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Con conocimiento de causa

Con conocimiento de causa

Josefina Carabias nació en 1908 en Arenas de San Pedro (Ávila) y, decidida, imparable, consiguió estudiar (a escondidas de sus padres), mudarse a Madrid e ir a la Universidad. Ya en la capital, justo antes de la proclamación de la República, frecuentando el Ateneo, conoció a Azaña. Le siguió viendo y tratando durante los intensos años posteriores, sin revelar nunca sus secretos a pesar de que ella, que nunca pensó dedicarse al periodismo, acabó trabajando en prensa gracias a su innata capacidad para escuchar y contar.

"El retrato que hace Josefina Carabias de Azaña es también el retrato de un Madrid ilusionado y algo titubeante, de una sociedad con ganas"

Casi medio siglo más tarde, pasada la guerra, el exilio y hasta el inicio de la transición, Carabias escribió este libro cargado de ritmo, sencillez y ternura para reivindicar a ese don Manuel a quien conoció tanto y solo entrevistó una vez, ese señor inteligente y sereno que se encontró en el centro de la historia con mayúsculas, queriendo hacer bien las cosas.

El retrato que hace Josefina Carabias de Azaña es también el retrato de un Madrid ilusionado y algo titubeante, de una sociedad con ganas y de una burguesía intelectual que juega a la política y al cambio, cargada de esperanzas. Un Madrid por el que pasea Valle Inclán y, cada vez que aparece, devora el show con sus maravillosas ocurrencias; un Madrid, por otro lado, que pierde la guerra y perderá la paz.

"Tuvo mala suerte Azaña; tuvo mala suerte este país, pero es un alivio y un lujo leer esta crónica"

Carabias intenta ser objetiva con Azaña, con su amigo don Manuel: “Creo que le faltaban muchas cualidades y también muchos defectos para ser un político completo. Empezando por la suerte…”. Tuvo mala suerte Azaña; tuvo mala suerte este país, pero es un alivio y un lujo leer esta crónica, llena de cariño, ilusión y buen humor (sin la mala baba, con perdón, a la que estamos tan tristemente acostumbrados).

Ya dijo Azaña que no quería líos ni después de muerto (“que me dejen donde caiga”), pero advierte Carabias que seguíamos, seguimos, con esa manía de zarandear a los muertos. Por eso es tan sano y tan recomendable este antídoto en forma de buena literatura.

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Autor: Josefina Carabias. Título: Azaña: Los que le llamábamos don Manuel. Editorial: Seix Barral. Venta: Todostuslibros

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