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Trazos sinfónicos

Trazos sinfónicos

He aquí un cómic que hace justicia a la altura de Ludwig van Beethoven, o como llaman en el libro al personaje, al joven Luddi, con siete años a sus espaldas, pero con el ansia ya desmedida por juntar notas: “¿No es la música como una inmensa corriente? Arrastra consigo toda la basura y se la lleva”, se pregunta el chico ya en los inicios de la historia. Una cantante, jovenzuela como él, le dice que los sueños del pianista no pasarán de los de un músico de tres al cuarto, pero él era a todas luces un soñador como su abuelo y tenía cuerda para rato, tratándose de música. Pronto descubre que sus creaciones y ejecuciones consiguen aplacar a las fieras, las que vengan, y eso le otorga poder, un poder inmenso. Ahora el asunto es qué hacer con él, puesto que, como un Spiderman avant la lettre, también entiende que todo poder conlleva una gran responsabilidad.

"La gran mayoría de reseñas apuntan la actitud punk del joven genio de Bonn, así como el empeño por fijar la emoción y la carga creativa de la música del pequeño Ludwig"

Qué hacer con ese poder es el tema de esta nueva pieza del dibujante Mikael Ross (Múnich, 1984), un artista que se formó como diseñador de vestuario en la Ópera Estatal de Baviera y que luego se trasladó a la Weißensee Kunsthochschule de Berlín, para acabar recalando en Bruselas, donde inició su andadura dentro del arte del cómic. En el marco de la celebración del 250º aniversario del nacimiento de Beethoven, en 2020 vio la luz la edición original de este tomo que ya ha cosechado críticas como las que le profiere Livres Hebdo cuando habla de que “en El joven Ludwig Mikael Ross dibuja la génesis de un genio gracias a un trazo valiente y una paleta [de colores] llena de sueños ardientes: puro onirismo punk”. En efecto, la gran mayoría de reseñas apuntan la actitud punk del joven genio de Bonn, así como el empeño por fijar la emoción y la carga creativa de la música del pequeño Ludwig, antes de convertirse en quien estaba destinado a ser, un grande entre los grandes.

A partir de los diarios reales de los Fischer, vecinos a la sazón de los Beethoven, Ross ofrece un retrato atípico de la familia disfuncional —¿qué familia no lo es?— que habitaba la vivienda de arriba. Entre todos van a vivir las aventuras de Luddi, la de sus hermanos pequeños, la de sus padres en toda su crudeza, centrándose en el despotismo de un padre endeudado y alcohólico, añadiendo la pérdida de una nueva hermana recién nacida, su galopante viruela, hasta la llegada de una incipiente sordera. Los sueños se apoderan de las viñetas, que renuncian a convertirse en un galimatías experimental para dejar el peso de la novedad al color, al trazo y a un guion que expresa poderosamente la energía que mana del pequeño pianista hasta convertirse en el gigante que conoció Europa entera desde bien temprano.

"El sueño en Beethoven producía, al igual que en Goya, monstruos espeluznantes"

Parte importante del trabajo de Ross se centra en el uso de las onomatopeyas, a lo que hay sumar los efectos de temperatura que aporta el color y la trama onírica que acompaña en todo momento al argumento. El sueño en Beethoven producía, al igual que en Goya, monstruos espeluznantes. “Hay muchos milagros en el mundo, pero el mayor es el ser humano”, se dice justo tras la muerte de la hermana acabada de nacer. El pequeño Luddi, volcánico, feo, corto de talla, mercurial y dolorosamente sentimental, se rinde al amor desde bien pronto, el de su vecina y pronto el de la vida en todas sus facetas. Le pide audiencia a Mozart, desmontándole una de sus rondas nocturnas de ligoteo con las doncellas que se le ponían a mano hasta que consigue publicar en Viena su primera obra (aquí Ross señala que «acaricia» la partitura recién impresa). Esa pieza iban a ser los Trois Trios, Opus I, para violín, violonchelo y piano que Ludwig van Beethoven escribiría entre 1793 y 1795. Fueron dedicados al Príncipe Lichnowsky, en cuya casa se interpretaron por primera vez. Morirá su madre, aparecerá la traumática sordera (aquí en sus inicios) y el lector de este ejemplar cómic en el que se retratan los años de aprendizaje del músico entenderá perfectamente una de las citas fundamentales de este libro, cifrada en que la música lo exige todo, como el amor. El resultado es una experiencia inmersiva y plena de fuerza, en la que no se rehúye ni el humor fugaz ni el drama social que acompañaba a los protagonistas, sean de la condición que sean. La traducción esforzada de Esther Cruz Santaella hace honores al dibujo y traslada las hablas infantiles y los guiños lingüísticos a un castellano rico en matices y muy expresivo. Ahora sólo falta confirmar lo que adelanta esta aventura con la publicación de la primera novela gráfica en solitario de Ross, Der Umfall (2018), galardonada con el Premio Max und Moritz al mejor cómic alemán en el Festival de Erlangen, probablemente el premio más prestigioso del país, de próxima aparición también en Reservoir Books.

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Autor: Mikael Ross. Traducción: Esther Cruz Santaella. Título: El joven Ludwig: Los años de aprendizaje de Beethoven. Editorial: Reservoir Books. Venta: Todos tus libros, Amazon, Fnac y Casa del Libro.

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