Un empresario sin miedo al riesgo, de Marisa Gallero

Este libro, merecedor ex aequo del Premio LID de Biografía Empresarial, cuenta la vida de José Fernández López, un visionario que transformó la industria española con su espíritu innovador. Además, su legado fue más allá de los negocios, puesto que su papel como mecenas cultural y su compromiso con Galicia cambiaron la historia del país.

En Zenda ofrecemos un fragmento de José Fernández López: Un empresario sin miedo al riesgo (LID), de Marisa Gallero.

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TRAS LOS PASOS DEL EMPRESARIO INVISIBLE

«¿Cómo contamos el pasado? ¿Llegamos a atraparlo alguna vez?».

El loro de Flaubert, Julian Barnes

Esa es la premisa de esta biografía, rescatar del olvido la figura de uno de los empresarios más influyentes e innovadores del siglo XX, que hoy día es un completo desconocido. Un auténtico visionario que supo adelantarse a su tiempo. Sin miedo al riesgo apostó en solitario por dos mataderos industriales en quiebra durante la república. Financió la compra del último ejemplar porcino de un linaje en extinción para quitárselo a los ingleses en plena guerra civil. Fundó junto a sus hermanos un laboratorio químico en el inicio de la posguerra. Dio cobijo a científicos represalia dos durante la dictadura. Creó la primera multinacional de transportes especiales ferroviarios (y sobrevoló Alemania en plena Segunda Guerra Mundial, con todas las luces del avión apagadas mientras veía cómo caía una tormenta de bombas, para comprar vagones). Patentó un sistema de cambio de ejes para unir por tren España con Europa, en el paso de los Pirineos, sin hacer transbordo en la frontera. Edificó viviendas bonificables, puso en marcha economatos y ayudó a crear bibliotecas, institutos y hospitales durante los años del hambre. Apostó por la minería en busca de estaño para fabricar sus propias latas de conserva, y así nació la marca Apis; o el cao lín necesario para la síntesis del moderno insecticida DDT, donde ZZ es un referente. Explotó el primer yacimiento de minerales de titanio y de litio. Se asoció con cinco laboratorios para producir antibióticos durante la autarquía. Invirtió y proyectó la primera flota de barcos congeladores de Europa y la tercera del mundo. Constituyó las primeras sociedades mixtas del sector pesquero en África y se extendió a otros continentes. Cultivó la primera plantación de kiwi europea. Financió el legado de Castelao a su viuda para que no le faltase de nada en sus últimos años. Donó obras de arte, colecciones de antigüedades y restos arqueológicos.

Se llama José Fernández López. Y se trata del Matadero Industrial de Mérida y de Porriño. De Zeltia, Titania, Transfesa, Corchera Extremeña, Antibióticos, Frigolouro, Pelefisa, Frigsa, Ifesa, Litia, Pescanova, Sea Harvest Corporation, Actinidias Chinensis, entre tantas. José Fernández quería que hablasen sus compañías. Y lo consiguió. Él sería invisible. Ese era su lema: «La importancia la tenían las empresas, nunca el empresario».

Si la Enciclopedia existiera, no solo relataría esos hechos, sino que desvelaría su alma. Y se podría leer cómo quedó marcado por la muerte de los suyos. La de su madre, que le llevo al inhóspito internado de la orden de los agustinos, donde tuvo que valerse por sí solo y cuidar de su hermano más pequeño. La de su padre, que le sacó el carácter para defender el negocio familiar, le independizó y forjó su espíritu. La de sus irmaos, marcados por la guerra civil y la represión, que le hizo más taciturno y discreto.

Se narraría cómo le gustaba escaparse hasta Pintín para saludar a la familia de su madre. Sus paseos infinitos para visitar librerías, alamedas y anticuarios. Su red de amigos entrelazada durante años. Sus jornadas kilométricas que terminaban de la oficina al tren nocturno para amanecer en Madrid o en Vigo. Sus conversaciones en gallego, con su eterno cigarrillo entre los labios o los dedos.

Se leería infinitas líneas que tratarían del valor que le daba a las personas que le rodeaban, sus cualidades y por qué confiaba en cada una de ellas o qué decepciones se llevó y no contó, y cuántas alegrías. O hubiera detallado sus rasgos paradójicos. Cómo era reservado, pero curioso. Solitario, pero afable. Intrépido, pero tranquilo. Un hombre que unificaba el tiempo de la siembra con la cosecha.

Si la Enciclopedia existiera, quedaría reflejado el amor por su terra, la suya, su Galicia, y la adoptada, Extremadura.

Pero como esa Enciclopedia solo existe en el relato de Danilo Kiš, quedan aquí algunos pasos de José Fernández López. Tras esos pasos, los pasos de un empresario invisible, has indagado en sus raíces, en dónde empezó todo, en tierra de Sarria, para descubrir el germen de labriegos emprendedores, que sembraron los cimientos de un imperio. José Fernández heredó ese espíritu inconformista y audaz. Has visitado 16 el antiguo internado en Tapia de Casariego, para entrever cómo fue su infancia, ilustrada por las conversaciones con su familia. Has localizado cómo fueron sus rebeldes años veinte en la capital, donde prendió su espíritu galleguista. Has seguido la pista de cómo se adhirió a la piel de su padre en el negocio de compraventa de ganado. Has tejido cuál era su red de amigos, de hombres de confianza para toda la vida, de una generación. Has investigado en cuanto archivo tuviera alguna información que detallase cómo era José Fernández, por mínima que fuera. En Sarria, Lugo, Santiago de Compostela, Porriño, Vigo, Redondela, Pontevedra, Salcedo, La Coruña, Puenteceso, Lage, Villagarcía de Arousa, Moaña, Mérida, Badajoz, Madrid, Alcalá de Henares, León e, incluso, Cádiz. Has visitado fundaciones, bibliotecas, museos, instituciones en busca de su rastro. Has conversado con familiares, amigos y antiguos trabajadores. Has buceado en hemerotecas, en archivos donde guardan la memoria en papel o en microfilm; en un almacén lleno de cajas sin orden o has cruzado centenares de veces la escalinata de la Biblioteca Nacional para encontrarlo entre las líneas de los libros. Has localizado documentos inéditos, fotografías, y has reconstruido cuál fue su antigua colección de arte. Y, quizás, solo te has acercado una ínfima parte a la quintaesencia de un hombre tan polifacético.

Este es el relato de uno de los empresarios que ha marcado los pasos del siglo XX para que ya no quede en el olvido.

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Autora: Marisa Gallero. Título: José Fernández López: Un empresario sin miedo al riesgo. Editorial: LID. Venta: Todos tus libros.