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El olor del crimen

Desde la magdalena de Proust, también llamado fenómeno proustiano, todos sabemos de la existencia de recuerdos asociados de forma directa con algún tipo de percepción, principalmente el olor. En el caso de la famosa magdalena, el sabor de este bollo recién hecho mojado en té, es lo que hace que el protagonista de Por el camino de Swann retroceda en el tiempo y se sumerja en sus recuerdos. El el caso del olfato, ahora sabemos que es un fenómeno más natural, o más animal si uno lo quiere decir, y los recuerdos se desencadenan de forma involuntaria exactamente igual que lo hacían en nuestros ancestros más remotos para avisarles de un peligro.

Paul Richardot equilibra el universo de Fragrancia en la importancia del olfato, inventando para ello una SVM (sustancia volátil de la memoria) que permite a la organización que da título a su novela hacer que sus pacientes regresen a momentos de su pasado en entornos controlados, guiados por los llamados Olfatos, unas personas capaces de distinguir y recrear los olores necesarios para cada situación. Y precisamente bajo la tutela de uno de estos olfatos, el autor coloca a Hélias, un virtuoso de los olores que ha llegado hasta Fragrancia por vías accesorias y que ahora tiene la oportunidad de formarse para no volver a ser un ayudante. Un poco como si el Grenouille de El Perfume hubiera tenido a alguien que le tendiera la mano y le guiara por un mundo mucho más amable del que le tocó vivir. Por eso comprendo las comparaciones entre ambos libros, porque uno puede observar ambos lados del mundo divididos por el borde de una página. Solo que Hélias ayuda. Porque en este mundo en el que los olores se sintetizan y se reconoce su poder, estos también son una importante fuente de datos, y por eso su uso policial se encuentra aún en pañales. Un poco como a principios del milenio pasado con las huellas dactilares. Richardot se adentra en la difícil tarea de lograr que el lector crea en la viabilidad del uso de esta técnica, y nadie mejor para lograrlo que el joven con tendencia a la ansiedad, capaz de realizar el mismo trabajo que está solo al alcance de unos pocos. La trama policiaca es sencilla, no hace falta sembrar la novela de muertos cuando la originalidad se mueve en el resto de las páginas, y se centra en una agresión y en el interés en resolverla pese a la ausencia de pruebas que darían sostenibilidad a la denuncia. Para eso está Fragrancia también. Para eso está Hélias. Aunque aún no lo hayan preparado.

Richardot recrea una ambientación basada en la total ficción de un método inexistente sin que ello absorva la novela al completo, dejando un cuerpo de personajes capaces de dar el contrapunto de realidad, con sus historias cruzadas, que mantengan el interés no solo en una novela, sino a lo largo de toda una serie.

En un momento en el que la novela negra y el thriller parecen llevar un camino ya decidido, se agradecen estas nuevas aportaciones.

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Autor: Paul Richardot. Título: Fragrancia. Traducción: José Antonio Soriano Marco. Editorial: Lumen. Venta: Todos tus libros.

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