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Andréi Kurkov: «No se puede responder a la violencia con tolerancia»

Andréi Kurkov: «No se puede responder a la violencia con tolerancia»

Foto de portada: Pako Mera / Opale / Bridgeman Images. Alfaguara.

«No se puede responder a la violencia con tolerancia, aunque todos tenemos derecho a defender nuestras opiniones», asegura el escritor ucraniano Andréi Kurkov, que considera que cuando acabe la guerra el propósito de la cultura debe ser apoyar la paz y no permitir que el conflicto perdure en la sociedad.

Kurkov (San Petersburgo, 1961), autor de 19 novelas y considerado uno de los escritores más famosos en Ucrania, acaba de publicar en español Abejas grises (Alfaguara), la odisea de un apicultor entre dos bandos de la guerra ambientada en el Donbás en 2014, en la llamada «zona gris» del este del país, la tierra de nadie disputada entre ucranianos y prorrusos.

En un pequeño pueblo de esa zona solo quedan dos residentes: Serguéi, retirado y convertido en apicultor, y Pashka, amigo y rival suyo desde sus días de escuela y simpatizante prorruso. Sin electricidad, con poca comida y con la constante amenaza de los bombardeos, a la llegada de la primavera, tendrá que alejar a sus abejas para que puedan recolectar su polen en paz, una misión que lo llevará a conocer a combatientes y civiles de ambos lados de la línea de batalla.

Para Kurkov se trata de un tema universal: «Uno no necesita una guerra para que dos amigos, dos vecinos discutan. Hay que aprender a convivir aunque no nos guste lo que piensen los demás», dice. Su novela «podría ser una especie de curso universitario sobre tolerancia y psicología», aunque sostiene que, por supuesto, hay límites a la tolerancia.

«Uno no puede responder a la violencia con tolerancia, no funcionan así las cosas; pero hay que comprender que todos y cada uno de nosotros somos distintos y todos tenemos derecho a tener y a defender nuestras opiniones. Y si esa opinión no interfiere con tu libertad, hay que tolerarla», señala en una entrevista con Efe.

Kurkov recuerda cómo fue testigo, cuando estuvo en el frente hasta la frontera con Rusia en 2015, de cómo la gente se acostumbraba a la guerra.

Aprendieron a diferenciar si las explosiones eran peligrosas o soportables, señala el autor, que explica cómo le sorprendió ver que los niños también sabían distinguirlas: «Era como algo normal, pero no es lo normal».

«Ayer hablé por teléfono con mi editor en Jarkov, una ciudad que bombardean todos los días y todas las noches, y tras la contraofensiva ucraniana ayer las estaciones eléctricas habían sido bombardeadas y estaban sin agua ni electricidad. Pero no se fijaba y decía, ya lo repararán. Se está convirtiendo en algo que forma parte de la vida cotidiana», explica el escritor, que destaca cómo la gente está regresando porque están «cansados de ser refugiados» en el extranjero.

No sabe si dos personajes como sus protagonistas volverían a ser amigos tras la guerra que se vive actualmente en el país: «Lo más peligroso, lo que suele ocurrir es que si hay distintos puntos de vista en una familia es la familia la que se rompe, los hijos se alejan de los padres si éstos son prorrusos».

«Es difícil de predecir porque está habiendo tanto derramamiento de sangre y gente cayendo en la guerra que es difícil que haya amigos así que vuelvan a serlo después de la guerra porque habrá mucha gente que se vea rodeada por enemigos».

El autor señala que cuando comenzó a escribir esta novela en 2014 estaba muy claro que habría una escalada porque Putin no estaba en absoluto contento con la situación. Cuando escribí la novela no pensé en el futuro, era como un momento congelado en el Donbás. Una zona gris que era un territorio congelado sin ningún control.

Las «zonas grises» ya no existen y ahora todos se «escuchan los unos a los otros»: ha habido escándalos con escritores porque algunos piensan que los autores ucranianos se tendrían que reunir con los escritores rusos «anti Putin», pero la política es que no tiene que haber ninguna conversación ni contacto. Ahora, un escritor ruso se convierte en enemigo de la gente, del pueblo, y se le odia tanto que se convierte en una figura muy frágil, dice Kurkov.

El próximo 3 de noviembre se publicará también en España, en el sello Debate, la obra Diario de una invasión de Kurkov. Se trata de una crónica sobre la invasión y guerra en Ucrania, la narración del conflicto a modo de diario personal y de crónica histórica y política.

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