Sobrevivir a la gran ola

Crecida junto al arrullo de las costas gallegas, la autora de cómic Emma Ríos (Vilagarcía de Arousa, 1976) ha construido en su nuevo título, Anzuelo, una historia muy ambiciosa, uno de esos proyectos artísticos que se cuecen a fuego lento durante toda una vida. El resultado son trescientas páginas en las que ha volcado inquietud, extrañeza, lucidez y una sensibilidad tan prodigiosa como su técnica.

Nominada y ganadora en los prestigiosos premios Eisner por su saga Bella Muerte (en coautoría con Kelly Sue DeConnick) y curtida en la fábrica de cómics de Marvel, Ríos ha dedicado los últimos años a este libro tan personal. De forma poética y pausada, como una ola que viene y va empapando la arena, la autora nos presenta a Izma, Lucio y Nubero. Estos tres niños deberán aprender a sobrevivir solos en un mundo a priori terrorífico. No quedan adultos. No queda tecnología. Solo permanecen la vegetación y los animales en su equilibrio salvaje, además de unos extraños seres de tamaño inmenso, unos híbridos de titán, ser humano y pez a los que los niños bautizan como “los suplicantes”. Ellos los salvaron de las entrañas del océano, y depositan en la playa montañas de pescado para que los niños subsistan. Tapan el sol y no piden nada a cambio, como unos nuevos dioses a los que adorar.

El uso hermosísimo de la acuarela como técnica pictórica hace que no podamos apartar la mirada de las páginas de Anzuelo incluso cuando la historia está detenida en un momento de puro terror, perturbación y vísceras. El color de las lágrimas y de la sangre resulta precioso. Cada viñeta huele a salitre, a carne humana y animal en descomposición. El color líquido burbujea, se deshace y entremezcla, y da forma a muchas criaturas y escenas que son —sospecho— intencionadamente caóticas, incluso confusas, que requieren de una observación pausada por parte del lector de este cómic.

Anzuelo bien podría ser clasificada como una historia de eco-horror, ese subgénero dentro del terror literario que analiza los miedos relacionados con la naturaleza y el medio ambiente, generalmente en torno a su degradación y mutación como respuesta al maltrato por parte de los seres humanos. Es también una historia postapocalíptica, una de esas que tanto disfrutamos en tiempos políticos y sociales convulsos, al borde de la brecha. Terremotos, tsunamis, meteoritos, virus de toda clase… Las distopías climáticas llevan décadas haciéndose hueco en el imaginario colectivo. En Anzuelo, el horror asciende desde las profundidades de ese océano que, nunca olvidemos, permanece oscuro y aún más inexplorado que el espacio exterior.

El cómic y sus personajes recuerdan inevitablemente a El señor de las moscas, de William Golding, y sin embargo la obra de Emma Ríos podría leerse como el reverso más utópico, inocente e incluso tierno de esta. Porque sí, esto es el fin del mundo, pero también podría ser una segunda oportunidad para hacer las cosas de manera diferente.

“Éramos tan frágiles… Y aun así, nos rebelamos contra nuestra propia naturaleza. Rechazamos aquello que se esperaba de nosotros”. Los niños se niegan a matar. Prefieren morir de hambre a empapar sus manos y sus conciencias con la vida de los animales que, como ellos, han sido perdonados por el mar. Sus cuerpos van mutando para integrarse de una forma perturbadora a la vez que armoniosa en este nuevo orden natural. Desaparecen entremezclados con el viento, desarrollan agallas en las costillas, transforman sus brazos en las alas de un cormorán… Y crecen. Y se aman. Tienen miedo, corren y bailan. Se convierten en coral, en sombras. Recuerdan la tarde en que la ola llegó: en el cine, en el hospital, defraudando a familias que ya nada importan. Olvidan y sueñan con otros futuros posibles, otros futuros incluso mejores.

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Autor: Emma Ríos. Título: Anzuelo. Editorial: Astiberri. Venta: Todos tus libros.