Portada: Jorge Boccanera. Foto: Sandra Bejarano.
Este viernes, dentro de la sección No son todos los que están, presentamos la lista de siete poetas contemporáneos de Bahía Blanca, ciudad portuaria situada en la provincia de Buenos Aires, al sudoeste de la Argentina, que complementa a la publicada hace unas semanas de siete grandes poetas del mismo país. Pasen y lean. Estos son los que están esta semana, y los que no, ya llegarán.
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ROMINA ARENA
Romina Arena es una poeta nacida en Bahía Blanca en 1981. Publicó 400 noches en el sur (Ediciones en Danza, 2016) y Antes de la playa (HD ediciones, 2018) que contiene una traducción del poema “O carnaval carioca”, de Mario de Andrade. También integró la antología La nación generosa: 111 rutas al otro lado del mar (La Gaya Ciencia, 2014, Murcia) y Tropa Voluntaria: Antología del VI Festival de Poesía Latinoamericana Bahía Blanca (VOX LUX, 2016). Es profesora y licenciada en Letras. Ha dictado y coordinado talleres de escritura creativa para adultos y jóvenes en escuelas públicas y bibliotecas populares.
7
¿Cuántas cosechas fueron necesarias
para cocinar una mermelada?
Siete para descarozar un kilo de cerezas,
dejarlas macerar día entero en la heladera,
cocinarlas a fuego medio una hora
con la cantidad indicada de azúcar.
El tiempo de los deseos no coincide,
como colibríes que apenas vemos.
*
17
Llueve sobre la tierra rojiza,
un auto pendiente en la colina.
Una madre y sus hijas suben
a un colectivo que lleva
a los hombres a sus casas,
de trabajar en la tierra morada,
de zanjear, de cavar, de plantar.
Hay herramientas y lluvia en las caras.
La más grande no deja de mirarlos,
tiene en los ojos la pregunta
que no se anima.
***
JORGE BOCCANERA
Jorge Boccanera (Bahía Blanca, 1952) publicó, entre otros libros de poesía, Polvo para morder, Sordomuda, Bestias en un hotel de paso, Palma real y Monólogo del necio. Y las antologías personales Marimba, Zona de tolerancia, Servicios de insomnio y Ojos de la palabra. La compilación Tráfico/Estiba reúne sus once libros publicados en distintos países de América Latina, Francia, Italia y España. Obtuvo, entre otros galardones, el premio Casa de las Américas (Cuba), Internacional «Camaiore» (Italia), «Ramón López Velarde» (México), Casa de América de España y el premio honorífico «José Lezama Lima» (Cuba).
Bestias en un hotel de paso
Escalas del deseo para el rinoceronte,
gran cuerno de atizar.
Hay un ancla de huesos enterrada en un cielo
distinto al de los libros,
una historia de escamas y de plumas revueltas
en abrazos y vapores de júbilo.
La gran mole ladeada acomoda la verga, echa a rodar
su lágrima de polvo.
Peldaños del deseo para el que corcovea y respinga
de gozo.
Racimo de pezuñas tachonadas al lomo de la tierra.
Y en la noche del cuerpo: un tambor de jadeo,
selva de cañerías,
de dos que se despiertan dentro de un laberinto
y agitan sin desmayo sus perlas oxidadas, sus
armaduras tristes, sonajeros de fierro.
Llueven migas de pan cuando la hembra conversa:
“Desde éste, mi lugar, puedo ver la otra orilla”.
Él, callado, contesta
que en dos patas es fácil olfatear ramas altas.
Y en el cuento infinito,
el cazador apunta a la cabeza de los sueños.
MARIE GOUIRIC
Marie Gouiric nació en Bahía Blanca, en 1985. Es licenciada en Enseñanza de las Artes Audiovisuales. Publicó los libros de poesía Tramontina (Vox, 2021), Botafogo (Eloísa Cartonera, 2014), Un método del mundo (Blatt & Ríos, 2016, 2023), Este amor tan grande (Mansalva, 2021). También es autora de las novelas De dónde viene la costumbre (Random House, 2019), que obtuvo una mención especial del jurado del Premio Sara Gallardo 2021 y fue finalista del Premio Filba-Fundación Medifé, y Ese tiempo que tuvimos por corazón (Random House, 2023). Vive en Buenos Aires, integra el colectivo Serigrafistas Queer, coordina talleres de escritura y es docente de escuela primaria.
Ojalá siempre seas mi amiga
El trabajo a veces nos quema la cabeza.
Así que llamé a Silvita
y le conté que me sentía mal.
Ella me consoló algo así como que
la culpa no sirve para nada.
Que las cosas tienen que
sumar o sumar.
Que el que mucho abarca poco aprieta.
Pero que hay dos momentos diferentes:
Momentos para abarcar.
