Este libro demuestra que la pugna por los océanos resultó decisiva para el desenlace de la Primera Guerra Mundial, por más que haya quedado opacada por las grandes batallas terrestres que, entre trincheras y gases, han adquirido la categoría de mitos imperecederos.
En este making of Roberto Muñoz Bolaños cuenta cómo escribió Lucha de gigantes: Una historia naval de la Primera Guerra Mundial (Desperta Ferro).
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Este libro constituye la culminación de un sueño que nació en mi niñez, en los ya lejanos primeros años de la década de los 80 del siglo XX, cuando tras visionar una maravillosa serie británica, La caída de las águilas, la Primera Guerra Mundial, y más concretamente la lucha naval en ese conflicto, se terminó convirtiendo en una verdadera obsesión para mí.
La oportunidad finalmente me llegó en la primavera de 2019, cuando Desperta Ferro aceptó mi propuesta de escribir una historia naval de la Primera Guerra Mundial. El viejo sueño se cumplía, pero la labor que se me presentaba no era fácil. El tema en cuestión ha tenido y tiene un gran interés en los países contendientes en ese conflicto. Los historiadores británicos especialmente, pero también los norteamericanos han escrito magníficas obras sobre la contienda en el mar. Por tanto, debía plantear un libro diferente y, en consecuencia, novedoso sobre este tema.
Pero, ¿cómo? El primer paso que tomé fue la búsqueda de las fuentes, especialmente alemanas y británicas. Este proceso fue relativamente fácil, ya que la inmensa mayoría de los archivos de los almirantes británicos han sido publicados, así como muchos de los documentos oficiales sobre los combates navales que tuvieron lugar entre 1914 y 1918. Igualmente disponíamos de las memorias de los protagonistas y de las historias oficiales escritas por los servicios históricos navales de los contendientes. Tampoco resultó complicado acceder a la inmensa biografía existente sobre la guerra naval en este conflicto, ya fuesen las historias generales existentes como la más específica centrada en combates y campañas concretas.
El segundo paso era el más complicado: diseñar una obra distinta, que no fuera una simple repetición de otras publicadas en otros países. Para lograr este objetivo, planteé un libro donde si bien los acontecimientos militares mantenían el protagonismo que les correspondía y abarcaban todos los teatros de operaciones, también se incluían los hechos y procesos políticos, económicos y diplomáticos más importantes que tuvieron lugar en los prolegómenos y durante el conflicto. Por ejemplo, en el libro se explica cómo el ascenso de Estados Unidos como potencia mundial comienza en las últimas décadas del siglo XIX, y cómo fue la presión norteamericana en Samoa la que forzó el cese del “Canciller de Hierro” Otto von Bismarck en 1890, o incluso cómo el Imperio alemán, tras múltiples conflictos con este país en el ámbito colonial, planteó varios planes para invadirlo. El resultado final ha sido, aunque peque de inmodestia, la obra más completa y equilibrada escrita sobre la lucha naval en la Primera Guerra Mundial, ya que si bien otros libros británicos o norteamericanos pueden exponer un desarrollo más detallado de los acontecimientos bélicos, ninguno de los publicados hasta ahora presenta una estructura tan completa para entender el desarrollo de este tema, ya que en cada capítulo correspondiente a cada uno de los años comprendidos entre 1914 y 1918 se incluye una introducción en la que se explican los acontecimientos militares terrestres, pero también los políticos y diplomáticos, así como las dinámicas económicas. Esta adición permitía comprender el desarrollo de la guerra naval en un contexto global y entender su importancia y evolución a lo largo del conflicto.
El tercer paso, derivado de los dos anteriores, era articular nuestra obra a partir de un conjunto de hipótesis que la dotasen de sentido y coherencia, con la finalidad de reflejar la importancia que tuvo la lucha naval en este conflicto. Estas hipótesis fueron cuatro: la relación existente entre la posesión de una gran flota de guerra y la consideración como potencia mundial; los cambios operados en el sistema de relaciones internacionales a partir de 1890, cuya consecuencia fue la aparición de dos alianzas enfrentadas; el fracaso de los planes de guerra terrestres de las potencias contendientes, cuyo objetivo final era una rápida victoria en una contienda de corta duración, que abrieron una ventana de oportunidad para el protagonismo de las fuerzas navales, y finalmente la radicalización del conflicto hasta convertirse en una guerra total. Todas quedaron demostradas a lo largo de las páginas que articulan este libro, extrayéndose la conclusión de que, progresivamente, la guerra en el mar se convirtió en un factor decisivo en este conflicto y tuvo un papel clave en la victoria de la Triple Entente, como escribió Eberhard Weichold, oficial de la Kaiserliche Marine alemana:
“Alemania perdió la Primera Guerra Mundial porque no logró doblegar el poderío marítimo británico. Todos los éxitos del Ejército alemán en el continente se vieron anulados por el curso de la guerra en el mar. Todos los medios de presión utilizados por los aliados, que condujeron al colapso de las Potencias Centrales en 1918, fueron sólo una consecuencia del poder marítimo británico. Además, la última batalla decisiva, que se libró en el continente, sólo fue posible gracias al ejercicio del poder marítimo”.
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Autor: Roberto Muñoz Bolaños. Título: Lucha de gigantes: Una historia naval de la Primera Guerra Mundial. Editorial: Desperta Ferro. Venta: Todostuslibros.


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