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Carlos Gardel, el mito

Carlos Gardel, el mito

Para conmemorar el nacimiento de Carlos Gardel (11 de diciembre de 1890) se celebra el Día Internacional del Tango, que ya ha traspasado el concepto musical para convertirse en un fenómeno artístico y cultural que ha sido declarado Patrimonio de la Humanidad.

La primera vez que Manuel Guerrero Cabrera escuchó a Carlos Gardel fue a finales de los 90, desde entonces es gardeliano, y el tango le ha acompañado en su vida y en su obra literaria, a la que ha dedicado años de estudio e investigación, dando interesantes frutos en forma de libros como son Tango: Bailando con la literatura o Al compás literario del tango. Recientemente ha publicado Carlos Gardel en España, en donde se dan a conocer jugosas anécdotas del cantor durante los viajes que realizó a España (entre 1923 y 1933).

Por ejemplo, el lector podrá disfrutar del encuentro de Gardel con Lorca:

“El escritor César Tiempo recordaría en Clarín (1-7-1973) que a Lorca y a Gardel los presentó en el recibidor del teatro Smart, en Corrientes y Libertad, en octubre de 1933. Gardel los invitó a su casa y allí les cantó «Caminito», «Claveles mendocinos» y «Mis flores negras», entre otros temas.”

O con Rafael Alberti y Manuel Bartolomé Cossío:

“Fue Samitier quien hizo que Gardel, Cossío y Alberti se conocieran. Los tres viajaron a Palencia tras el partido y, probablemente, a la casa de Cossío en Tudanca. Meses después de ese viaje, Gardel escribió una postal a Alberti desde Buenos Aires, en la que aludía, en broma, a Cojoncio Pérez, uno de los divertidos nombres de los propietarios de las tiendas que encontraron en Palencia.”

Es un libro que desvela la familiaridad de Gardel con personajes tan significativos de la época como Isabel Llorach, Santiago Rusiñol, José Samitier, Ortega y Gasset, Jacinto Benavente, Pastora Imperio, Rafael Alberti, María Guerrero, Ramper, Alady…

Carlos Gardel, el creador del tango, el inigualable cantor, el Zorzal, el Mudo, el Mago, la sonrisa inmortal, la voz eterna. ¡Qué voz…! La misma de «Mano a mano», «Tomo y obligo», «Volver» y «Mi Buenos Aires querido». Carlos Gardel, el mito, estuvo en España en varias ocasiones sobre los escenarios de Madrid, Barcelona y otras ciudades que lo admiraron. Carlos Gardel en España (I Premio Internacional Cuadernos del Laberinto de Historia, Biografía y Memorias, 2020) traza el recorrido del cantor por tierras españolas, aportando información inédita y novedosa hasta el momento, como una actuación anunciada en Zamora y una fiesta en el Hotel Ritz de Madrid en 1926, y plantea la importancia de las relaciones que estableció con otros artistas y con personalidades de la sociedad española y, fundamentalmente, catalana.

Abrimos Carlos Gardel en España y el cantor está desembarcando en Vigo en 1923. Este es el punto de partida de una serie de viajes a España que hará a lo largo de diez años. ¿Cómo ha presentado los distintos recorridos por el país?

"Gardel coincidió con nombres tan conocidos de la cultura española como Valle-Inclán o María Guerrero"

—He dividido en cinco capítulos los distintos viajes de Carlos Gardel a España. En cada uno he querido trazar un itinerario, tanto para localizar los escenarios en los que actuó o los lugares en los que se encontraba como para señalar con qué artistas coincidió o qué amistades tuvo. Así, el primer capítulo, al que hace referencia en la pregunta, corresponde al primer viaje, que sucedió en 1923 y, en efecto, llegó a Vigo con el fin de actuar en Madrid, con su compañero de dúo, José Razzano, y sus guitarristas, en el fin de fiesta de la compañía Rivera – De Rosas; viaje en el que se reencontró con Jacinto Benavente y coincidió con nombres tan conocidos de la cultura española como Valle-Inclán o María Guerrero. El segundo capítulo se dedica al siguiente viaje de Gardel, en 1925 y 1926, solo, sin su compañero de dúo, que comenzará en Barcelona, donde obtendrá un gran éxito y el reconocimiento de la alta burguesía y de artistas catalanes, como Isabel Llorach y Santiago Rusiñol, por citar los más destacados; luego, tras una actuación en Tarrasa, continuó triunfando en Madrid, compartiendo cartel con Celia Gámez; después, Vitoria y, anunciado, Zamora. El tercer capítulo corresponde al tercer viaje, 1927-1928, que fue el más interesante e intenso, sobre todo por su amistad con Samitier y su relación con el Fútbol Club Barcelona, lo que ya nos da idea del tiempo que vivió en Barcelona, por decirlo resumidamente; también lo es porque actuó en varias ciudades del norte de España y visitó otras, como Zaragoza el 12 de marzo de 1928, o la conocida anécdota de la final del Campeonato de España entre la Real Sociedad y el Barcelona en Santander el 20 de mayo, cuando conocería a José María de Cossío y a Rafael Alberti. Este tercer viaje es fascinante, lo que hace difícil resumirlo. En el cuarto capítulo, el Morocho desembarca en Barcelona en septiembre de 1928 para dirigirse inmediatamente a Francia, a triunfar en París, de donde regresaría en abril de 1929 para actuar en la capital catalana y luego en Madrid el mes siguiente. El quinto capítulo de esta parte dedicada a las visitas o viajes de Gardel se sitúa entre 1931 y 1933, años en los que pasó por Barcelona en varias ocasiones por distintos motivos.