Momentos para apretar.
Ahora destapé una y calenté las lentejas.
Y quiero decirle a mis alumnos que me perdonen
por las veces
que en vez de pedirles que me escuchen
les digo que se callen.
Por los porque sí, los porque no.
Mandonearlos. No conocerlos bien.
Tratarlos de usted. Señalarles la vergüenza.
Enojarme con el desgano.
Calentarme con el desamor que tienen por las cosas
que a mí se me viene a ocurrir
que están buenas.
Por ese afán absurdo,
al que obedezco por obrera,
de ordenar las filas –rotas–
parándolos encerrados en baldosas,
separados uno detrás del otro:
—¡La mirada al frente!
¡Está prohibido darse vuelta!
(Casi siempre me doblo y les sonrío bajito
o les acaricio el hombro
cuando le cantamos a la bandera).
No puedo adoptarlos
ni llevarlos a todos de la mano.
En este tiempo se supone que comprendí
que no voy a cambiar la escuela:
sólo soy una maestra.
Hacemos lo que podemos, la piloteamos.
Nunca les voy a regresar al Tata y a Mayra
su madre muerta.
Ni le sacaré las ojeras a Valentín.
Ni volveré a saber nada de Yésica.
Sentir que no se puede cambiar nada
es la que más raspa de las violencias.
No sé cómo explicar algunas cosas
para que se entiendan.
Por eso a veces reparto papel glasé de a montones,
fotocopias con sopas de letras
y lleno los pizarrones de dibujos.
¿Cómo amamantar la hambruna
de los cachorros de otras fieras?
Ojalá pudiera calentarles el agua.
Despiojarlos. Empacharlos.
Llenarles de crema la piel seca.
Invitarlos a pasear.
Tener un regalo para cada cumpleaños
y no esos tontos tirones de orejas.
Una vez hice algo por uno:
le mostré cómo atarse los cordones
con una imagen simple:
un cordón doblado es una orejita de conejo.
El otro cordón doblado,
es como una orejita también.
Después una acción un poco menos sencilla:
apoyás una orejita sobre la otra como una cruz.
Pasás la oreja de arriba por debajo de la otra
y tirás.
Así se fabrica un moño.
Espero que algún día, cuando necesite trabajo,
él pueda decir:
—Sé atarme los cordones.
Y su futuro patrón lo abrace con alegría.
Y que cuando los chicos del barrio le pasen la
bolsa él diga:
—Sé atarme los cordones.
Y los chicos le respondan:
—Perdonanos, ni sabíamos.
Y que cuando su novia dé a luz él diga:
—Sé atarme los cordones.
Y todas sus cosas sean hechas nuevas para siempre.
También sería muy bueno
que cuando su hijo lo haga enojar
él, arrodillándose,
le agarre los cordones y le muestre:
—Primero una orejita de conejo, después la otra.
Las cruzás en cruz. Hacés la parte difícil que es
pasar una oreja por debajo de la otra y tirás.
Ahora nada sabemos,
ni tenemos maneras de saber.
Nadie sabe el poder de un nudo bien hecho
(un moño es un nudo, sólo que hecho con belleza).
Lo que ahora sé
es que con suerte pagaré las cuentas,
ahorraré un poco para el verano
y me tomaré esta cerveza
que, con un poco más de suerte,
me ayudará a dormir.
***
ANDREA LÓPEZ KOSAK
Andrea López Kosak es una poeta nacida en Bahía Blanca, Argentina, en octubre de 1976. Publicó varios libros de poemas, y algunos de ellos son Bailar sola (Editorial de la Universidad de La Plata, 2005), Le dan hueso (Editorial Cinosargo, 2012); Indor (El ojo del mármol, 2015), Mula blanca (Caleta Olivia, 2018), El jardín de las licencias (Prueba de Galera, 2021) o Animales de costumbres (Pre-textos, Premio internacional de Poesía Juan Rejano, 2021).
El campo fue el mito
fundacional de la familia.
No había cielo
para los muertos,
sino la llanura donde balaban corderos
antes del sacrificio.
Un paraíso
que construyó mi madre
cuando su madre carneaba animales
que no tenían nombre,
no como esa cerda
paridora, que amamantó a los gatos
y por haber aprendido
a obedecer, sobrevivió.
*
Te como cruda
decía mi madre,
que en cada animal veía
su posibilidad de ser
carne, cuerpo abierto con huesos
que ya no sostienen, como
mariposa con las alas quemadas.
Yo dejaba que me comieran
sus palabras
me deglutiera la lengua que es
mi herencia, así
me hice finita, de cara
a un pánico típico.
