Da gusto comprobar la creciente presencia de novelas ambientadas en entornos naturales y centradas en temas rurales. Sobre todo cuando, como en Cordillera, se describe el campo en toda su belleza y su crudeza, con una autenticidad que solo un profundo conocimiento del terreno puede aportar. No siempre ha sido así. Hasta hace pocos años la novela literaria era más urbana que la Gran Vía madrileña. Históricamente, podríamos hablar del campo idealizado del 98, con Castilla a la cabeza, o del campo antropologizado de Delibes. Ahora, por fin, el mundo rural se aborda desde un prisma netamente natural.
Cordillera transcurre en el norte de León, en esa región limítrofe con Asturias donde el tiempo parece haberse detenido hace décadas. Allí vive Nidia, una joven pastora de ovejas merinas, y hasta allí llega Darío, un biólogo madrileño con el objetivo de estudiar al oso pardo. Ambos arrastran un pasado complejo del que intentan huir, y ambos representan posturas opuestas respecto a la presencia del ser humano en ese paisaje. La narración alterna entre sus dos voces en primera persona: duras, introspectivas, pero también líricas.
La novela sigue una estructura de tragedia griega: dos protagonistas agónicos, un coro que entra y sale y una tercera voz misteriosa. Su estilo duro, desnudo y seco, salpicado de asturleonés, refleja perfectamente la vida agreste de un mundo donde la muerte es cotidiana y el peligro no es simbólico ni psicológico. Está además escrito con un tono que evoca la tragedia clásica, con emociones a flor de piel, primitivas y casi animales: deseo, envidia, miedo, que tienen mucho del ciclo mítico de Valle-Inclán. Y, como en toda buena tragedia, la muerte va a ser ineludible. Sin embargo, aquí se desliza hacia la actualidad de la novela negra rural, de modo que la fuerza poética y emocional del relato se enriquece con una dosis ligera y bien administrada de suspense.
Ese narrador bifronte, la pastora y el biólogo, permite, además, abordar el problema de la España rural desde dos perspectivas subjetivas y opuestas, sin tomar partido. El tema central, de absoluta actualidad, es el auge de los grandes depredadores, lobos y osos, y las consecuencias negativas que esto tiene para los ganaderos. La visión del científico urbanita choca con la de la pastora, pero de ese conflicto emerge una conclusión sabia: ambos tienen razón y, al mismo tiempo, ninguno la tiene del todo. Y esa dicotomía obliga a un entendimiento, porque el verdadero peligro —como insinúa la novela y desvela la nota final— no está ni en la caza ni en la conservación estricta, sino en el olvido al que este mundo está condenado si no se actúa. Los mensajes que Delibes repitió a lo largo de su vida (desde El camino hasta Los santos inocentes) se actualizan en el libro de Marta del Riego.
Cordillera es una novela notable y ambiciosa. La autora no ha despreciado ni la exigencia literaria, ni una trama envolvente, ni un mensaje concreto. No siempre se consiguen dominar estos tres aspectos como sucede en esta novela y podrá comprobar quien se adentre en su apasionante lectura.
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Autor: Marta del Riego Anta. Título: Cordillera. Editorial: AdN. Venta: Todos tus libros.


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