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Diez años de «desacuerdos de paz» desde la mirada de Juan Gabriel Vásquez

Diez años de «desacuerdos de paz» desde la mirada de Juan Gabriel Vásquez

Juan Gabriel Vásquez ha volcado las columnas que escribió durante dos décadas de un país que negociaba la paz con la guerrilla más grande del mundo en un libro que es «un intento de rastrear una transformación pero también la constatación de lo poco que ha cambiado Colombia» .

Así lo manifestó durante la presentación de Los desacuerdos de paz: Artículos y conversaciones (2012-2022), donde refleja el escepticismo cuando se anunciaron en Oslo las primeras conversaciones entre el gobierno de Juan Manuel Santos y las FARC, la frustración por la desaprobación del acuerdo en el referéndum de 2016 y la terapia que ha supuesto su firma final, así como la degradación actual.

«No sé —y no sabe mi generación— lo que es un país en paz. Son casi cuarenta años de una guerra que ha bajado por momentos a los fondos más infames de la crueldad y la sevicia; ha distorsionado sin remedio la percepción de los colombianos, su idea de lo que se debe y no se debe tolerar en una sociedad», manifiesta en el libro. Así, el escritor pasa de ese escepticismo pesimista a la ilusión por ver que una situación de paz podría ser real, aunque desde una visión realista: «Una de las mentiras más grandes, por supuesto, es que la paz de verdad sea una posibilidad real», escribe.

Ya en las primeras columnas, las de 2012 y 2013 escritas en el diario El Espectador, dejaba claro que cualquier paz no sería posible mientras siguiera el narcotráfico y desigualdad, los dos pilares en los que se sustenta el actual deterioro del conflicto. Y también trae a colación conversaciones con grandes artífices del acuerdo, como el negociador del gobierno, Humberto de la Calle, o el propio Santos, y con artistas como Doris Salcedo, quien ha estudiado el dolor colectivo y la terapia de sanación a través de su vida y sus obras.

«Lo que no puede pasar, cuando las FARC se trasladen a zonas veredales, es que esos vacíos los copen las BACRIM (bandas criminales)», apuntaba De la Calle durante su conversación con Vásquez, publicada justo antes de la firma de paz en El Tiempo. Fue un vaticinio que finalmente se ha cumplido, pues el Gobierno actual no ha sabido llenar los vacíos de la guerra y llegar a los territorios que fueron ocupados por la guerrilla y que han vuelto a tomar disidencias, paramilitares o grupos criminales.

Además de la frustración por esa paz que no ha sido perfecta, las columnas también recorren el mazazo que fue el «no» que ganó en el referéndum de 2016 y que obligó a aprobar el acuerdo con una renegociación exprés a través del Congreso. El referéndum fue el «símbolo de nuestras fracturas, nuestras supersticiones, nuestros resentimientos y nuestros odios», recuerda. «¿Cómo se le explica al mundo que la gente no quiere la paz en el país?», le preguntaba el escritor y también columnista Ricardo Silva durante la presentación, celebrada el martes por la noche en Bogotá, a Vásquez, quien ha tratado de explicarlo a medios internacionales como El País, la Agencia EFE o Le Monde. El colombiano cree que «una buena parte del rechazo a los acuerdos vino de la incapacidad de imaginar», de quienes no supieron verse en un país en paz; «mejor una guerra conocida que una paz por conocer», asegura en el libro. También por las mentiras y los bulos vertidos por el uribismo durante todo el proceso.

Durante la presentación, el ganador del Premio Alfaguara 2011 y del Premio Real Academia Española 2014 aseguró que «una de las cosas que nos faltan son lugares de encuentro, (…) nos falta recordar que esto que llamamos democracia no es un lugar al que se llegue, es el camino (…), el camino constante a la democracia».

El libro, alega, es su forma de hablar a «quienes eran niños cuando empezó» el proceso y de hacer reflexionar en general ya que «como país tenemos una memoria muy corta». «En este país nada es sencillo nunca», manifiesta el autor en el libro, en una proclama manida, pero certeramente aplicable y que se puede constatar en las columnas escritas por Vásquez durante dos décadas.

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