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La ignorancia sirve al poder

La ignorancia sirve al poder

Esta frase del periodista Scott Pelley a Trump resume este libro, que siendo un ensayo, es una advertencia y salvación contra la ignorancia, la desidia, la pereza, las trampas y virus mentales, la mentira y la manipulación, que todos juntos nos abocan a la insensatez. Si abandonamos el nivel ejecutivo y entregamos la conducta a un mecanismo automatizado, no tendremos un comportamiento libre.

La pintura de la portada es conocida como El prestidigitador y el ratero, un óleo sobre tabla atribuido al taller de El Bosco o a él mismo, lo que nos indica la intención filosófica del ensayo que comenzamos a leer.

"José Antonio Marina es uno de los mejores divulgadores para acercar la filosofía al resto de mortales y es un optimista nato, por eso propone vacunas contra la insensatez"

José Antonio Marina es uno de los mejores divulgadores para acercar la filosofía al resto de mortales y es un optimista nato, por eso propone vacunas contra la insensatez, que no servirán para los insensatos, pues nunca leerán este libro.

El diccionario de la RAE define la insensatez como necedad, falta de sentido o razón, y como sinónimos tenemos: majadería, disparate, necedad, sandez, desacierto, ligereza, parida.

Así con todo, Trump gana las elecciones y comienza a inventar lo que sea, provocando burbujas económicas a su antojo de las que se hacen eco estúpidos, basándose en la “razón de Estado”; como dice J. A. Marina, “un genio político, pero de lo que denomino “política ancestral”. Se ha extendido la idea de que nada puede ser mentira, porque nada puede ser verdad”.

La gente que no sabe distinguir entre hechos y ficción, entre verdad y falsedad, es la mejor y más fácil de manipular. Así, la ley de Murphy sobre la estupidez, o principio de Hanlon, establece que “nunca atribuyas a la maldad lo que se explica adecuadamente por la estupidez”. Cuando el narcisismo, el maquiavelismo, la psicopatía, el sadismo y la pasión del poder se juntan, dibujan un “núcleo oscuro” que no es otro que el afán manipulador y la insensibilidad. Si a ello le unimos la emoción y el conformismo contagioso que producen las muchedumbres, nos situamos en un punto donde la verdad pierde sentido y el juego sin reglas morales es admitido: “si lo que digo no concuerda con la realidad, la culpa es de la realidad, no mía”.

Política y religión dividen a la gente sensata y “los tacaños que buscan ahorrar energía encuentran “soluciones satisfactorias” aunque no sean óptimas”. Las ilusiones, las limitaciones de la atención y de la memoria, la falta de varita mágica, los sesgos cognitivos, la dificultad del razonamiento formal, las disonancias cognitivas, anclan el marco de insensatez a nuestros actos y nos convierten en peleles mentales haciéndonos creer, quienes nos manipulan, que economizan nuestros tiempo.

"La pasión, el placer, la manipulación de los deseos, nos abocan a tomar decisiones irracionales que alimentan las trampas mentales de la inteligencia colectiva"

La pasión, el placer, la manipulación de los deseos, nos abocan a tomar decisiones irracionales que alimentan las trampas mentales de la inteligencia colectiva. Somos una especie crédula, en la que es sencillo explotar la vulnerabilidad ajena con una construida industria de la persuasión por medio de la sugestión social para “no dejarte embaucar por los que os dicen la verdad”.

Para Marina la economía, la política, la religión y las redes sociales contribuyen a debilitar al sujeto y nos facilita un manual del manipulador, en palabras de Andrés Rábano, El Roto, se resumen en: “Os ofrezco soluciones para mis problemas”.

Marina nos recopila múltiples ejemplos de los peligros que conlleva aceptar los hechos alternativos en vez de la mentira, de cómo practicar el cinismo sobre la verdad y los hechos es algo respetable y que el pesimismo tenga un prestigio intelectual que no merece. Deja patente desde el principio que existe un uso irracional de la inteligencia, consecuencia de los “nichos de insensatez”, que se manifiestan de forma colectiva en “marcos de insensatez”. “Si no piensas como los que no piensan, te señalan. Distinguir entre el bien y el mal es una discriminación”. (El Roto).

