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La Córdoba de Chaves Nogales

Chaves Nogales estrena los felices años 20 en la bella ciudad andaluza de Córdoba. Allí se gestará el verdadero quehacer del periodista, que con sólo 23 años asume la enorme responsabilidad de poner en marcha un periódico: La Voz. Diario de Información Gráfica. El rotativo  pasa muy pronto a convertirse en un referente de la prensa cordobesa en los años 20 y 30 siendo posible gracias al aporte económico del industrial Manuel Roses Pastor.

La Voz, de clara orientación republicana, estaba dirigido por Joaquín García Villanueva, uno de los grandes personajes de la Córdoba de estos años (diputado por el PSOE y el PCE, arrestado tras el 18 de julio de 1936), siendo nombrado Chaves Nogales redactor jefe del mismo.

Córdoba, que no estará mucho tiempo ligada a su biografía, pasará sin embargo de manera imborrable a la memoria de Chaves Nogales por ser la ciudad que verá al joven reporter convertirse en padre con una doble paternidad: la primera, alumbrando la vida de su primera hija, cordobesa de nacimiento: Pilar Chaves.

"En Córdoba he hallado mi centro; en Córdoba he puesto manos a la tarea; cordobés es mi primer libro y mi primer hijo"

La segunda, siendo testigo de la culminación del primer libro del periodista, La Ciudad, un conjunto de relatos suaves, vibrantes, con cierto toque de modernidad sobre Sevilla, su ciudad natal, que le dará no pocas alegrías. De hecho, a escasos meses de su publicación, el Ayuntamiento Hispalense le otorgará un premio por el mismo, que es debidamente celebrado en Córdoba donde su periódico La Voz escribiría una extensa crónica (con la publicación íntegra de los discursos) acompañada de un banquete de celebración por su triunfo celebrado en el mítico Hotel Suizo, una elegante construcción decimonónica obra de los hermanos Puzini levantado en el solar del desaparecido Convento de la Orden de Calatrava, en la cordobesa plazuela de las Tendillas. El hotel, curiosamente, sería demolido poco después, justo el año en el que Chaves Nogales abandonará Córdoba para asentarse con su familia en Madrid, donde llegará a ser redactor jefe de El Heraldo, arrancando su meteórica carrera de reportero y enviado especial al extranjero.

"Porque la amo y admiro religiosamente, porque sé la hondura y la complejidad de su espíritu, porque también he alzado mi voz contra los que vienen a descubrirla es por lo que no pondré mis manos sobre ella."

Pero como bien cuenta Alfonso Alba, además de elogios, Chaves Nogales tuvo entonces que escuchar (como una premonición de vida) los más absurdos reproches, como el del arabista y veterinario Rafael Castejón Martínez de Arizala:

“Yo esperaba que se familiarizara con Córdoba, y que así como era cantor de Sevilla llegara a cantar también el alma de Córdoba; pero no ha sido así. Chaves ha continuado cantando a Sevilla, sin sentir por Córdoba ese extremecimiento (sic) que sentimos nosotros cuando vamos a Sevilla”.

Pero Chaves Nogales le responde:

 “En Córdoba he hallado mi centro; en Córdoba he puesto manos a la tarea; cordobés es mi primer libro y mi primer hijo. Hubiera sido, pues, lo exacto, cumplir con los tres términos del proverbio, y en este día salir a nuestra tierra a plantar un almendro más en su falda”. Además, reprende a Castejón por decir que no amaba a Córdoba. “No, porque la amo y admiro religiosamente, porque sé la hondura y la complejidad de su espíritu, porque también he alzado mi voz contra los que vienen a descubrirla es por lo que no pondré mis manos sobre ella”.

