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Una mañana en la Feria del Libro Antiguo con Eslava Galán

Una mañana en la Feria del Libro Antiguo con Eslava Galán

“A estas ferias no se viene a buscar libros, sino a que los libros te busquen a ti”. Juan Eslava Galán viste americana azul marino y sujeta una bolsa de papel. Ha llegado pronto el escritor y justo por eso lleva ventaja: un ensayo de Hermann Eich publicado por Noguera —es una primera edición, de 1965— que compró mientras hacía algo de tiempo. Los terribles alemanes, se titula. Ese será el primero de varios ensayos sobre el mismo tema que Eslava comprará esta mañana. Queda claro, pues, en qué está trabajando. “En realidad estoy escribiendo sobre América. Esto es para documentarme para el siguiente”, advierte el historiador, quien sin pensárselo demasiado ha atendido a la invitación de pasar unas cuantas horas rodeado de libros de segunda mano en el Paseo de Recoletos de Madrid.

"A estas ferias no se viene a buscar libros, sino a que los libros te busquen a ti"

La Feria del Libro Viejo y Antiguo de Madrid es siempre una buena excusa para quedar con los que saben. Ya sea de literatura, historia… o de lo que se tercie. Aquí lo importante es la cháchara, elegir un libro de entre el montón o abalanzarse sobre uno en concreto. A eso se viene aquí según Eslava, ¿no? A dejarse encontrar. Desde hace ya treinta años, cada otoño, el Paseo de Recoletos de Madrid hace un espacio entre sus farolas para alojar una buena parte del fondo de las librerías anticuarias de toda España. Entre Cibeles y Bárbara de Braganza se despliegan medio millón de libros entre los que es posible encontrar desde los Episodios nacionales con la bandera republicana —así se imprimieron las ediciones oficiales en 1931 y 1932— hasta una edición facsimilar de Sandokán publicada por Vulcano a finales de los setenta como parte de su serie de aventuras de Emilio Salgari.

Eslava, que ha escrito sobre la España en la que todo era pecado, que consiguió una Biblia atravesada por una bala o una pierna de jamón de 1914, es el prescriptor ideal para esta travesía. Siempre bien dispuesto, generoso para la repregunta y hábil en la distancia corta de los que no se lo creen todo —ya conoce usted, lector, su serie histórica para escépticos—, Eslava cuenta como sólo él sabe: salpimentando las frases con ingenio. Así da gusto. Quedan por delante para conversar treinta y ocho casetas servidas con ejemplares de segunda mano, primeras ediciones, tiradas especiales o descatalogados.

"Hay que saber diferenciar: una cosa es el libro de segunda mano y otra el libro antiguo"

“Esta feria tiene dos niveles, el de fuera, el que vemos, y el que está dentro —Eslava señala las casetas con el dedo índice—. Ahí, en la parte de atrás o debajo, los libreros conservan los ejemplares más exquisitos. Hay que saber diferenciar: una cosa es el libro de segunda mano y otra el libro antiguo. Obedecen a lectores completamente distintos. Vender restos de ediciones no es lo mismo que vender libros antiguos. Y ya ni te digo mapas”, explica Eslava Galán con precisión de relojero sobre la mecánica de este asunto. Conocida como la Feria de Otoño, aquí se pueden conseguir, a precios muy económicos, desde lo que se llama librería de fondo —volúmenes usados, descatalogados, raros o de ocasión— hasta las joyas de anticuario a las que se refiere Eslava, nuestro Virgilio en Recoletos. Ahí radica el encanto de esta feria: invierta diez o mil euros, la euforia será la misma. Todo depende del libro y, por supuesto, del lector.

Al menos en Madrid, el prodigio de los libros viejos ocurre dos veces al año. En realidad, está a la orden del día, pero para aquellos que no tienen por costumbre dar caza a ejemplares descatalogados en las librerías de viejo o en las páginas especializadas de Internet, la oportunidad surge en ocasiones puntuales. Una de ellas es la feria de primavera, que desde hace ya casi medio siglo organiza la Asociación de Libreros de Lance, y ésta, la de Otoño, que organiza Libris y en la que se reúnen librerías anticuarias de todos los rincones de España. Normalmente dura desde el último jueves de septiembre hasta el segundo fin de semana de octubre, de once de la mañana a nueve de la noche, un horario del tipo farmacia de guardia del que este 2018 los lectores podrán disfrutar hasta el 14 de octubre.

«Es raro que compre novelas. Apenas las leo ya», dice Eslava Galán de pie ante una colección de clásicos encuadernados en piel verde. Acaso porque ya va servido con la ración de ficción que debe leer como jurado del Premio Planeta, el escritor se concentra en el ensayo, un territorio al que ha dedicado buena parte de su obra y que acapara los libros que lee y compra. “Yo no soy un coleccionista. Compro libros porque los necesito. Mi relación con ellos es muy práctica y directa. Sólo conservo aquellos con los que estoy trabajando”. El resto lo ha donado a la biblioteca de su pueblo, afirma Eslava Galán. Si necesita un título específico lo busca en Internet o entrega a su librero una ficha. A pesar de eso, lo de las ferias le puede. La de Madrid es la mejor, dice sin dejar de lado el Mercadillo de San Antonio en Barcelona ni mucho menos el latifundio bibliófilo de Hay-on-Wye, ese pueblo galés de apenas dos mil habitantes en el que se levanta el imperio del libro de ocasión.

