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Vikingos, normandos, lordemanos

Vikingos, normandos, lordemanos

Al terminar la lectura de Lordemano, la última publicación de José Zoilo Hernández (Tenerife, 1977), estoy convencido de que este libro ayudará a que se entienda la forma de vida, cultura e historia de los pueblos de Escandinavia.

José Zoilo da comienzo al libro con la súplica habitual que los cristianos del norte de Spania rezaban, en la Alta Edad Media, ante el temor que les producía la llegada de los vikingos: “De la furia de los hombres del norte líbranos, Señor”, letanía que acierta de pleno en estos hombres, ya que donde iban los acompañaba una furia desmedida, y al grito de “¡a sangre y fuego!” desencadenaban una orgía de muerte, robo y destrucción que tenía por objeto divertirse y enriquecerse.

"Con tal de alcanzar el Valhala, cualquier normando lucharía con ferocidad y fanatismo, despreciando la vida"

A los guerreros de la península escandinava y de Dinamarca no les importaba morir luchando, ya que, según su religión, quienes morían con la espada en la mano eran llevados por las valkirias (hermosas doncellas) a la ciudad de Asgard, donde habitaba Odín, padre de los dioses. Los elegidos eran instalados en el Valhala, donde vivían como guerreros del ejército de Odín. Durante el día se entrenaban y luchaban entre ellos con el objeto de estar preparados para la lucha final que se produciría cuando llegase el Ragnarök, que sería la batalla en la que deberían evitar que los “gigantes de fuego” destruyesen el mundo. Al caer la noche, se reunirían todos en el salón de banquetes Valhöl, en donde confraternizarían con sus amigos, en el convite que ofrecía Odín, comiendo y bebiendo sin límites. Ante la promesa de alcanzar esta vida póstuma, ¿a qué vikingo iba a importarle morir en combate? La respuesta es obvia: con tal de alcanzar el Valhala, cualquier normando lucharía con ferocidad y fanatismo, despreciando la vida.

"En la historia de los pueblos del norte existieron guerreros vikingos míticos, personajes que son conocidos en nuestros días"

Desde que los normandos deciden viajar más allá de sus fiordos, empiezan a descubrir nuevas tierras pobladas por gentes que atesoran riquezas. Al ser conscientes de lo que está a su alcance organizan expediciones en las que combinan sus diversiones predilectas con navegar. Poco a poco, sus travesías son a sitios cada vez más distantes, viéndose en la necesidad de fundar asentamientos en las tierras descubiertas, que les sirvan de base para aventurarse a viajar a lugares más remotos.

En la historia de los pueblos del norte existieron guerreros vikingos míticos, personajes que son conocidos en nuestros días no solo por la tradición y leyendas orales escandinavas: también se tiene conocimiento de ellos a través de multitud de crónicas escritas por sus enemigos.

A mediados del siglo IX, los vikingos en varias de sus múltiples correrías arriban con sus flotas hasta la tierra que denominan Spania, expediciones de las que tenemos constancia a través de las crónicas cristianas, ya que tanto en la crónica Rotense como las crónicas del padre Carvallo y las de Claudio Sánchez Albornoz encontramos relatos de los enfrentamientos entre los cristianos y los vikingos. También encontramos en las crónicas musulmanas contadas por Ibn Fadlan, por Ahnad al Razi, por Ibn Dihya y por Ibn Hayyan, los enfrentamientos que mantuvieron las huestes del Califato de Córdoba con los paganos normandos.

"Hrolf es hecho prisionero y desde ese instante comenzará su vida de cautivo por las tierras del reino de Asturias"

