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Carla Guelfenbein: “El amor está en el centro de las vidas de las mujeres de mi novela”

Carla Guelfenbein: “El amor está en el centro de las vidas de las mujeres de mi novela”

La escritora chilena acaba de publicar su nueva obra, La estación de las mujeres, en la misma editorial en la que recibiera en 2015 el Premio Alfaguara. Las mujeres de esta novela son “invisibles” a los ojos de los demás, aunque ocurre algo en sus vidas que las hace “aparecer”. Una novela sobre la pasión, las malas decisiones y la huella que dejan las relaciones en el tiempo.

Zenda ha mantenido con la autora la siguiente conversación vía mail. 

—¿Qué papel juegan las obsesiones en su novela?

"En la novela exploro los límites entre obsesión y pasión"

—Es interesante que lo mencione. En la novela exploro los límites entre obsesión y pasión. La obsesión entendida como una enfermedad y la pasión como la fuerza motora de la vida. Porque lo cierto es que estos límites cambian cuando se refieren a una mujer. De hecho, hasta hoy, entrados en el siglo XXI, las mujeres son muchas veces catalogadas como locas cuando presentan  una vida sexual que no se ajusta a los patrones de la mujer retraída y etérea. Incluso, cualquier expresión que se salga de este canon, como la ira, la vehemencia, la ambición, el protagonismo, y por supuesto la pasión, pueden aún ser catalogados como patológicos o al menos inapropiados. ¿Está loca Elizabeth cuando aguarda cada tarde en la penumbra de un cuarto a un hombre casado para hacerle el amor? ¿Está loca Gabriela Mistral cuando expresa sin tapujos su necesidad del cuerpo de Doris Dana? Aquellas son algunas de las preguntas que se plantean en La estación de las mujeres.

—Uno de sus personajes espera, de una manera obsesiva, el adulterio de su marido. ¿Por qué (o por quién) merece la pena esperar, en opinión de Carla Guelfenbein?

—“Esperar es desaparecer”, dice Margarita, el personaje que, sentada en una banqueta frente a Barnard College, aguarda ver a su marido con una chica del brazo A lo que se refiere esta frase, es a una forma particular de espera. Aquella que te inmoviliza, que te coarta, que se transforma en una prisión. Se refiere a esa espera de la que habla Jane Austen, de las mujeres que aguardan anhelantes a que el “otro” ponga en marcha su vida, porque no les han sido otorgados los derechos ni las oportunidades para hacerla andar por sí mismas. Pero claro, si hablamos de “esperar”, hay cientos de personas y momentos a los que vale la pena aguardar todo el tiempo que sea necesario. Como por ejemplo, los nueve meses de la gestación de un niño o el tiempo que demora un buen plato en cocinarse.

—Una de las protagonistas, Anne, desaparece de la noche a la mañana motivada por las lecciones que aprendió en un libro (Cómo desaparecer en América sin dejar rastro), ¿qué cree que mueve al ser humano a dejar todo atrás y empezar de cero?

"La idea de que Anne desapareciera surgió cuando en una librería de NY encontré un peculiar librito azul que llevaba ese nombre"

—Es algo que me intriga mucho. De hecho, la idea de que Anne desapareciera surgió cuando en una librería de NY encontré un peculiar librito azul que llevaba ese nombre. Me intrigó y fascinó. El libro no se explaya en las razones por las cuales alguien decide huir. Pero como dice uno de los personajes de la novela:  “No es difícil de imaginar. Abuso, miseria, calumnia, deshonor, decepción, enfermedad, hambre, soledad, violencia, miedo, hacinamiento, bancarrota, traición, burla, rabia, derrota, también esperanza, ansias de libertad y de aparecer en un lugar distinto siendo otro”.

—Su novela presenta una estructura fragmentada, cada capítulo se centra en la historia de una de las protagonistas de la obra, y poco a poco va desvelando cómo esas historias se cruzan. ¿Por qué construyó así esta novela?

—Una novela es de alguna forma su construcción. Y esta surge desde el interior mismo de lo que estás escribiendo. No es algo que puedas imponerle a una historia. Los cinco personajes de La estación de las mujeres se rozan, se interpelan, se complementan, en un diálogo que subyace en el texto mismo y que surge del corazón de la estructura.

—¿Por qué Gabriela Mistral es un personaje de su novela? ¿Qué papel desempeña en la trama?

—Todas las mujeres de la novela viven o vivieron en Nueva York, en el radio de la Universidad de Columbia y Barnard College. Por eso me impresionó descubrir que Doris Dana vio por primera vez a Gabriela Mistral en una conferencia que la poeta fue a dar a Barnard College en 1946. Ese encuentro daría inicio a un amor pasional que está plasmado en las cartas que Gabriela le envió a Doris, y que se volvieron parte esencial de La estación de las mujeres. Hay en esas cartas unas ansias de vivir que de alguna forma atraviesan a todos los personajes de la novela.

—¿Es la primavera la estación de las mujeres como dice el personaje de Juliana?

—No, en absoluto. Es una total y absoluta ironía. Juliana cuenta que era su abuela quien solía decir eso, y que de hecho, odiaba la primavera porque las flores le daban alergia.

—En cierto modo La estación de las mujeres es una novela de huidas. ¿De qué escapan las mujeres que viven entre las páginas de esta obra?

