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Una herencia calcinada

Ilia Kabakov, padre del arte conceptual ruso, define la instalación teatral como “una escena en la que el espectador se incorpora, en la que se produce o puede producirse un acontecimiento”.

Y para entender el teatro de Julio Fernández Peláez es importante tener siempre presente esa idea, tanto en su lectura como si asistes a una función suya. El acontecimiento va a suceder. Te va a suceder.

Dramaturgo, poeta, permorfer, editor, escenógrafo… pero, sobre todo, activista en el sentido estricto de la palabra.

"Yo soy un urbanita. Mi piel tiene el color del ladrillo y no recuerdo la última vez que vi estrellas en el cielo"

Julio Fernández es un activista teatral y medioambiental. Y en su teatro ambos conceptos van de la mano, inseparables. No pueden existir el uno sin el otro. Y en Heredarás el cosmos, su nuevo libro, esa armonía culmina en un hermoso y terrorífico consejo. Algunos dirán que su texto es un alegato. Yo, en todo momento, he tenido la sensación de estar hablando con un buen amigo que te explica de manera sencilla que estamos en el borde del abismo, sin intentar convencerte de nada, pero mostrándote que la caída está ahí, a un paso, y que si sigo andando, caeré y me mataré.

La primera vez que me subí a un escenario tenía cinco o seis años. Era una obra en la que los niños hacíamos de pajaritos y volábamos por el bosque hasta que, de repente, nos desmayábamos todos. Entonces aparecían otros niños más mayores que tenían texto y hacían de expertos, y explicaban que la contaminación había matado a los pájaros y dañado a los árboles. Han pasado 50 años de aquel momento, pero recuerdo perfectamente lo que pensé, tirado en el suelo, haciendo de pájaro muerto: que no quería bajarme de un escenario durante el resto de mi vida y que la naturaleza estaba en peligro por nuestra culpa.

Yo soy un urbanita. Mi piel tiene el color del ladrillo y no recuerdo la última vez que vi estrellas en el cielo. Pero leyendo el libro de Julio, he podido recorrer la tierra calcinada por el fuego, me he sentado en medio de la Sierra de la Culebra y he llorado; pero ni todas las lágrimas podrían apagar los incendios que han de llegar, arrasándolo todo, hasta que no quede nada por heredar.

"¿Cuánto puedes odiar el monte? Dependerá de cuánto dinero puedas ganar con su asesinato"

Heredarás el cosmos te invita a una sencilla reflexión. O hacemos algo ¡AHORA! o el planeta, tal y como lo conocemos, desaparecerá. Así de simple. Pero no se trata solo de reciclar la basura o usar el transporte público (esas bagatelas que hacemos los eco-urbanitas para sentirnos menos culpables), sino de aceptar la responsabilidad que tenemos con nuestros votos a la hora de escoger a los responsables de decidir las políticas medioambientales, tal y como refleja Julio Fernández en su libro: “(…) y de repente te das cuenta de que el conductor no tiene cabeza”. No sirve de nada tirar piedras al conductor si luego le escoges para que siga conduciendo.

Con ese estilo autobiográfico que Julio maneja con la habilidad de quien trenza cestas de mimbre, podemos enterarnos de cómo nacieron los pinos en la Sierra de la Culebra, convirtiéndolos en protagonistas de una muerte anunciada. Provocada. Deseada.

¿Cuánto puedes odiar el monte? Dependerá de cuánto dinero puedas ganar con su asesinato.

Heredarás el cosmos es una amable obra de terror puro, porque no olvidemos que el propósito de la literatura de horror es que no te puedas deshacer de la inquietud que te ha provocado.

“El infierno es un volcán inextinguible que estalla en el corazón del bosque”. No hay más que decir.

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Título: Heredarás el cosmos. Autor: Julio Fernández Peláez. Editorial: Lastura Ediciones. Venta: Todostuslibros.

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