José Zoilo, basándose en estas crónicas y en otras de diversos orígenes europeos, construye una novela histórica con las correrías de los vikingos por la Península Ibérica. Para ello, utiliza un personaje de ficción, Hrolf Ragnarsson, hijo de Ragnar, señor de tierras y poblados en un fiordo noruego. Ragnarsson convence a guerreros, jóvenes y no tan jóvenes, ávidos de aventuras, para embarcarse en busca de gloria, riquezas y fama, con objeto de que las leyendas canten sus hazañas. Hrolf, además, desea ganarse la admiración de su padre y ser digno heredero de sus tierras. Para hacerse a la mar, entre todos reparan y ponen a punto el drakar perteneciente a su progenitor, de nombre el Águila de las Tormentas. Al partir de ahí, dan comienzo a una serie de aventuras que los llevarán a unirse a la mayor flota vikinga armada hasta la fecha, cuyo destino es saquear las costas de Spania. La escuadra vikinga estaba compuesta, por un lado, por más de cien temibles drakares, que transportaban a miles de guerreros, y por otro formaban parte de la flota más de un centenar de barcos auxiliares destinados a llevarse el botín que pensaban obtener en sus pillajes. Cuando alcanzan la costa cantábrica intentan saquear Asturias, pero al percatarse de que es una tierra pobre, en donde sus habitantes ofrecen una férrea resistencia, deciden desistir y continúan navegando hacia el faro romano de Brigantía, para saquear la zona del litoral que los vikingos denominan Jakobsland y que corresponde a la Galicia que, en los tiempos del rey Ramiro, pertenece al reino de Asturias. En el noroeste de la península deciden remontar un caudaloso río y asolar todas las tierras que encuentran a su paso. Enterado el rey del saqueo de sus tierras occidentales, decide enviar parte de su ejército para que los expulse de sus dominios. Las tropas cristianas, acostumbradas a pelear con los musulmanes, les infligen una derrota sin paliativos, obligándoles a huir, dejando tras de sí centenares de muertos, prisioneros y decenas de drakares hundidos. Hrolf es hecho prisionero y desde ese instante comenzará su vida de cautivo por las tierras del reino de Asturias. En Oviedo trabajará como esclavo en la construcción del complejo palaciego del monte Naranco, para después partir con la expedición de repoblación que se asentará y reconstruirá la ciudad romana de Legione (León). Hrolf y sus compañeros cautivos vivirán los avatares que sufre en esos tiempos el reino de Asturias. Padecerán, como sus amos cristianos, las aceifas musulmanas.

"Hrolf es el prototipo de personaje capaz de superarse una y otra vez a pesar de los reveses que los acontecimientos le van deparando"

José Zoilo escoge el título de Lordemano, que corresponde al nombre dado por los habitantes del reino de Asturias, y de otros reinos cristianos de Europa occidental, a los guerreros normandos que asolaban sus costas. En Lordemano, esta historia novelada de las incursiones vikingas en el norte de la Península, destaca el ritmo y la emoción, que hacen que el lector no pueda dejar la lectura hasta descubrir cómo termina la intrincada red que José Zoilo teje alrededor de los diversos protagonistas. Hrolf es el prototipo de personaje capaz de superarse una y otra vez a pesar de los reveses que los acontecimientos le van deparando.

En el plano histórico el autor tiene el mérito de ser capaz de recrear, de manera creíble, los acontecimientos que narra. Otro acierto de José Zoilo es incluir en el libro varios apéndices, como una “nota histórica” que aclara de manera concisa las muchas referencias reales contenidas en el libro, una relación de topónimos que ayudan a situar al lector en los escenarios del libro, un glosario de términos escandinavos que permite entender la terminología utilizada y un dramatis personae de todos los personajes intervinientes en la obra. Todos estos apéndices ayudan al lector a comprender mejor los tiempos en que un personaje valiente lucha por sobrevivir para volver a ser libre, lograr la venganza que lleva años planeando y recuperar todo lo que dejó en su tierra.

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Autor: José Zoilo. Título: Lordemano. Editorial: Ediciones B  – Penguin Random House. Venta: Todostuslibros y Amazon.

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Blanca
2 años hace

Desde que leí «El alano» de Jos´é Zoilo quedé enamorada de su narrativa, seguro que no me perderé este libro. Creo que es uno de los mejores autores de novela histórica de esta generación.

Juan Antonio Rodríguez
Juan Antonio Rodríguez
2 años hace

Ya desde que publicara “El alano”, me atrae especialmente la trayectoria literaria de mi compañero José Zoilo. Entre otros, uno de sus últimos libros, “El nombre de Dios” reposa paciente en mi mesita de noche esperando su merecido momento de ser abordado (¡con hambre, la verdad!), algo que llegará pronto, aunque deberá competir su prioridad con la que desde ahora exige este “Lordemano”… ¡¡No me da la vida, Ramón!! Enhorabuena, José, tú última obra tiene (también) una pinta excelente.