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MATÍAS MATARAZZO
Matías Matarazzo (Bahía Blanca, 1984). Publicó los libros de poesía Un día en el campo (VOX, 2011), Cosas bellas (Determinado Rumor, 2016) y Odio ver cómo las cosas bellas mueren (Caleta Olivia, 2017). Participó con sus textos en diferentes antologías y revistas. Formó parte de las publicaciones culturales Poesía del Culo del Mundo, Le Mot Dynamo y Ría Revuelta. Actualmente es uno de los editores del sitio liveandlove.com.ar y uno de los organizadores del Festival de Poesía Latinoamericana de Bahía Blanca.
2.
Fue una tarde fría.
Un árbol descentrado, muerto
indicaba que estábamos ahí.
Prendimos fuego
el tronco seco
en la víspera de San Juan.
Sentimos el calor
rojo, naranja, amarillo
entre silencio y risas.
El humo se perdió en el cielo claro
para darle fuerza
al sol de invierno.
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NATALIA ROMERO
Natalia Romero es una poeta nacida en Bahía Blanca, Buenos Aires, Argentina, en 1985. Publicó Nací en verano (2014), El otro lado de las cosas, La poesía como restauración de una voz en la obra de Diana Bellessi (2017), Puede que la muerte mienta, (2018), ABC, Mi primera cocina, (2018), El principio luminoso, (Caleta Olivia, 2019), Puede que la muerte mienta + La luz todavía, nueva edición (2022). En 2021 obtuvo la Beca Creación y en 2022 la Beca de Finalización de Proyecto del FNA, para trabajar en su primera novela. Coordina talleres de escritura desde 2015. Dirige Las celebraciones, escuela de artes y escritura. También es autora de la novela El precioso ruido de un corazón (Manos de pan, 2025).
Duraznos
Mamá prepara tarta de duraznos con crema.
Uno de mis postres preferidos.
Abre la lata y antes de reservar el almíbar
en una taza, toma un sorbito.
Bate la crema
y corta los duraznos por la mitad.
Después deja que yo pase el dedo
por el bowl, para rescatar
las pepitas de azúcar del borde.
En mi recuerdo los duraznos
brillan exageradamente
y yo no los corrijo.

Valeria Tentoni. Foto: Juan Manuel Foglia.
VALERIA TENTONI
Valeria Tentoni (Bahía Blanca, 1985) es escritora y periodista argentina. Publicó los libros de poesía Batalla sonora, Ajuar, Antitierra, Piedras preciosas y Pirámide (estos últimos tres editados en México, en un solo volumen, bajo el título Emociones lentas), así como los libros de relatos El sistema del silencio y Furia diamante. Es autora del libro infantil Viaje al fondo del río, ilustrado por Guido Ferro y recomendado por Fundación Cuatrogatos y el programa Argentina Key Titles. En 2023 publicó El color favorito (Gris Tormenta, 2023). Participó en antologías como las mexicanas Transfronterizas: 38 poetas latinoamericanas y Penúltimos: 33 poetas de Argentina (1965-1985) o la española Nuevas narradoras argentinas. Editó la Audioteca de poesía contemporánea y actualmente es editora de Eterna Cadencia Blog. En 2022 obtuvo el Primer Premio del Concurso Latinoamericano de Cuento Marta Brunet, otorgado por la Universidad de Chile. Vive en Buenos Aires. En España Ediciones Liliputienses publicó Antitierra en 2017.
Adentro de la heladera siempre es de día.
Las cosas que están ahí no se quejan, no le piden a ningún dios
que apague la luz. Esperan su turno.
Algunas se vencen, pero se quedan igual.
Me gustaría se la botella de Coca-Cola
Que cargo con agua de la canilla. Algo que acepta su destino
sin escándalos.
Vivo arriba de un supermercado chino.
El otro día colgué un pantalón de la ventana
y el viento se lo llevó. Tuve que bajar, tuve que pedirles permiso.
Me dejaron entrar al depósito: fue como llegar
a la vasija de pepitas de oro al final del arcoíris.
Durante mucho tiempo pensé que el ruido ese venía de la panadería
que está a mitad de cuadra. Resulta que no,
viene de lo de los chinos.
Hay un enorme motor que usan para ventilar su mercadería.
Las cosas que están ahí no se quejan, no le piden a ningún dios
que haga silencio.
Todo lo que brilla es satélite de alguna estrella opaca.
Algún día esa estrella dejará de existir
antes que sus rayos
y caeremos a una fe ridícula.
Si no hubiese cosas más tristes que esa,
esa sería una cosa triste.



Genial y pertinente artículo. Existe un tal Nicolás Tolosa ahí en B.B. lo he leído y me parece que merece atención. Abrazos y a seguir difundiendo poesía y autores!
Cómo Argentino, me siento feliz de tener tanto talento en poetas como los que aquí aparecen.