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«El desafortunado», la novela sobre el arquitecto del Holocausto

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«El desafortunado», la novela sobre el arquitecto del Holocausto

El escritor argentino Ariel Magnus se mete en la piel del nazi Adolf Eichmann en El desafortunado, primera novela sobre el que fuera «arquitecto del Holocausto«, dice el autor, que reconstruye sus últimos años en su refugio en Argentina.

La idea del libro, explica Magnus en una entrevista con EFE, surgió charlando con su agente sobre «cómo habría sido la vida de Eichmann en Argentina» y enseguida se le ocurrió contarlo en una novela.

En la investigación leyó todo lo que escribió Eichmann y también muchos libros de ensayo sobre él, «lecturas nada agradables, pero fundamentales para meterse en la piel del personaje y a partir de ahí poder contar la historia desde su perspectiva».

Admite Magnus que parecía imposible poder aportar algo nuevo sobre Eichmann, pero «nadie había escrito una novela con este tema, y la novela hace lo que no puede hacer ningún ensayo, adoptar el punto de vista de Eichmann«.

A partir de ese momento, agrega el autor, todo es nuevo, incluidas las cosas que conocemos de otros libros, ya que «se las mira, y son explicadas, desde la óptica opuesta, aunque los hechos sean los mismos». Otro «giro radical» en el caso narrado es que «la historia heroica escrita por el Mosad se transforma en la historia trágica del secuestrado».

En la novela se describe la comunidad nazi en Argentina, que tenía algunos personajes bastante tenebrosos, con los que Eichmann estaba en relación; y también se muestra cómo Wim Sassen, el agitador holandés, lo va convenciendo de que le dé una entrevista, para que sirva de base para escribir un libro con su visión de la historia.

Esas entrevistas que finalmente concedió Eichmann, curiosamente a pocos metros de la casa en la que nació Magnus, son fundamentales para entender el verdadero pensamiento del dirigente nazi, que no fue el que mostró en Jerusalén.

Después de que a Eichmann se lo intentara explicar desde la historia, el ensayo, la psicología y algunos géneros más, la ficción en su variante «basada en hechos reales» permite el punto de vista atractivo de «meterse en la piel de un criminal» y «aún más si se trata de un criminal ambiguo como Eichmann, que razonó mucho sobre sus crímenes».

Magnus aún va más lejos cuando afirma que esta introspección le permitió algo bastante inédito, «ver el peronismo desde la óptica de un nazi: le molestaba la ambigüedad de Perón al dejar entrar judíos (o digamos que los legalizara luego de prohibirles la entrada), pero al mismo tiempo le fascinaba el fenómeno de masas que significó el peronismo, pero con una mujer bien adelante».

El desafortunado (Seix Barral) arranca, de hecho, el día en que velan a Evita, el mismo en que llegó la mujer de Eichmann con sus hijos a reunirse con él.

El círculo en el que Eichmann se movía soñaba con un cuarto Reich, «incluso gobernado desde el exilio argentino», y esa quimera propició que relajara su discreción y expusiera sus ideas abiertamente.

Como nieto de víctimas del nazismo, Ariel Magnus vio la necesidad de incluir un epílogo situado en la actualidad, en el que revela su historia personal: «Sentí la necesidad de agregarlo para que la historia no se cierre en 1960 y también para alejarme del narrador que había construido para contarla».

Fue también, añade, una forma de limpiar «el aire viciado» de la novela con «la presencia luminosa» del recuerdo de su abuela, cuya deportación a Auschwitz fue decidida en las oficinas de Eichmann. «Él murió a los 56 y ella a los 93 y eso había que festejarlo dentro del libro mismo».

En la novela trasluce el poco arrepentimiento de Eichmann, pero parte del desafío de «humanizar al monstruo» es «entender a ese ser despreciable y así evitarnos el facilismo de considerarlo inhumano».

En el epílogo, Magnus alude al mundo germánico en la Argentina actual y la historia de Eichmann forma parte de una mayor, la de la emigración alemana en Argentina, que «se sigue escribiendo aún hoy a través de hijos y nietos».

Sobre el título, el escritor explica que es «irónico», basado en un libro de Eichmann inédito en castellano, en el que «Eichmann dice que el funcionario puede serlo de un gobierno bueno o de uno malo y que él tuvo la mala suerte de que le tocara uno malo».

«Creo que esa cita condensa perfectamente el cinismo de este personaje y es un buen punto de apoyo para acercarnos a él con el debido asco«, añade.

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