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¿Leeré a María Zambrano?

Me faltan lecturas (¿muchas, pocas, bastantes?): no he leído todos los clásicos, ni todas las obras que están en el canon, ni todas las que eran obligatorias en la carrera. Seguro que a ustedes no les pasa, pero a mí algunos autores se me atragantan, me aburren, o creo que están pasados de moda.

Tampoco leo a muchos de los “imprescindibles” del momento presente. Trashojo muchos libros, pero me leo enteros pocos. Esta tendencia se acrecienta con la edad, cada vez queda menos tiempo para leer y la sensación de: esto ya me lo han contado mil veces, aumenta.

A veces finjo, asiento y pongo cara de interesante cuando me nombran a un autor, aunque no haya leído ni una línea de su obra. Hago esto con más frecuencia si tengo la autoestima baja. Cuando la tengo más saneada declaro: no tengo ni idea de quién me hablas.

"¿Hay que saber de María Zambrano antes de empezar el libro? ¿Entenderé lo que me cuentan, aunque no haya leído nada de esta filósofa y poeta?"

Por ejemplo, yo no he leído nada de María Zambrano. Entonces ¿puedo reseñar un libro de teatro que es un homenaje a María Zambrano? Podría disimular, tirar de Wikipea y escribir frases como: María zambrano, una de las más importantes filósofas del siglo XX español cuyos textos… blablablá. Pero la editorial Antígona está dirigida por tres licenciados en Filosofía, así que van a notar mi impostura.

Por otra parte, los textos reunidos en este volumen ¿qué le piden a sus espectadores? ¿Hay que saber de María Zambrano antes de empezar el libro? ¿Entenderé lo que me cuentan, aunque no haya leído nada de esta filósofa y poeta?

¿Le ponemos al espectador el listón alto, o le damos la oportunidad de incorporarse al juego sin exigencias previas?

"Las primeras ideas que van a dar forma a La tumba de Antígona se funden con la historia real de la muerte del marido de Araceli a manos de los nazis"

La primera de las cuatro obras dramáticas que contiene este libro se titula: “Agosto de 1946” y está escrita por María Luisa Maillard. Relata el encuentro de María Zambrano con su hermana Araceli en París después de la Segunda Guerra Mundial. En el aeropuerto, las dos hermanas hacen recuento de los años que han pasado separadas y de las dificultades que han tenido que enfrentar durante ese periodo. Las sombras y voces de: Machazo, Lezama Lima, Cioran y Jaime Gil de Biedma les acompañan en ese recorrido por el pasado y hacía el futuro de la obra literaria de María. En la maleta, por supuesto, hay libros, algunos ya publicados y otros que están por llegar. Las primeras ideas que van a dar forma a “La tumba de Antígona” se funden con la historia real de la muerte del marido de Araceli a manos de los nazis.

También aparecen dieciocho gatos, ¿dieciocho gatos? ¿Por qué? ¿Wikipedia lo sabe? ¿Se puede dirigir a dieciocho felinos?

ARACELI: ¿Qué es el exilio

MARÍA: Es mas bien, despojarse de la sinrazón y hasta de razones, quedarse desnudo y a la intemperie, sostenido solo por la vida, ofrecido por ella, lo más cercano a la inocencia.

La segunda pieza: la tumba de María Zambrano —pieza poética en un sueño— de Nieves Rodríguez Rodríguez que es también la editora de este volumen. Al comienzo de la obra a la filósofa le ocurre lo mismo que a Julieta, despierta en su tumba. ¿Está despierta o está soñando? ¿O las dos cosas al mismo tiempo? Convoca fantasmas de lo que fue, o de lo que no pudo ser: su hermana, su padre, ella misma de niña, un niño hambriento, murciélagos y gatos, siempre gatos. Figuras alrededor de lo que buscó la autora en sus libros, sus viajes, sus palabras y lo que finalmente encontró. Diálogos con personajes siempre un poco borrosos y didascalias imposibles, o poéticas, que dirigen el movimiento de murciélagos, gatos o corazones. Acotaciones que nos hablan más de emociones literarias que de movimientos escénicos.

La luz tenue revela el cuerpo de María Zambrano recostado a orillas de su tumba. Un gato Blanco pasea lento por la escena y se nos queda mirando. Su mirada invisible, como el mar, dura un tiempo.

En el texto de Lola Blasco, el tercero, María está cruzando la frontera hacía el exilio y al mismo tiempo está siendo entrevistada. Pasado y presente, relato y recuerdo, realidad e imaginación, todos esos materiales se entrecruzan. El periodista que entrevista a la filósofa sospecha que no le están contando la verdad. La filósofa responde “que uno empieza a ver cuando se sospecha de lo que se ve”.

PERIODISTA: Todavía no me ha contestado una sola pregunta. Contésteme esto, sólo esto. ¿Qué se siente al volver? ¿Al ser la última exiliada?

Silencio

MARÍA: Yo no me he ido nunca.

El último texto no es un texto teatral en sentido estricto es una selección de textos realizada por Margarita Borja para su espectáculo: Almas y jardines. La autora cuenta en la introducción que llegó al teatro desde la poesía y este texto tiene más de poético que de teatral.

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Editora: Nieves Rodríguez. Título: Un canto a María Zambrano. Editorial: Ediciones Antígona. Venta: Todos tus libros.

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