"Yo no soy un coleccionista. Compro libros porque los necesito. Mi relación con ellos es muy práctica y directa"

“El librero antiguo, el de toda la vida, es capaz de saber con muy pocos datos cuál es el libro que buscas. Tienen una memoria casi fotográfica”. Eslava hace una pausa, como quien se piensa mejor las cosas. “De todas formas, esas librerías en las que podías pasar una mañana entera ya no existen. Los libreros tienen sus almacenes a las afueras de la ciudad. Por eso cuando les preguntas por un libro, lo buscan en el ordenador y te dicen que vengas al día siguiente. Ahora en la librería ves apenas una parte de los setenta mil libros que tienen en esos depósitos”. Eslava hace una nueva pausa: “Espera, nos hemos pasado. Estoy buscando la caseta veintidós, ¿dónde está?”. Estamos casi en el número treinta, así que toca desandar el camino hasta dar con Litoral, una librería barcelonesa especializada en primeras ediciones de Literatura, Historia y Política, Guerra Civil y Segunda Guerra Mundial.

La mezcla de lector curioso y librera bien dispuesta da para más de veinte minutos y unos cuantos libros en Litoral. Con una bolsa ya cargadita de libros de la misma temática, el nazismo, Eslava habla de las memorias del traductor de Hitler al español, un volumen que la librera de Litoral acaba de ofrecerle y que Eslava, educadísimo, rechaza. Ya lo tiene. “Este hombre fue el que tradujo al español el documento que Franco leyó para el encuentro con Hitler en Hendaya”. Una caja llena de fotos y postales antiguas pone tierra de por medio con el Tercer Reich y abre paso a la debilidad que sienten algunos bibliófilos por las postales y el cómic. Eslava, que presume de desapegado, trae a su memoria una colección de postales de amor de la que se desprendió hace poco. “Es interesante, porque es posible ver cómo evolucionan, a lo largo de todo un siglo, las costumbres… El cómic no me interesa demasiado, pero hubo uno, El Cachorro, que de niño me fascinaba. Lo compré completo. En el fondo hay algo sentimental en todo esto. Me pasa con libros que leí muy joven, como El manual de Epicteto o las Prosas profanas, de Rubén Darío”.

"Lo libros más hermosos son los árabes"

Ya en la frontera con el café Gijón —donde habrá tiempo para más charla—, la ruta se detiene ante el número treinta y tres de la Feria. No es una elección de Eslava, sino de quien camina a su lado y escribe estas líneas. Se trata de Vitorio, una librería especializada en los siglos XIX y XX. Su dueño, Juan Molina, presidente de Libris y organizador de la Feria, recibe a los visitantes ante un mostrador en el que se despliega la colección completa Áncora y Delfín de Destino, creada en 1972 por Josep Vergés i Matas y Joan Teixidor. De tan hermoso y único, el conjunto refulge. Salta a la vista. Se trata de una biblioteca particular que ha llegado completa a las manos del librero. Es difícil mirarla sin salivar.

Eslava Galán y el librero empiezan la charla, que será larga, aún con clientes de por medio —una risueña argentina, de unos sesenta años, que se ha llevado un tomo de la colección de Destino—. Eslava, que hizo la mili en una biblioteca, habla de las encuadernaciones como si de una de las bellas artes se tratara. Antaño los soldados viejos enseñaban a los bisoños a encuadernar, dice. Así aprendió él, y de la misma forma lo transmitió a otros, asegura con un ejemplar de crónicas de la conquista de América en la mano. “Es gustoso”, dice sobando el libro con la palma de la mano.

"En el fondo hay algo sentimental en todo esto"

“No se si ha estado en la biblioteca de El Escorial —dice Juan Eslava Galán al librero—. Los libros más hermosos son los árabes”, dice Eslava sin escatimar en detalles. Describe el papel de hilo y el largo sangrado entre la caja y el texto. Por respuesta, el librero Juan Molina pasa revista a los tipos de edición. “¿Pero sabía usted que usaban tinta envenenada?”, cuenta Eslava. “Cuando los abres puedes notar cómo la polilla avanza y se come todo el papel, hasta el texto, de ahí en adelante está intacto. Lo hacían para preservarlo”, dice el librero, que aliña la conversación con unas historias —no menos asombrosas— de cómo se añadían químicos a determinados papeles para ajustar cuentas entre lectores.

La mañana de este miércoles de otoño se extingue en un barullo de viandantes, semáforos y bocinas. Una parte de la ciudad sigue su curso. Los hombres y las mujeres cruzan a toda prisa, secuestrados por los cascos que llevan encajados en los oídos. En el Paseo de Recoletos la vida transcurre con la lentitud de los objetos duraderos. A la Feria del Libro Antiguo de Otoño le quedan aún días como éste. No son demasiados, pero sí los suficientes para llenar de sentido esa pausa que transcurre entre un autobús y el siguiente. Eslava Galán sostiene ahora dos bolsas de papel cargadas de libros, y la visita llega a su fin, no así la tertulia. Pero ésa, lector, ya es otra crónica.

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