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Una trobairitz de este siglo

Una trobairitz de este siglo

Cantar y pensar son los troncos cercanos del poetizar.
Crecen del ser y se alzan hasta tocar su verdad.
(Martín Heidegger)

Pocas veces nos encontramos con alguien cuyo camino multifacético evidencia, sin duda, sus variadas vidas dedicadas al arte, la educación y la cultura. Ella es María del Pilar Couceiro, musicóloga y profesora en el Real Conservatorio de Música; filóloga y profesora de literatura en la Universidad Complutense de Madrid, quien ha completado el pentagrama de su vocación como escritora. Esto confirma su productiva carrera, que ha seguido el compás de sus latidos sensibles, fiel a su esencia artística.

Sus tres libros son frutos de esa híbrida semilla artística: En tiempos oblicuos, La otra sombra y ahora Una trobairitz del siglo XXI, que habría incubado desde la niñez, afianzado con la poesía, y que hoy fluye al son de las notas musicales de sus narraciones.

En el Círculo de Bellas Artes de Madrid hemos quedado con la autora para que nos desvele algunos intríngulis de su segunda novela, Una trobairitz del siglo XXI (Létrame ediciones, 2024), compuesta de contundentes voces. Un libro que transcurre por dos cauces: el diálogo vital y fresco de la protagonista con sus interlocutores y, por otro, la voz cantante de la trobairitz, a dúo con su Madrina, sabia, consejera y protectora. Entretejida con los timbres de voces olvidadas y censuradas de las mujeres del pasado y del presente más actual, la imaginación se funde con la realidad, como quien dirige una nueva orquesta musical, con los diferentes instrumentos que posee: el amor/desamor, lo racional/irracional, la tolerancia/intolerancia, la soledad/compañía, la fidelidad/infidelidad.

En Una trobairitz del siglo XXI, la autora recupera los diversos tonos del arte de trovar, desde la oralidad femenina de los siglos XII-XIII, y se convierte en una trobairitz de este siglo, para narrar acciones dialogadas y procesadas en el filtro de las pasiones, emociones y sentimientos. Si bien en esta novela el amor cortés es el punto de partida, el concierto incluye otras melodías que recuperan el tema universal del amor, sin perder el compás de este nuevo tiempo. Aunque el argumento parece aferrarse al misterioso destino de las personas, en realidad contradice la conocida frase que dice: “El amor es ciego y se nutre de una falsa esperanza”. Aquí el amor, como clave central de la composición, entra en juego, con los ojos bien abiertos, la voz alta y clara, sin ambigüedades ni utopías. Es decir, con las cartas encima de la mesa o, mejor, con los instrumentos bien afinados.

Con el soporte que da la amistad en este libro revelador rescatamos la voz de María del Pilar Couceiro, una trobairitz de este siglo, para que nos desvele las partituras originales de su novela.

*****

—Una trobairitz del siglo XXI es tu segunda novela. ¿Cuál es la semilla inicial?

—En realidad esta novela es anterior a la primera, puesto que la idea tiene casi 20 años. Por una serie de circunstancias que no vienen al caso, se quedó aparcada en un cajón y olvidada, hasta que, gracias al impulso y la insistencia de Antoni y Meritxell, unos buenos amigos y excelentes medievalistas, la retomé y la reelaboré hasta darle el formato actual.

—¿Por qué del título? ¿Es un híbrido que fusiona el pasado con la actualidad?

—En cierto modo sí, porque de quien habla es de una poetisa de hoy, con todas las aportaciones de ochocientos años de poesía detrás, pero que admira tanto la trayectoria de aquellas mujeres medievales inmensamente cultas como la utopía de aquel amor cortés que cantaban en Occitania, en Galicia, en Alemania, esa concepción del amor que realmente pudiera existir en nuestra época actual. 

—¿Qué aspectos centrales de la literatura del siglo XIII rescatas en la novela?

—El auge de una cultura que, hasta entonces, estaba circunscrita a los monasterios, pero que, a partir de la creación de las universidades, se abrió a otras capas sociales y a un concepto de la vida más laico. Algo que Huizinga ya estudió ampliamente en su libro El Renacimiento del siglo XII.

—¿En la novela hay una suerte de intención de contrastar la concepción del amor cortés con el amor actual? ¿Por qué, precisamente, el amor cortés?

