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Lepisma y el sabor de las postales navideñas

Lepisma y el sabor de las postales navideñas

Mucho antes de que lo hiciera el equipo médico de San Humbértigo, yo fui el primero en dudar de mi propia salud mental y de mi apego a la realidad. Concretamente fue en las Navidades de 1980, cuando, con siete años y a punto de cumplir ocho, recibí una carta que rezaba así:

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Hola, 

Soy tu yo de 48 años; hace mucho que no escribo una postal en papel (no entenderías cómo se envían ahora las felicitaciones) pero este 2021 he decidido retomar esta costumbre; como el doctor Tovar dice que he de quererme más a mí mismo, la primera me la envío a mí… a ti. 

No te voy a destripar (ahora a eso se le llama hacer spoilers) lo que te traerán los Reyes Magos, pero vas a alucinar, y sin embargo, aunque aún no lo sabrás, ese no va ser el mejor obsequio: el regalo más valioso van a ser las experiencias de estar todos reunidos, de las que renegarás en tu etapa de Mr. Scrooge adolescente, pero que te harán sonreír cuando seas un boomer como yo (en 1980 decís carroza). Sé que te aburres como una ostra cuando te explican anécdotas familiares, o cuando te dicen quién es quién en esas viejas fotos en blanco y negro; sin embargo, no finjas prestar atención, préstala realmente, porque cuando seas mayor tendrás muchas curiosidades y preguntas, pero ya será tarde porque ya no habrá nadie que te las pueda contestar. Papá y mamá piensan que con un solo carrete habrá suficiente, pero convénceles de que compren más, porque cada imagen de esa época será un tesoro, no como las infinitas fotos que hacemos ahora con el teléfono y guardamos en una nube (no me pidas que te lo explique) 

Pero bueno, acabo ya, vamos a lo importante: además de lo de las fotos, dile a nuestros padres que apuesten todo el dinero que puedan a que la Real Sociedad gana la liga de este año. Por lo que más quieras, has de convencerles, porque los donostiarras van a ganar la Liga 1980-81. ¿Lo recordarás? Confío en ti. 

Un abrazo

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Por supuesto no les dije nada a mis padres, y es que, como ya he comentado, fue la primera vez que sospeché que algo no andaba bien en mi cabeza. Recibir una postal de mi yo adulto vale, pero… ¿que la Real Sociedad iba a ganar la liga de ese año? Habría que estar loco para creer eso, y majareta total pensar que también ganarían la del año siguiente.

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