Una muestra de lo exhaustivo de su búsqueda es que usted ha encontrado información sobre actuaciones del cantor que se desconocían, como la de Zamora. Háblenos de estos descubrimientos.

"El descubrimiento más relevante quizá sea la actuación que se anuncia en Zamora para el 20 de febrero de 1926"

—Yo mismo me he sorprendido de encontrar información que no se recogía en los distintos libros que han estudiado o han trazado la biografía de Carlitos Gardel. Probablemente, el descubrimiento más relevante sea la actuación que se anuncia en Zamora para el 20 de febrero de 1926. El Heraldo de Zamora adelantaba la noticia el 17 de dicho mes, a celebrarse con motivo de las Fiestas de Botijeros de la ciudad, por lo que estaba previsto que actuara del 20 al 22. El mismo día 20 se anuncia que Gardel va a actuar en el Teatro Principal de Zamora, pero posteriormente a esta fecha no he encontrado ninguna referencia en la prensa zamorana sobre su actuación. Otro descubrimiento también ocurre en febrero de 1926: se trata de una actuación en una fiesta íntima de los duques de Santángelo en el Hotel Ritz de Madrid, en los que tuvo que «enfrentarse» en el canto con el cantaor flamenco Centeno, quien, por cierto, ese mismo año lograría la Copa Pavón; en esta fiesta al cantaor le acompañó Ramón Montoya, uno de los guitarristas más importantes del flamenco (Gardel contó con José Ricardo, su guitarrista); en Carlos Gardel en España recojo un listado de los asistentes, todos relacionados con la alta sociedad española, con vínculos con el dictador Miguel Primo de Rivera, incluidos sus hijos mayores, e incluso con la Corona. Otros datos que habrían de considerarse novedosos son las ciudades que Gardel visita acompañando al Fútbol Club Barcelona en marzo y abril de 1928, o alguna que otra visita a Barcelona no registrada en ninguna biografía.

De todas las ciudades españolas, es conocido que le gustaba Barcelona.

—Así es. Actuó por primera vez en ella en noviembre de 1925. Allí tuvo la «ayuda» de Isabel Llorach, una de las mujeres más influyentes y activas por la cultura que ha tenido Cataluña, cuya relación con Gardel y otros artistas ha tratado Javier Baladía, y la de Barcelona con el tango lo ha estudiado muy bien Xavier Febrés. El Zorzal aprovechó la oportunidad que le brindó Llorach y consiguió la admiración de la alta sociedad barcelonesa, también de los artistas, como anteriormente mencioné, pues asiste a la cena de homenaje que se le dará a Santiago Rusiñol ese mismo año. En 1927 volvería, y en esta ocasión, aunque también tuvo el apoyo de Llorach, fue determinante la buena y grandísima amistad que tuvo con Samitier, uno de los mejores jugadores que ha tenido el Barcelona, para que realmente Gardel disfrutara de la vida de la ciudad condal. La última vez que visitó Barcelona, en noviembre de 1933, lo hizo por si se encontraba con su amigo, que en ese momento era jugador del Madrid.