"El amor cortés es un invento literario, a partir de un concepto social, alrededor, entre otros motivos, del fenómeno de las Cruzadas"

—El amor cortés es un invento literario, a partir de un concepto social, alrededor, entre otros motivos, del fenómeno de las Cruzadas, ya que mientras los varones guerreaban en Tierra Santa, las mujeres quedaban a cargo de feudos, señoríos e incluso el trono. Esto supone un área de poder femenino que hasta entonces no había sido posible. Por otra parte, como estudia la profesora Eukene Lacarra, para muchas mujeres sujetas a un padre autoritario o a un marido impuesto, la única posibilidad, paradójicamente, de ser libres era el claustro, lugar de refugio y de cultura. En muchos monasterios medievales femeninos, de los que se poseen, por fortuna, testimonios y nombres ilustres, se cultivaban y se practicaban tanto las artes como las ciencias.

—Tu novela es un tejido de diálogos de personajes que se pasan la posta para tratar sobre el amor, con la más absoluta sinceridad, apertura y, sobre todo, como un tema universal.

—No sólo del amor, la amistad juega un papel de primera línea. Los cinco personajes principales tratan acerca de una variedad de temas de actualidad, como no podía ser menos, en un argumento que, como tal, se mueve alrededor de nuestro siglo XXI.

—Más que acciones, los diálogos de los personajes entretejen el intríngulis del argumento. ¿Es una forma de acercarte más a los lectores?

—En los dramas griegos siempre hay una parte dialogada llamada «esticomitia», que se empleaba para dar agilidad tanto a los argumentos como a las acciones. En este sentido, el diálogo creo que acerca a los lectores porque permite una mayor rapidez de lectura y, además, en mi opinión, puede servir de acicate para hacer esa lectura más continua. Para un lector habitual, el libro se puede terminar en una tarde de fin de semana.

—A lo largo de la novela, las protagonistas femeninas desvelan ciertas verdades calladas durante siglos. ¿Cuáles son los puntos más neurálgicos o problemáticos que siguen repitiéndose en el presente?

"Todavía se arrastran demasiados prejuicios frente a colectivos como los LGTBI o la libre elección de género"

—A pesar de los avances, impensables hace muy poco tiempo, hay demasiados lugares en donde las mujeres son consideradas como objetos o como meros instrumentos reproductores (de ahí ideas como la reiterada sublimación de la maternidad). Además, todavía se arrastran demasiados prejuicios frente a colectivos como los LGTBI o la libre elección de género. También, el desprecio por la ensoñación frente a lo material o las dificultades para el buen ejercicio de la docencia.

—En el fondo, ¿tu libro reivindica el papel de la mujer en el aspecto amoroso, pero señala el pasado que las ha marcado?

—Algo de eso hay, pero lo que pretendo destacar es la fuerte personalidad de esas mujeres del XXI que, desde sus diferentes ideas, edad o situación, actúan, o lo intentan, como verdaderas dueñas de su destino. En este sentido, y a pesar de las circunstancias adversas, muchas mujeres de la Edad Media (y de toda época) intentaron, y a veces consiguieron, acercarse a esas áreas de libertad, entre otros recursos, bajo la sombra de una firma tan indefinida como «Anónimo».

—Una de las riquezas de la novela está en la fuerza poética y sumamente juiciosa de las voces de dos personajes femeninos: la madrina y la trobairitz. ¿Por qué elegiste a estos personajes?

"Esa madrina que, emparentada con las hadas, aconseja, advierte, protege"

—La madrina actúa como el «Pepito Grillo» de la Trobairitz. Esa madrina que, emparentada con las hadas, aconseja, advierte, protege. Es la voz interior que, en un ejercicio de imaginación, la protagonista evoca. Por cierto, no se le escapará al lector sagaz que los diálogos entre estos dos personajes, aunque aparecen en párrafo continuo, están rigurosamente medidos como versos: alejandrinos, endecasílabos, pies quebrados…, etc.

—Parece que aquellas voces femeninas son indispensables como complemento y equilibrio de la parte racional, con la parte sensible y emotiva. ¿Son el puente que une el presente con el pasado, lo familiar con lo social, lo profundo con lo superficial, lo accesorio con lo esencial?

—Ése es mi propósito. Si la novela lo consigue o no, ya estará en el criterio de los lectores.

—Finalmente, ¿desde cuándo y cómo te sientes en tu faceta como escritora? 

—Escritora me sentí desde niña. Escribí mi primer poema a los nueve años, el primer cuento a los diez. En la adolescencia publiqué poemas y artículos en Espigando, la revista del colegio. Después, la vida me llevó por los caminos profesionales de la música, aunque nunca abandoné el cultivo de la poesía. En esta última etapa de mi vida tengo la oportunidad de recuperar todo mi tiempo, además de para la investigación filológica para la creación. Así pienso seguir, si la salud y la longevidad me lo permiten.

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Wilber chambi
Wilber chambi
19 ddís hace

Muy interesante!