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Una civilización que conservar

Una civilización que conservar

Toda la Navidad sobre nosotros, el cielo alto y a punto de ponerse frío o de parto. Cielos lentos de Castilla, porque son de piedra como calzadas que van a la eternidad. Está todo escarchado por la mañana y la madera fría. La chimenea es un encinar en llamas y la casa huele entera a la infancia, que también se consume veloz.

"Este cielo azul Picasso, azul Sorolla, azul inmenso, azul austral, azul plegaria y rosa Valladolid. Castilla es un cielo en el que toca hundir las manos"

La Mudarra entera es un belén en mitad de los Torozos. Hay un palomar en el horizonte que pudiera resguardar el pesebre, un solo chopo desnudo y un regato de plata sin peces en el río, pero con un rebaño de ovejas justo al lado, porque los pastores aquí llevan ovejas como los ángeles llevan almas una linde más allá. Miro al cielo… estas últimas nubes de diciembre que tienen color de arcilla y de musgo porque el cielo de Castilla es un terruño más en lo alto del páramo. Y se encarga de él mi vecino Cesáreo, que aunque tiene 90 años se sigue poniendo a diario el pantalón azul faena —incluso en Nochebuena y en Navidad—. Mi vecino Sayo que ha debido de entender mejor que nadie la vida que en Castilla consiste en cuidar del cielo y en cuidar del campo. De este cielo de aquí arriba y del de abajo, este cielo que yo escribo… Este cielo azul Picasso, azul Sorolla, azul inmenso, azul austral, azul plegaria y rosa Valladolid. Castilla es un cielo en el que toca hundir las manos.

"Puedo escribir de la Navidad de mi pueblo y escribir de la Navidad del mundo porque todas las Nochebuenas son la misma desde que se es un crío"

Así es la Navidad de La Mudarra cuando levantan las nieblas que tendemos por la mañana al sol como sábanas de franela que no dejan ver más allá. Y entonces se aprecia una sola cigüeña crotorando soledades como una figurita extraviada, como si se hubiesen roto las demás.

Puedo escribir de la Navidad de mi pueblo y escribir de la Navidad del mundo porque todas las Nochebuenas son la misma desde que se es un crío. La mía tiene ajetreo de manteles, de mirar si está derecho o del revés, revuelo en la cocina, villancicos de fondo que bajan por la escalera y una pandereta, porque sin una pandereta no hay quien haga Navidad.

Yo escribo como quien monta el nacimiento y voy desplegando las letras como pastores camino del portal. Hoy es Nochebuena en La Mudarra. No es mal día para estrenarse en Zenda, el día más importante de la civilización occidental porque el 24 de diciembre cumplen años Jesucristo, Ava Gardner y Raúl del Pozo. Les parecerá poca civilización que conservar…

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Ricarrob
Ricarrob
1 año hace

Escritos como este son una delicia en estos días. Belleza en el cielo azul Sorolla, belleza en Castilla, en sus campos, en sus ríos y hasta en sus ovejas y en sus gentes. Y belleza en sus palabras, don Guillermo. La denostada Castilla, denostada por todos, aquí, más allí y allá. Tierra dura y paramera en invierno pero tierna, acogedora y navideña con gentes recias acostumbradas a los desprecios de los sin belén y los sin patria. Efectivamente, los sentidos deben estar despiertos porque huele a Navidad, huele a niñez y huele a civilización. Y el inmenso cielo ahi está, arriba, para que lo observemos y lo veamos también reflejado en unos ojos o en la nostalgia del recuerdo y del pasado de todas las vívidas navidades vividas.

Josey Wales
Josey Wales
1 año hace
Responder a  Ricarrob

Decía Roger Scrutton que él no deseaba destruir esa civilización, sino conservarla. No destruir lo que funciona y ha soportado la prueba del tiempo, sino entenderlo. No destruir lo bueno, sino conservarlo. Pocas cosas merecen la pena en esta vida, pero esas pocas cosas llenan la vida y solamente son para los que saben justipreciarlas. Ahora y siempre quieren destruir lo bueno, ese belén que simboliza la civilización, para sustituirlo por una colosal mierda envuelta en los lazos de la modernidad. Que se la coman ellos. Yo conservo.

Leonardo Assaf
Leonardo Assaf
1 año hace
Responder a  Josey Wales

Engañaron por un tiempo con la mágica idea de un hombre y una civilización nuevos, pero resultaron que eran las antiguas miserias del ser humano. Al final no era Revolución, era envidia.
No se trataba de eliminar la burguesía, sino robarle sus propiedades y ocupar su lugar.

Josey Wales
Josey Wales
1 año hace

«Todas las Nochebuena son la misma desde que se es un crío». Muy agudo. Las navidades de los niños son el único paraíso terrenal que el hombre ha podido recuperar: el mundo está lleno y ordenado, los seres queridos, los belenes, el sentimiento flotante de alegría y formas amables, los dulces, los regalos. Y la música, en esa genial cumbre del arte, no por su accidente, sino por su forma o esencia, que es el villancico, hecho para alegrarse y elevar el alma, para espantar los fantasmas, que puede cantar cualquiera. Volvemos a ser niños en Navidad y somos felices viendo la felicidad de los niños. Como niños, olvidamos agravios, tristezas y rencores. Como niños, somos capaces de creernos sin reservas que lo que pidamos se nos concederá. Mis hijos han pedido pocas cosas, pero una de ellas es que todos vayan al Cielo. Hay que tener el corazón como una piedra para no admirar y enternecerse con los niños, los que siempre dicen la verdad. Una de las cosas por las que creo que la cristiana es la religión verdadera es porque si Dios es Dios, sólo podría encarnarse en un Niño.