—Es verdad que, de cierta forma, es una novela de huidas. Pero la huída no como una acción desesperada, si no como una salida hacia el interior del ser.

—¿Escribir es una forma de explorar? ¿Por qué o para qué escribir?

"Una idea adquiere existencia en su verbalización"

—Sí, sin duda es una forma de explorar. Y lo que me atrae de este proceso, es que nunca es definitivo. Una idea adquiere existencia en su verbalización, (y por ende en su escritura) pero este proceso tiene su lado de luz y su lado de sombra. Al apresar la idea en un texto, derrochas y pierdes todas aquellas otras posibilidades que quedaron suspendidas en la mente y luego se desvanecieron. Siempre me gustó una imagen de Carmen Martin Gaite en Nubosidad Variable: la de un profesor que atrapa palabras como un coleccionista caza mariposas. Las que quedaron dentro de la red son las que después pudiste mirar, estudiar y guardar dentro de tu insectario.  Pero, ¿y las demás, las que se salvaron, adónde fueron a parar? En suma, hay que seguir buscando.

—¿Qué escritores le inspiran? ¿Quiénes han sido y son sus referentes literarios?

—Siempre he dicho que en materia de referentes literarios pertenezco a la categoría de “infiel”. Me enamoro perdidamente de un(a) autor(a) y me sumerjo en su obra como en un nuevo amor. Aunque hay ciertas constantes, ciertos “grandes” que no olvido, como Carmen Martin Gaite, vuestra escritora, cuya prosa me inspiró en mis primeros pasos y a quien le debo la confianza para aventurarme a escribir. O Tolstoi, a quien vuelvo una y otra vez en busca de la sensatez en la escritura, o Clarice Lispector, que releo siempre, porque me ayuda a buscar ese territorio donde las palabras coliden y se entrelazan produciendo infinitos significados, (sitio que Clarice parecía habitar)  y al cual el resto de los mortales solo tenemos acceso en escasas ocasiones.

—Las mujeres de su novela rememoran y perviven por medio de cartas y diarios. ¿Qué rol cumple la palabra escrita en estas historias?

"La estación de las mujeres es una suerte de collage donde confluyen materiales de diferentes naturalezas y fuentes"

La estación de las mujeres es una suerte de collage donde confluyen materiales de diferentes naturalezas y fuentes. Están los textos de Jenny Holzer —la extraordinaria artista estadounidense—que encontré en una banqueta frente al Barnard College; están los extractos de las cartas de amor que Gabriela Mistral le enviaba a Doris Dana; además de canciones, poemas, que van creando una cadencia y un lazo entre los personajes. Es tal la naturaleza de collage de la novela, que en conjunto con la escritura hice una serie de 40 collages de imágenes, que pronto serán publicadas en la forma de un libro de artista.

—¿Qué está escribiendo ahora? ¿Podría adelantarnos proyectos futuros?

—Acabo de terminar una nouvelle, comisionada por la Universidad de Columbia, que también se deriva de ese viaje a NY, viaje que después dio origen a un segundo y a un tercero. En esta nouvelle, una mujer joven recibe el anuncio que su madre, una connotada actriz y profesora de teatro en Columbia ha desaparecido, y decide viajar a NY a buscarla. El punto de partida de los capítulos son fotografías que yo misma tomé en los alrededores de la universidad, en su mayoría, grafitis que encontré en los baños de cafés y restaurantes del barrio.

Estableció el escritor Javier Marías una diferenciación entre dos tipos de escritores: brújula y mapa. Brújula son escritores que tienen claro el inicio y el fin de su trama pero todo lo que ocurre en medio surge al tiempo que escriben. Los escritores mapa definen cada punto de su viaje por la trama de su novela y planifican capítulos y escenas al detalle antes de comenzar a escribir. ¿Qué tipo de escritora es Carla Guelfenbein?

—Yo creo que como escritora soy aún menos que “brújula”.  Lo que requiero para comenzar, es un personaje. Un personaje que me apasione, que me inquiete, que me produzca una curiosidad imperiosa. A veces son meses antes de que ese personaje esté preparado para hacerse palabra. Necesito conocerlo, y sobre todo ser capaz de sentir muy profundamente la emoción que lo embarga. Sin ese conocimiento y emoción soy incapaz de empezar. Pero qué ocurrirá con ese personaje, y cuál será el desenlace de la historia que surja, me son absolutamente desconocidos.

—En 2015 ganó el Premio Alfaguara con la novela Contigo en la distancia. ¿Cómo ha crecido como escritora desde entonces?

"Recibir un galardón como el premio Alfaguara me otorgó una libertad que antes no tenía"

—Ganar el premio Alfaguara fue un gigantesco honor y un regalo. Honor de poder sumarme a una lista de autores magnífica, y un regalo, por todas las oportunidades que me brindó. Pero hay algo más, un ingrediente con el que no contaba, y que quizás es el más sabroso. Recibir un galardón como el premio Alfaguara me otorgó una libertad que antes no tenía. No frente al mundo, sino que frente a mí misma. Y creo que La estación de las mujeres es un reflejo de ello.

—¿Qué papel tiene el amor en esta novela?

—El amor está en el centro de las vidas de cada una de estas cinco mujeres. Pero el amor entendido como algo mucho más amplio que la relación con un “otro”. El amor como una fuerza que en la atracción y la repulsión que ejerce sobre nosotros, nos mueve en direcciones inesperadas.

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