Desde la marcha de Chaves Nogales, la vida del que fuera su periódico cordobés, como la vida de la propia España, sufrió profundos cambios: su propietario, Manuel Roses, es incapaz de mantenerlo y se ve obligado a venderlo a la Unión Patriótica, un partido afín a la Dictadura de Primo de Rivera. Poco después, en 1929, fue vendido a la familia Cruz Conde, que lo convierte en un medio conservador. Pero ya con la llegada de la II República los Cruz Conde pactan la venta del periódico al Partido Radical de Alejandro Lerroux y el montalbeño Eloy Vaquero (que fue alcalde de Córdoba) y que explica la portada que le dedica a Chaves Nogales el 1 de diciembre de 1931: “Chaves Nogales o la leyenda del comunismo en Andalucía”.

"La mayoría los escribió tras una intensa visita a los pueblos aceituneros de la provincia de Córdoba. Y es tras estos reportajes cuando Chaves empieza a recibir los ataques tanto de la izquierda republicana como de la derecha tradicional."

Recuerda lúcidamente Alfonso Alba que en el otoño de 1931, en el periódico madrileño Ahora, Chaves Nogales había escrito una serie de reportajes sobre la Andalucía roja escritos y publicados coincidiendo con la recolección de la aceituna con los títulos de Con los braceros del campo andaluz, El señorito, Comunismo indígena y La recolección de la aceituna. La mayoría los escribió tras una intensa visita a los pueblos aceituneros de la provincia de Córdoba. Y es tras estos reportajes cuando Chaves empieza a recibir los ataques tanto de la izquierda republicana como de la derecha tradicional.

Este párrafo indignó a la izquierda: “Toda esta buena gente no tiene, sin embargo, contra el amo un verdadero odio de clase; se dejan llevar fácilmente por los tópicos de una propaganda demagógica que les halaga; pero sin ninguna convicción, sin esa dureza y ese odio inextinguible del verdadero marxista. Todos exhiben razones sentimentales; todos envidian al señorito; todos quisieran ser como el señorito”. Mientras, en el periódico que él fundó y puso en marcha, le llovían los ataques.

"Chaves ya era el lúcido observador en el que la vida y la guerra lo habían convertido, con una conciencia de la palabra verdad forjada por encima de las ideologías políticas y la sinrazón."

Chaves ya era el lúcido observador en el que la vida y la guerra lo habían convertido, con una conciencia de la palabra verdad forjada por encima de las ideologías políticas y la sinrazón. Así nos lo cuenta él mismo desde aquel cuartucho de arrabal parisino a punto de salir (para morir, como tantos otros), en el exilio:

“Mi única y humilde verdad era un odio insuperable a la estupidez y a la crueldad; es decir, una aversión natural al único pecado que para mí existe, el pecado contra la inteligencia, el pecado contra el Espíritu Santo”. Si molesta eso del Espíritu Santo, o si parece demasiado pretencioso que parezca arrogarse él mismo lo que es o no la inteligencia, cámbiense ambas cosas por aquello que para cada cual simbolice la verdad de la vida, la verdad insobornable que resiste en el fondo de todo, lo que sobrevive aun acosado por todos los flancos por la crueldad, la mentira y la estupidez.”

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La Fundación Cajasol organiza este 20 de febrero una cita literaria que presenta y reivindica el valor de la obra y de la vida de Manuel Chaves Nogales, y su presencia en Córdoba, bajo el epígrafe de ‘Chaves Nogales en Córdoba’. Esta jornada traerá al Rectorado de la Universidad de Córdoba (Avda. Medina Zahara, 5. Córdoba) a escritores y expertos que han estudiado la obra de Manuel Chaves Nogales, entre los que destacan Andrés Trapiello, Arturo Pérez-Reverte y Juan Echanove, junto al periodista Jesús Vigorra, así como sus herederos, su hija Pilar Chaves y su nieto Antony Jones.

La entrada es libre previa reserva de invitación:
· Inscripción a Jornada Mañana
· Inscripción a Jornada Tarde

Inscripción para la jornada de mañana

Inscripción para la jornada de la tarde

Más información en Fundación Cajasol 

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