durable” (desarrollo sostenible), aunque nunca se equivocan cuando nombran a un equipo de fútbol. Así, el Olympique de Lyon es el “OL”, el Paris Saint-Germain es el “PSG” y el Olympique de Marseille es el “OM”. Si llevamos la pelota a nuestro campo, ¿alguien se imagina a un madrileño diciendo que va al Bernabéu a ver un partido del RM contra el RM (me refiero al Real Murcia, claro está)? ¿O a un derbi del RM contra el AM?

"Me dieron ganas de decir que no quería ningún perfume, ignorante como era de que parfum quiere decir sabor"

En momentos de frustración es fácil caer en la tentación de quitarnos la mascarilla, aunque solo podamos hacerlo si vamos a comer algo. Como, por ejemplo, un helado. Cualquier excusa es buena para ir a una heladería, por mucho frío que haga, donde siempre me ha sorprendido que me pregunten qué parfum quiero. La primera vez que lo oí me dieron ganas de decir que no quería ningún perfume, ignorante como era de que “parfum” quiere decir “sabor”. Y fue una lástima que en las pasadas fiestas estuvieran cerrados los mercadillos navideños franceses, el lugar ideal para tomar una manzana caramelizada, que llaman, curiosamente, pomme d’amour. El francés es muy dado a estas denominaciones que visten lo cotidiano de una inusitada poesía, como es el caso de grain de beauté, que traduciríamos literalmente como “grano de belleza” y que designa a todo lunar que distinguimos en la piel. Parece inevitable recordar a quienes, en el siglo XVIII, dibujaban uno de esos puntos en un lugar estratégico de su rostro, aportando ese toque de misterio que tan de moda estuvo durante esa época. Si, como ellos, queremos prepararnos para una cena de gala, tal vez la etiqueta obligue a los hombres a llevar pajarita o noeud papillon (nudo mariposa), pues parece incuestionable que esa forma de cerrar el cuello de la camisa se parece a tal insecto. Y para cubrirnos la cabeza podemos usar un chapeau melon, que no es otra cosa que un sombrero con forma de melón, es decir, un bombín.

En todo caso la cena acabará antes del toque de queda, curiosa expresión que ha hecho correr ríos de tinta y cuya homóloga francesa es aún más evocadora. “Couvre-feu” (cubre fuego) encuentra su origen en la Edad Media, cuando una campana señalaba el momento en que se debían apagar las chimeneas para evitar incendios nocturnos. Solo espero que, una vez escuchada la campana o trompeta de rigor y apagado el fuego del hogar, el encierro no nos haga perder la curiosidad que tanto nos caracteriza. Que estos raros tiempos no nos quiten las ganas de aprender nuevas palabras o de conocer mejor las que nos acompañan en esta extraña rutina.

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