Precisamente, uno de los aspectos más llamativos del libro es que elabora una estupenda relación de españoles que desde distintos ámbitos (espectáculo, literatura, deporte, cine, alta sociedad…) tuvieron trato con Gardel. Es apasionante leer que conoció a Jacinto Benavente, García Lorca, Pastora Imperio, Sánchez Mejías…

"Tuvo contacto con personalidades muy importantes de los años 20 y 30, en Europa y al otro lado del Atlántico"

—Ese fue uno de los propósitos que me fijé con este libro. Centrándome solamente en españoles, quería trazar qué artistas conocidos y no tan conocidos, qué personas o nombres célebres y menos célebres, habían tratado con Gardel. Por supuesto, tuvo contacto con personalidades muy importantes de los años 20 y 30, en Europa y al otro lado del Atlántico. Un buen ejemplo es el mundo del cine: en Joinville (Francia) conoció a Florián Rey, que no necesita presentación, o a Matilde Artero, que fue actriz en más de sesenta películas, por citar dos nombres; y en Nueva York (Estados Unidos), además de Rosita Moreno, que se la recuerda por ser la protagonista femenina de El día que me quieras y Tango Bar, trabajó con José Nieto, un actor murciano que llegó a participar en películas como Rey de reyes o Doctor Zhivago… y con muchos otros. También relacionado con el cine me gustaría recordar que el último secretario de Gardel fue el catalán Josep Plaja, quien, además, consiguió sobrevivir al accidente de avión en el que murió Carlitos. Esto mismo que he planteado con el cine he tratado de hacerlo con el mundo del espectáculo, del fútbol, la literatura… He de decir que me ha sorprendido el alto número de artistas que tuvieron fama en su momento y que posteriormente han caído en el olvido.

Con usted no se puede quedar atrás la literatura. En Carlos Gardel en España hay un apartado dedicado a las novelas que tuvieron al cantor como protagonista en los años 30. Está claro que con su muerte se transformó en mito, ¿verdad?

—La muerte de Gardel fue una de las noticias más comentadas del verano de 1935. No solamente por lo impactante del accidente, sino también porque moría en el momento más alto de popularidad. Al poco de su muerte se publica la primera novela biográfica sobre él, que firma Manuel Álvarez Portal, en julio de 1935; en ella hay mucha ficción, pero ofrece las claves por las que Carlitos se convirtió en mito: un niño francés en Argentina, con pocos recursos, que, gracias a su voz y a estudiar canto, consigue la gloria, y le llega la muerte de manera trágica. Ese mismo año aparece La novela de Carlos Gardel, que firma Alfonso de Castilla, pseudónimo de Alfonso Jofre de Villegas (autor de la letra de «Al Uruguay» o «La morena de mi copla», entre otros muchos temas) y durante la Guerra Civil, en el lado republicano, Carlos Gardel: El ídolo roto de Manuel P. de Somacarrera, que es muy interesante porque se publica en plena contienda desde una publicación dirigida por miembros de la CNT y porque su autor está vinculado al cine y nos ofrece cómo los españoles veían al Gardel actor. También hago una reseña de un libro sobre el Zorzal de Josep María Lladó, uno de los periodistas más comprometidos e importantes de Cataluña, publicado ya en los años 50.

Carlos Gardel en España es el tercer libro que dedica al tango. ¿Qué diferencia este de Gardel de los anteriores?

"Mi noche triste se considera el inicio del tango-canción, el estilo de tango que creó e interpretó Carlos Gardel"

—Los otros dos libros se titulan Tango: Bailando con la literatura (2009) y Al compás literario del tango (2017). Ambos contienen ensayos y artículos sobre la influencia de la literatura en las letras y en los autores de tango, como el Modernismo y Rubén Darío en los tangos de Enrique Cadícamo, como «La novia ausente» o «Por la vuelta»; de las metáforas originales, y tan sorprendentes, de Homero Expósito («tu forma de partir / nos dio la sensación / de un arco de violín / clavado en un gorrión» o aquella maravilla sinestésica de «trenzas de color de mate amargo»); de otros, como Discépolo o Manzi, o de letras en las que indudablemente hallas versos de otros poemas («Puedo escribir los versos más lunfas esta noche» o «No es cielo ni es azul»). Por supuesto, también Gardel estuvo presente en estos libros, en Tango: Bailando con la literatura expuse que «El día que me quieras», cuya letra es de Alfredo Le Pera, se inspira en el poema homónimo de Amado Nervo; mayor atención tuvo en Al compás literario del tango cuando analizo «Mi noche triste, que se considera el inicio del tango-canción, el estilo de tango que creó e interpretó Carlos Gardel.

Así que en el tango hay poesía, y la poesía de Manuel Guerrero ¿está influida por el tango?

