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El penalti más largo del mundo

El penalti más largo del mundo

“¡El fútbol es la competencia! ¡Es nuestro peor enemigo! ¡Peor que las películas, peor que las novelas de la radio!” gritaba Fernando Fernán Gómez, (¿o era José Sacristán?) en El viaje a ninguna parte. Los teatreros sentimos siempre una punzada de envidia al ver, domingo tras domingo, los estadios siempre más llenos que los teatros.

Pero nos queda un consuelo, nadie acude al estadio a ver deporte. Imaginemos un domingo en el que la grada no reconoce a ningún jugador, ni sabe qué equipos están compitiendo. Un partido entre grandes jugadores, que no sabemos quiénes son. Por espectacular que fuera ese encuentro no tendría ninguna emoción. Lo importante no es el deporte, lo importante es el relato: quién perdió contra quien, fue justa o injusta esa derrota, qué jugadores se enfrentaron entre ellos.

Así que, aunque los teatros estén más vacíos que los estadios, los que creamos ficciones seguimos teniendo el poder.

El camino del insecto plantea la hipótesis, o quizá revela el hecho, de que el fútbol se utiliza para controlar la política de México.

"La trama se va complicando hasta que no se sabe quién nos está engañando realmente. Una conspiración dentro de otra conspiración"

Partiendo de una serie de anécdotas deportivas y sucesos políticos reales, el autor inventa una hipotética final de un mundial, en el que la selección mejicana compite contra dos fuerzas. Un rival sobre el césped y unos agentes, más o menos secretos, o más o menos gubernamentales, que manipulan el juego para que el marcador coincida con el rumbo por el que quieren llevar al país. La trama se va complicando hasta que no se sabe quién nos está engañando realmente. Una conspiración, dentro de otra conspiración, dentro de otra conspiración.

Es un texto postdramático. ¿Es un texto postdramático? Nunca sé muy bien cuando se cruza la frontera de lo postdramático. ¿O es la frontera de lo dramático la que se deja atrás? Cuando nos adentramos en el territorio sin ley de lo postdramático hay que estar muy atentos, como el salvaje oeste está lleno de tahúres que nos intentarán vender una y otra vez el traje nuevo del emperador.

Hay un prólogo, un nudo y un epílogo. Dentro de esa estructura, se van sucediendo escenas que nos ofrecen distintos puntos de vista sobre el fútbol y el engaño.

Dos ¿personajes? (definidos con los signos + y –) nos relatan una sucesión de trampas dentro y fuera del terreno de juego. Lo interesante de estos engaños es que deben ser muy refinados para poder realizarse delante de millones de espectadores.

"Un portero nos habla de su secreto para detener penaltis. Se ha dado cuenta de que los jugadores antes de intentar vencerle con la pelota, le están intentado engañar con la mirada"

Un portero nos habla de su secreto para detener penaltis. Se ha dado cuenta de que los jugadores antes de intentar vencerle con la pelota, le están intentado engañar con la mirada. Pero el cancerbero ha descubierto que los delanteros son malos actores. Podrá detener cualquier penalti si es capaz de distinguir las miradas verdaderas de las falsas. De nuevo el teatro venciendo al fútbol.

Un aficionado y un defensa nos relatan como realizar un engaño en medio de la final de un mundial. Aunque en ese dialogo dudamos sobre quién es quién.

Defensa: Eres del gobierno, ¿verdad?

Aficionado: ¿Eso te daría alivio?

Defensa:  No, pero, si no eres del gobierno, en este momento te mato a ti. Guillermo era un amigo. ¿Eres del gobierno? ¿puedo irme?

Aficionado: Sí.

La catarsis del futbol no implica transformación, apunta Guillermo Heras en el prólogo. Supongo que en el mundo postdramático la catarsis es opcional. Al terminar la lectura de esta obra, después de ser testigos de todo tipo de trampas y engaños, dentro de esa mentira consentida que es una obra de teatro, lo que queda es la necesidad de no dejar de luchar por la verdad.

Aunque, como dicen en las facultades de periodismo, la verdad no existe, pero las mentiras sí.

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Autor. David Gaitán. Título: El camino del insecto. Dentro del libro: La mano de Dios. Fútbol y teatro. Editorial: Punto de Vista Editores.  

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