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5 poemas de ‘Uno y ninguno’, de Carlos Marzal

5 poemas de ‘Uno y ninguno’, de Carlos Marzal

La editorial Papeles del Náufrago publica ediciones no venales de 120 ejemplares a repartir entre el autor, los colaboradores y autores y lectores de poesía. De momento tienen una sola colección, Calcomanías, de autorretratos poéticos, y cuentan con el apoyo de seis pequeñas empresas almerienses que creyeron en el proyecto y sufragan los gastos.

Zenda publica cinco poemas de Uno y ninguno. Autorretratos 1987-2023, de Carlos Marzal con las siguientes palabras escritas por su autor. 

***

Inevitabilidad de la autobiografía

Carlos Marzal

Uno de los asuntos más abstrusos sobre los que se puede discurrir es el de la identidad.

No parece razonable asegurar que el niño que fuimos, el joven que alimentamos a los diez y ocho, y el adulto que toleramos a los sesenta y dos sean la misma persona; pero resulta indudable que algo de la misma persona vive en todos ellos: una herencia que se transmite.

Con la escritura sucede algo parecido. No sabemos muy bien quién escribió lo que está escrito por alguien que firma con nuestro nombre; pero es cierto que algo de nosotros mismos hay en esos textos.

Todo lo que se escribe es obligatoriamente autobiográfico (un manual de numismática, un prospecto médico, un poema intimista), porque siempre trata de aquello a lo que un hombre dedicó el tiempo de su vida. De ahí que todo lo que se escribe participe del género del autorretrato.

Mis poemas constituyen a la vez una forma de definición personal y, me temo, una variedad del ocultamiento. La autobiografía resulta inevitable, como lo es el hecho de que ninguno termine de saber quién es nadie: especialmente nosotros mismos, cuando hablamos de quien creemos ser.

***

Uno y ninguno

Él cree saber quién soy, y se equivoca.
Tú puedes desandar, paso por paso,
toda la historia, todos los detalles
que dibujen un rostro, pero no seré yo
quien esté dibujado en ese rostro,
aunque sea mi rostro el dibujado.
Cualquiera que no sepa de mí lo sabe todo.
Yo no sé quién soy yo, pero estoy en lo cierto.

Esta acumulación de paradojas
exige un comentario y una pausa.
(Las palabras se pueden urdir y desurdir,
hasta no decir nada, queriendo decir todo.)
Cualquier hombre es ninguno, y es legión
y es nadie y uno mismo.
Y ahora que ya lo sabes, date cuenta:
estás equivocado por completo.

Los países nocturnos (1996)

***

La estatura interior

La estatura interior es un secreto
no sólo para quienes nos miran con sorpresa,
sino para el intruso que en nosotros
asiste a nuestra vida sorprendido.

En una ciudadela inaccesible,
cuyo trazado dicta el pensamiento,
el huésped al que damos cobijo se pregunta
de qué sustancia insólita está compuesta el alma,
hacia dónde se extiende su estatura interior.

Crecemos por crecer, nos dilatamos
más allá de nosotros, nuestros límites
nos son desconocidos, este orgullo
tiene una explicación, es un delirio
con fundamento lógico, un acorde
que suena dirigido a las alturas.

Menguamos sin porqué, nos contraemos
en la voracidad de nuestra llama,
hemos dado en decir que el mundo mágico
se rige por el plan de nuestra secta.
Es un delirio sólo comparable
al insensato orgullo que nos mueve.
Parece que reptemos en la imaginación,
y si el aire nos pulsa no sonamos acordes.

La estatura interior nos circunscribe
a una especie difícil que sólo se alimenta
de mezquindad y sueños. Es un lastre
y el modo en que se extienden nuestras alas.
La estatura interior nos cataloga
en el álbum severo de la zoología:
la bestia equidistante,

entre el reino animal

y el reino de los dioses.

Metales pesados (2001)

***

Donde cupo el amor

No cabe, en ocasiones, tanto amor
en el mundo.
En mi mundo no cabe
tanto amor mío a todo
como tengo.
Es poco continente lo real,
y lo irreal también,
muy poco silo,
son poco receptáculo,
para esta devoción sin condiciones,
para tanto querer.
tanto y tan loco.

Nada es bastante.
Nada puede abarcar
este impulso mayor,

mi fundamento,

la causa de las causas, cuando es obra.

No exagero ni un ápice.

Transformo

unidades de amor en unidades
de energía verbal.
Caballos de mi amor,
en el vapor verbal de estos caballos
que resuellan aquí, de tan henchidos.

Es un mero dilema de volúmenes,
de alientos enfrentados,
pura contrariedad de dimensiones:
este amor se dilata con el tiempo,
crece a su magnitud,

que no termina;

corre a su proporción,

que nunca acaba.

El mundo, lo bastado, no es bastante.
Ni mi mundo, el más propio
es suficiente.

No quepo en mí de amor, cuando amo tanto.

Sólo en su amor mi amor tiene cabida.

Ánima mía (2009)

***

Blindaje

Soy casi indestructible, porque tuve
una niñez feliz,

porque me amaron

y supe que me amaban, y aún lo sé.

Soy casi invulnerable,

cuando tengo

a mis hijos en brazos, y procuro
que sepan que los amo, y amaré.

Soy casi irreductible, porque vivo
de rescatar al niño aquel que fui.
La infancia es el sustento de mi fe.

Euforia (2023)

***

Burda Moden

Bajo el aspecto inocuo

de ser una revista de costura,

para mí suponía un manual

de ocultos sortilegios,

un breviario

de puro esoterismo,

que mi madre

manejaba con manos alquimistas.

 

Desplegaba hacendosa los patrones

en la mesa más grande de la casa:

eran un jeroglífico a mis ojos.

Su destreza marcaba en azulete

con la tiza de sastre

los vestidos.

 

Indolente,

una tarde, abrí sus páginas,

y apareció una mujer desnuda.

(La edición alemana en los 70

condescendía con los desafueros.)

 

Regresé muchas tardes clandestinas

a aquella intimidad desconcertada.

 

He olvidado las listas de los reyes,

las fórmulas científicas, las claves

de la gravitación universal,

el Credo, la sintaxis, la patrística.

 

Pero recién creado,

aquel desnudo

sigue intacto en mi mente

y aún me aturde.

 

Lo que no tiene nombre,

resumido

en sólo dos palabras:

 

Burda Moden.

Euforia (2023)

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