—Sé que sí, aunque nunca me he detenido a considerar cuánto. Algunos poemas llevan alguna cita de algún verso de tango y siempre he admirado las técnicas para la metáfora de Homero Expósito. En El desnudo y la tormenta, Loco afán y El fuego que no se extingue hay algún poema basado en tangos, como uno que recrea el tango «Sur», de Manzi o unos haikus sobre»volver» y «La novia ausente». En Las salinas del aliento diría que el tango es un elemento esencial, ya que es un libro sobre el nacimiento de mi hija, que se llama Malena: «Guárdame en la marítima amplitud de tus ojos / hasta que me disuelva en la sal del recuerdo». En La ciencia de estar contigo y El mismo mito, la otra voz, creo que el tango está presente mediante sugerencias o ecos. Fuera de estos poemarios, recuerdo que he escrito algunos poemas dedicados a Carlos Gardel. Uno lo requirieron para una exposición sobre cine, sobre la película Sus ojos se cerraron, de Jaime Chávarri, en el que aludo a distintos versos de los tangos que interpretó: «(Soy) melodía con la que se me piantan / lágrimas como besos, y el dolor de no ser». 

Hemos de mencionar que tanto tu poesía como tus estudios sobre tango han recibido premios literarios este año, ¿no es así?

"El periodista Santiago Aguilar Oliver contará que el propio Gardel le confesó que era francés"

—En efecto, en abril, por el Día del Libro, el poemario El mismo mito, la otra voz obtuvo el Premio de Poesía María Teresa Espasa, y en agosto Carlos Gardel en España consiguió el Premio Cuadernos del Laberinto de Historia, Biografía y Memorias. Es curioso que ambos libros tratan sobre mitos, el de poesía sobre los clásicos (Pandora, Europa, Medusa…) para darle voz a estos, y otros, personajes femeninos como si se expresaran por sí mismos; y el de Gardel es un mito del siglo XX, en el sentido de que se le tuvo y se le tiene una extraordinaria admiración. Puedo decir que en la situación tan triste que vivimos por culpa de la pandemia han sido un golpe de ilusión, un empujón para continuar con la literatura.

Volvamos a Gardel. Sé que quiere evitar la pregunta de si nació en Francia o en Uruguay, pero sí le voy a pedir que nos indique si en Carlos Gardel en España habla sobre ello. 

—Sobre esta cuestión de si nació en Toulouse, Francia, o en Tacuarembó, Uruguay, no lo trato de manera expresa. Sin embargo, otro de los hallazgos que he tenido al buscar en la prensa española de la época es que aquí publicamos en 1929 que Gardel había nacido en Toulouse; fue Joan Tomás, con el seudónimo de Pere L’Espelt, en el semanario catalán Mirador. Es cierto que en Argentina, en Crítica, en 1927, se preguntan si el Morocho es «gabacho», pero será en Mirador cuando se publique de manera tan clara. Tomás escribe exactamente: «Carlitos Gardel és francés, nascut a Toulouse». Y es que el propio cantor daba respuestas poco precisas en sus declaraciones al respecto, y la prensa y las revistas españolas lo tenían por nacido en Buenos Aires o en Montevideo; por eso, llamó mucho la atención que, entre los restos del accidente, se descubriera que en su pasaporte señalara Tacuarembó como lugar de origen, aunque desde el mismo día de su muerte la prensa argentina afirmaba que era francés. En España, con fecha de 25 de junio, pero publicado unos días más tarde, el periodista Santiago Aguilar Oliver contará que el propio Gardel le confesó que era francés.

Por último, y no menos importante, Gardel es tango y el tango es música. ¿Cuáles fueron los temas interpretados por él que más se escucharon en aquella España que visitó?

—»Entra no más» y «Buenos Aires» en 1926, en su segundo viaje; «Caminito» en 1928, en el tercer viaje; pero, sobre todos ellos, «Tomo y obligo», con motivo de interpretarlo en la película Luces de Buenos Aires, ya en los años 30, pues al propio Gardel le contaron que el visionado de la película se interrumpió por el enorme aplauso que arrancó después de cantarla. En Carlos Gardel en España aporto una selección de temas interpretados por él que, según él mismo manifestó en entrevistas o la prensa de la época lo refería, habían gustado al público español, además de los tangos compuestos por españoles que grabó, por ejemplo «La gloria del águila», de Martín Montserrat Guillemat y Enrique Nieto de Molina, o «Dolor», de Díaz Cepeda y Pérez Moris.

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