En este libro se estudia la presencia de la cultura, la vida y la historia de China en la obra lírica de media docena de escritores españoles (Rafael Alberti, Juan Rejano, Carmen Conde, Guillermo Díaz-Plaja, José Corredor-Matheos y Antonio Colinas) que quedaron marcados por su aproximación al país asiático.
En Zenda reproducimos el prólogo de Asombros fugaces: China en seis poetas españoles (Catay), de José María Balcells.
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SEIS POETAS ESPAÑOLES EN TRES CONTEXTOS DE CHINA
En Asombros fugaces: China en seis poetas españoles se reúnen media docena de estudios que versan sobre la presencia de China en seis poetas españoles de distintas generaciones histórico-literarias del pasado siglo, dos de las cuales, la del cincuenta y la del setenta, se adentran en el XXI. Al 27 pertenecen Rafael Alberti, Juan Rejano y Carmen Conde. A la leva del 36 Guillermo Díaz-Plaja, a la nómina del 50 José Corredor-Matheos, y a la de los autores de los años 70 Antonio Colinas. Libro de marcado carácter filológico, se inscribe en el ámbito de la imagología, disciplina que contempla las mentalidades y perspectivas con las que se enfocan y plasman los pueblos y sus gentes, en estas páginas concretamente las distintas sinografías estudiadas.
La experiencia directa de China ha repercutido de modo diferente en esos poetas. A Rafael Alberti los cuatro meses de su estadía en la mitad primera de 1957 le dieron la oportunidad de crear una serie de poemas, la mayoría de gran valor literario, insertos en su libro conjunto con María Teresa León, autora de los interesantísimos textos en prosa de la obra, publicada en 1958 en Buenos Aires con el título de Sonríe China. Ambos fueron testigos del planteamiento político maoísta de arbitrar un plan estratégico a fin de poner al descubierto a aquellos poetas y artistas que se apartaban de las consignas revolucionarias emanadas desde el poder. Al gaditano le comportó asimismo el viaje abrir una nueva modalidad en su faceta como artista plástico.
Como en el caso de los Alberti, además de su testimonio personal de los cambios estructurales e ideológicos que se iban produciendo en China en todos los órdenes de cosas, también son dignos de gran estima los textos poéticos que la visita al país inspiraría al cordobés Juan Rejano, quien se trasladó allí en calidad de miembro del Comité Central del Partido Comunista de España, permaneciendo en China los primeros treinta días del otoño de 1959. Sus composiciones no fueron publicadas en libro en los años inmediatos a su visita, de la que también se conserva un diario en prosa, sino que se editaron póstumamente en la forma inconclusa en que las dejó.
Un deseo de curiosidad y fascinación cultural pudo emparejar a Carmen Conde y a Guillermo Díaz-Plaja para realizar sus respectivos viajes a China en 1976. La obra Hermosos días en China, de la escritora cartagenera, escrita ese año, pero no dada a la estampa hasta una década después, supuso la primera contribución lírica inspirada enteramente en China que debemos a una poeta española, añadiendo una cota más a esos aportes pioneros tan habituales en la escritora. En más de un texto poético de ese libro se atestigua la encrucijada en la que se encontraba el pueblo chino bajo las directrices adoptadas por Hua Guofeng después del tan traumático período de la Revolución cultural y del fallecimiento de Mao Zedong, cuya figura y significación política es muy respetada por la poeta murciana, al igual que lo iba a ser por el poeta barcelonés, quien además también dejó sentir su aprecio al carismático líder como poeta. El viaje a China le ocasionó a Díaz-Plaja la elaboración de una obra híbrida, China en su laberinto, aparecida en 1979, donde se vertebran las facetas de libro de viajes, páginas ensayísticas, así como de manojos de creaciones líricas, amén de incorporar distintos textos poéticos del subgénero literario “a la manera de” a partir de los asuntos y rasgos característicos de algunos poetas clásicos del país.
El poeta manchego José Corredor-Matheos y el leonés Antonio Colinas visitaron China cuando ya no era extraordinario viajar a ese país asiático. Lo hicieron a vueltas de invitaciones académicas y/ o congresuales. Conocer China implicó para el primero entrar en contacto con una cultura milenaria en cuyas filosofías esenciales se había adentrado desde mediados de los años cincuenta del pasado siglo, y cuyas perspectivas asimiladas a partir del zen irían empapando su obra poética desde que creó las composiciones de su libro Carta a Li-Po, publicado en 1975. En los versos del autor no se percibe testimonio histórico alguno de China, pues su mirada poética desde finales de los sesenta fue contraria a esta clase de alusiones.
Influido por el sincretismo filosófico chino desde su libro de 1982 Noche más allá de la noche, los dos mencionados viajes a China de Antonio Colinas contribuyeron a perfilar de modo más hondo su lectura simbólica de la realidad, y dejarían en sus conjuntos una huella que se ha subsumido en el hondón de su lírica, contribuyendo a singularizarla de manera decisiva en el amplio mosaico de la poesía española e hispánica contemporánea. Su conocimiento directo y profundo del país asiático, reflejado en su libro de 2005 La simiente enterrada, ha propiciado que en algunos momentos relevantes de su obra lírica se transluzca una proclividad a sus filosofías tradicionales en cuyo resurgir confía como esperanza de un futuro armónico para los seres humanos, siendo su mirada al propio tiempo renuente y contraria a una suerte de espuria mística ideológica que las veta o arrincona.
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Autor: José María Balcells. Título: Asombros fugaces: China en seis poetas españoles. Editorial: Ediciones Catay, Taichung (Taiwán). Venta: Amazon.


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