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Imbéciles indestructibles y el Muro de la vergüenza

Imbéciles indestructibles y el Muro de la vergüenza

Sergio Campos deja en este libro un encomiable trabajo de recopilación sobre todas las “historias” del Muro de Berlín, el muro de la vergüenza, la opresión y el horror, que durante casi tres décadas dividió una ciudad, una mitad de ella permaneciendo en silencio y la otra mitad bajando la mirada por la vergüenza ajena.

Miles de guardias, vehículos blindados, lanzagranadas, cañones, lanzallamas, carros de combate, vehículos, lanchas, perros y al final “solo” 140 muertos “oficiales” en 28 años de existencia del Muro, a los que habría que sumar 251 muertes acaecidas en el Tränenpalast (Palacio de las Lágrimas).

Entre el 13 de agosto de 1961 y el 9 de noviembre de 1989, el Muro separó la ciudad de Berlín, lo que más que un muro fue la muestra de dos formas de vida, la oriental en la RDA y la occidental en la RFA.

Un doble lenguaje que comienza mintiendo en el propio nombre del país, que de “Democrático” no tenía nada.

"El Muro de Berlín se construye a la muerte de Stalin, quien lo había impedido durante años, y ante la pasividad de los occidentales que no movieron un dedo para oponerse"

El libro es tanto un homenaje a las víctimas, a los cientos de jóvenes y no tan jóvenes que quisieron cambiar sus vidas intentando cruzar al otro lado del hormigón armado, como una denuncia a las prácticas opresoras e intimidatorias de la Cheka (policía secreta rusa) y la Stasi (Ministerio para la Seguridad del Estado de la RDA).

El Muro de Berlín se construye a la muerte de Stalin, quien lo había impedido durante años, y ante la pasividad de los occidentales que no movieron un dedo para oponerse, por miedo a una Tercera Guerra Mundial.

Walter Ulbricht llevaba una década construyendo mentalmente ese muro, pero lo consigue con el presidente ruso Kruschev, que con gran maestría política y engañando a los occidentales, o dejándose estos engañar, y tras su encuentro con un pusilánime Kennedy, aquejado de dolores de espalda, que eran combatidos con “un volquete de analgésicos y anfetaminas”, no sabe reaccionar.

Demasiados intereses y pocas voces en contra. La justificación del Muro se queda históricamente en que la RDA y la URSS quieren evitar la fuga de sus trabajadores más cualificados, que estaban mucho mejor pagados en la RFA.

“Medidas de protección dictadas por la necesidad”, “tranquilidad”, “normalidad”, “construyendo una nueva vida”, “fraternidad”, “política imperialista”, palabras y palabras que empobrecen a los lectores y aleccionan a todos los ciudadanos de la RDA para justificar ese Muro.

"Una descripción de sucesos y decesos aderezados con mentiras, errores y sobre todo impunidad para los asesinos de inocentes"

Después, durante años, varios medios de comunicación sufragaron la construcción de túneles de escape con el compromiso de tener la exclusiva de la fuga, pero la mayoría de esas fugas acababan en muertes, heridos de bala o arrestos.

El río Spree fue otra de las vías de escape. En ríos y lagos de Berlín murieron 32 personas, ahogados, por hipotermia, fusilados…

En la segunda parte del libro, Sergio Campos describe, y dibuja en mapas, los casos conocidos de muertes, explicando las causas y consecuencias de las fugas; una descripción de sucesos y decesos aderezados con mentiras, errores y sobre todo impunidad para los asesinos de inocentes (niños que se ahogaron por falta de auxilio, personas borrachas, con problemas mentales, despistadas, secuestrados…).

"Vidas truncadas, sueños rotos y familias separadas, un libro más para dejar constancia de las dictaduras comunistas, que tanta muerte han sembrado"

Una vez derribado, surgió un debate nacional en torno a preservar o no trozos del Muro y matizar los textos de los museos y memoriales, pero como siempre, la política destroza la realidad y modifica la memoria histórica. Con intereses partidistas se logró que las menciones al comunismo quedaran en mínimos y la caída del régimen de la RDA “pasara a mejor vida”. La represión de la dictadura comunista se queda como un “sistema injusto”, se condenan las dictaduras en general y se zanja con un final aséptico, muy al estilo alemán.

Algunos se empeñaron en querer equiparar el comunismo al nazismo y se perdieron en el intento.

Entre Peter Fechter y Winfried Freudenberg, primera y última víctimas oficiales del Muro, pasaron 28 años de mentiras, coacciones, represalias, muertes, inacciones, silencio y mucho dolor.

Vidas truncadas, sueños rotos y familias separadas, un libro más para dejar constancia de las dictaduras comunistas, que tanta muerte han sembrado y tan poca relevancia histórica han tenido.

La fuerza de la mentira para deshumanizar desde la ideología fueron la esencia del régimen dictatorial comunista que consiguió y aún en algunos países consigue sostener el idealismo comunista.

Como dice el autor de este gran libro: “Los imbéciles son dialécticamente indestructibles”.

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Autor: Sergio Campos Cacho. Título: En el muro de Berlín: La ciudad secuestrada (1961-1989). Editorial: Espasa. Venta: Todostuslibros

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Ricarrob
Ricarrob
2 años hace

Parece imprescindible leer este libro. Todos. Sobre todo para quienes siguen pensando en las libertades y la felicidad total de las utopías, sean del signo que sean, de esos mundos utópicos, maravillosos, que solo existen en las mentes enfermas… de poder. Triste recorrido, desde el siglo XIX, de la utopía marxista y de sus absurdas predicciones.

Ricarrob
Ricarrob
2 años hace

¡Ah! Se me olvidaba. Brillante frase la de los indestructibles. Se pude aplicar a todos los políticos hispanos… hoy, nunca mejor dicho.