Como dice Daniel Innerarity, el problema de la democracia es que para funcionar bien necesita buenos ciudadanos que no es capaz de producir, porque el sistema político favorece la aparición de ciudadanos teledirigidos, emocionalmente fervorosos y con la capacidad critica sedada. “Conocer la inevitabilidad de nuestras debilidades es el primer paso para evitarlas”. El signo entendido como la representación mental de algo es el mayor logro del ser humano que se magnifica con el lenguaje. “El uso del signo cambia el funcionamiento del cerebro”. De hecho, “la introducción de intermediarios entre el estímulo y la respuesta diversifica nuestra conducta de manera asombrosa”.

"Cuando las evidencias de una época dejan de serlo como consecuencia, por ejemplo, de los avances científicos o médicos, un nuevo horizonte se asoma en nuestras vidas"

Cuando las evidencias de una época dejan de serlo como consecuencia, por ejemplo, de los avances científicos o médicos, un nuevo horizonte se asoma en nuestras vidas. Tomás de Aquino confiesa que le da miedo que el hombre se olvide de la dignidad humana y descienda a la “facilidad animal”.

“El hábito de pensar, de una manera u otra, lo recibimos de la cultura”.

“La libertad no reside en la decisión, sino en el paso a la acción”.

“Queremos llegar más alto, más lejos, más rápido pero lastrados por un sistema operativo que tiende a una vida menos esforzada”.

Y a pesar de tener una inteligencia dual, prolifera como un virus la cultura del no esfuerzo, de la inmediatez, de pedir perdón por no coger el teléfono, de no hablar cara a cara, de no tocarse, de no verse más que por videoconferencia.

Todas las personas caemos en trampas cognitivas y afectivas que guardamos en nuestro interior; por ello es necesario mantener el nivel de atención, como dice Joel Nigg, especialista en trastornos de la atención, “cuando la atención se destruye, se destruye la capacidad de resolver problemas”.

Cuando Marina habla de “chapuzas evolutivas” diría que se está acordando de que el ser humano es el único animal que come sin tener hambre, bebe sin tener sed, mata por placer o venganza y habla sin tener nada que decir.

El ataque de las agresiones externas es permanente y unido a un “pensamiento de tribu”, hace estragos en nuestra carcomida sociedad en la que internet monitoriza nuestras vidas. Las agresiones externas se pueden clasificar en informaciones falsas, virus mentales y marcos de insensatez: este triunvirato da de comer a todo tipo de atrocidades cometidas por los humanos.

Marina augura que en breve se producirá un enorme cambio cultural, pero no hay líderes para guiarlo, y eso mete miedo. El virus de la pereza mental nos aboca a la irracionalidad humana, que nos convierte en marionetas. “En un mercado saturado de informaciones, una mente distraída y que debe decidir deprisa estadísticamente tiende a adaptar creencias falsas”.

El debilitamiento de las personas y el embate contra nuestra capacidad crítica son las luchas que tenemos que acometer para no caer en la desidia y crear sujetos crédulos que se retroalimentan con la información que los refuerza a costa de la verdad.

"La vacuna contra la insensatez es el ensayo que nos explica cómo la filosofía científica es un servicio público, cómo metidos en una caja de Skinner cansamos de ser libres"

Si negamos el pensamiento ilustrado damos pábulo a que los problemas sean zanjados por la fuerza. Karl Popper nos dijo: “Conviene que luchen los argumentos para que no tengan que luchar las personas”, porque el rechazo de la verdad es la antesala del totalitarismo y la postverdad es un prefascismo.

La vacuna contra la insensatez es el ensayo que nos explica cómo la filosofía científica es un servicio público, cómo metidos en una caja de Skinner cansamos de ser libres, cómo el negocio de la persuasión se gestiona con chutes de dopamina, cómo el tiempo es lo único irrecuperable que hay en la vida, cómo la tecnología es la base del desarrollo en la dictadura china, donde el control de los datos se entiende como futuro social.

Parecemos abocados a una utopía basada en la “felicidad bioquímica”. Si el lector o lectora visualiza algunos capítulos de la serie Black Mirror le hará pensar en por qué “estamos todos metidos en un marco de insensatez que nos impide darnos cuenta de nuestra situación y evaluarla”.

Puedes vivir en la servidumbre voluntaria o subyugado por la indefensión aprendida pero te abocará a la autocensura, que puede ser el peor virus al que nos enfrentamos en una creciente sociedad de la mentira en la que la historia seguirá escrita por los vencedores, alejada de verdades y fundamentada en la subjetividad de los valores y en la ausencia de pensamiento crítico.

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Autor: José Antonio Marina. Título: La vacuna contra la insensatez: Tratado de inmunología mental. Editorial: Ariel. Venta: Todos tus libros

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