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El sueño del hijo

El sueño del hijo

Estas son algunas de las preguntas a las que este libro trata de dar respuesta: ¿Cuándo y por qué el humo de un cigarrillo deja de ascender uniformemente y se convierte en volutas desordenadas? ¿Tienen algo en común la mecánica cuántica y la meditación? ¿En qué se parecen una nave espacial y una piedra que haces saltar sobre el agua?…

En este making of Antonio Ayuso explica cómo escribió Una apacible turbulencia (Libros del Asteroide).

***

Ya le había leído con mil voces distintas Este conejo pertenece a Emily Brown, le había dado un masaje, había dibujado nubes y punteado estrellas en su espalda, había notado cómo su cuerpo pequeño se apretaba al mío a medida que en la oscuridad se quedaba quieto entre las sábanas. De hecho, yo ya ni estaba: había conseguido salir de su cama y estaba recogiendo la cocina.

«Papá, me ha entrado la muerte y, no sé qué pasa, pero hoy no se me va».

Me había llamado desde su cama, y al volver a su lado no pude ni abrir la boca. Mi hijo esperaba una respuesta. Algo para comprender. Para convivir. Para seguir.

¿Qué haces si no te sale nada? Ni una palabra. Me quedé a su lado, acariciándole el pelo. En silencio los dos.

"Me dio entonces por pensar qué había hecho yo con la muerte a su edad, qué había hecho con ella hasta ahora. Dónde había buscado respuestas y a qué preguntas"

Al día siguiente la sensación permanecía. Era confusión. Impotencia. Tristeza. Rabia. Diría que empezaba a desvanecerse cuando un domingo me volvió a llamar y acabé de nuevo sentado a su lado en la misma oscuridad y en el mismo silencio.

La sensación se quedó. No se iba. Me la llevaba a la cama y ahí estaba al despertar.

Me dio entonces por pensar qué había hecho yo con la muerte a su edad, qué había hecho con ella hasta ahora. Dónde había buscado respuestas y a qué preguntas. Quise saber cuáles habían sido mis aciertos y cuáles mis errores. Intuir en qué me había quedado corto y en qué me había pasado. Y quise contarlo, claro. Para mí, sobre todo. Pero también para otros, por si ayuda —pensé—.

¿La ciencia se ha comportado como esperaba? Desde luego que no y que sí. Qué es belleza y qué no lo es. Y entonces qué más hay, qué ha sido la muerte para mí y qué es ahora, cómo convivir con ella, cómo interpelarla, cómo tenerla a mano (mejor cerca que lejos). Y cómo han influido en todo esto la belleza, el conocimiento, la ciencia, el pensamiento, la frescura, el arte y, más que nada, el amor.

"Lo siguiente fue disfrutar de las correcciones, de la elección de la portada y de la comprensión de por qué había escrito lo que había escrito"

Tardé años en encontrar el tono de lo que quería contar. Superponer —no mezclar— lo que sabía de física con lo que me interesaba de metafísica. Durante no poco tiempo los textos se despegaban los unos de los otros, divergían. Lo intenté sin éxito hasta que desde Libros del Asteroide me hicieron entrever las pautas y el pegamento al tiempo que, maravillado, veía cómo, de resultas, saltaban puentes y delirios entre los mismos unos y los idénticos otros, hasta llegar por fin a una voz ambivalente que aparece ahora nítida en el libro: la del que mira con asombro y sorpresa la ciencia, la consciencia, los saltos de las piedras en un estanque, las estrellas fugaces, las almas nuevas y las viejas, las naves espaciales que vuelven a la Tierra desde Marte o la Luna, la melancolía, la resonancia, la cuántica y los vientos que desarman puentes mastodónticos que unen continentes.

Lo siguiente fue disfrutar de las correcciones, de la elección de la portada y de la comprensión de por qué había escrito lo que había escrito. Una diversión como la que me causa escribir este texto, ya que mientras cuento el porqué del libro, lo entiendo aún mejor.

Cómo iba yo a saber que de aquella inquietud nocturna saldría esta madeja cósmica en la que atisbo a concluir que la jugada ganadora la tiene el que aprende a relacionarse con los infinitos: el miedo, la poesía, la muerte y, sobre todo, el amor.

Hoy sí tengo palabras para mi hijo. Y para mí. Las páginas de Una apacible turbulencia son el relato de una búsqueda. Puede que te interesen. Puede que mis consuelos sean los tuyos.

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Autor: Antonio Ayuso. Título: Una apacible turbulencia. Editorial: Libros del Asteroide. Venta: Todos tus libros.

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