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Reynaldo Sietecase: “La poesía es andar con la marca de Caín en la frente”

Reynaldo Sietecase: “La poesía es andar con la marca de Caín en la frente”

Conocí a Reynaldo en 2018, cuando visitó Madrid para promocionar su novela No pidas nada (Alfaguara). Jesús F. Úbeda le entrevistó para esta casa y yo pude retratarle. Desde ese día nos hicimos amigos.

Reynaldo es un creador infatigable: poeta, periodista, cronista y novelista, conoce Madrid y se mueve por esta ciudad como si fuese su barrio.

Nos volvimos a encontrar el pasado mes de julio, cuando vino a charlar sobre su reciente novela: La Rey (publicada también por Alfaguara).

Hicimos algunos retratos y charlamos sobre su obra y proceso creativo.

***

—¿Qué te da Madrid que no te dé Buenos Aires?

—Más libertad. Paso inadvertido y es una gran capital. Aquí nadie me para para hablar de política o actualidad. Y me regala la alegría de encontrarme con amigos muy queridos. Además, amo a Madrid y la disfruto intensamente. La sigo descubriendo en cada viaje y, ahora, hasta me animé a utilizarla de escenario de mi última novela. Es una manera de apropiármela un poco.

—¿Qué aporta el periodismo a la literatura y viceversa?

"Soy poeta, es mi esencia. Es lo único que no puedo dejar. Podría dejar el periodismo o la narrativa, pero la poesía es andar con la marca de Caín en la frente"

—El periodismo, cuando está consolidado como oficio, borra el temor a la página en blanco, otorga tenacidad, rigor, entusiasmo por la investigación. La literatura al periodismo le debería aportar calidad narrativa, precisión y preciosismo. Suelo decir que en mí conviven la bella y la bestia, literatura y periodismo, y que a veces copulan y tienen camadas de hijos hermosos, pero también traen monstruos.

—¿En qué se diferencia tu mirada como poeta de la de periodista y novelista?

—Escribo poesía desde muy jovencito. Pero ser poeta es una condición, un modo de enfrentar el mundo, no la mera función de escribir poemas. Mi mirada de poeta es más empática y más impiadosa, a la vez. La poesía es un antídoto contra la estupidez y el autoritarismo.

—¿Es la poesía tu válvula de escape?

—No. Soy poeta, es mi esencia. Es lo único que no puedo dejar. Podría dejar el periodismo o la narrativa, pero la poesía es andar con la marca de Caín en la frente.

—Cuéntame como es tu proceso creativo: ¿utilizas diferentes métodos para poesía, literatura o periodismo?

—Sí, son registros muy diferentes. El periodismo sigue estando en mi cotidiano. Tengo un programa de radio todos los días y hago columnas de análisis político en un telediario. La argamasa es la actualidad. La literatura implica otro registro, más vinculado a lo lúdico, y si se trata de una novela una planificación a largo plazo. La poesía en cambio aparece cuando quiere. Es como un rayo. Un poema surge, no se convoca obligatoriamente. Y, muchas veces, demora meses o años en poder plasmarse.

—¿Qué necesitas para escribir?

—No mucho, soledad y tiempo. Ese es el escenario ideal, pero también escribo en medio del caos. De hecho, suelo escribir mis novelas mientras estoy en la batalla periodística del día a día.

—¿En qué has cambiad, desde el chaval de Rosario que eras al respetado autor en el que te has convertido?

"Estamos en un mundo donde valores que creímos inamovibles, como democracia, libertad de expresión e igualdad, están en discusión"

—Me conoce mucha más gente. Creo que soy bastante parecido a quien fui. Hay un poema de Nazim Hikmet que me representa, lo escribió después de pasar un largo período en prisión: “Pasé como una bala estos diez años de encarcelamiento / pues salvo este mal al hígado / conservo el mismo corazón y el mismo pensamiento”. Claro que eso lo deben ratificar los que me conocen.

—¿Hoy en día el periodismo es activismo?

—En cierta forma sí. Estamos en un mundo donde valores que creímos inamovibles, como democracia, libertad de expresión e igualdad, están en discusión. Y se construyen discursos de odio en base a fake news. Y cinco empresas controlan el setenta por ciento del flujo informativo mundial. Los periodistas, intelectuales y comunicadores en general tienen el enorme desafío de confrontar con la verdad de los hechos a un cúmulo de falacias destinadas a fomentar la desigualdad, el racismo y la discriminación. Varios países del mundo están entronizando a líderes cada vez más mesiánicos y violentos.

—¿En qué nuevos proyectos estas trabajando?

—Estoy escribiendo un libro sobre mi padre. Algo que surgió a partir de un ejercicio en la Maestría de Escritura Creativa que estoy cursando. Acabo de terminar un libro de poemas sobre el río Paraná y mi infancia en Rosario, y estoy con la idea de un nuevo thriller madurando en mi cabeza. Todo mientras trato de mantener a raya la bestia periodística.

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