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Los ojos de Gaza, de Plestia Alaqad

Los ojos de Gaza, de Plestia Alaqad

En octubre de 2023, la periodista y poeta Plestia Alaqad empezó a narrar, a través de sus redes sociales, el sufrimiento del pueblo palestino. Este libro recoge su testimonio desde el primer bombardeo en aquel mismo año hasta el alto el fuego de enero de 2025. 

En Zenda ofrecemos las primeras páginas de Los ojos de Gaza (Debate), de Plestia Alaqad.

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Cuando empecé a escribir mi primer diario tenía solo doce años.

Era un cuaderno morado de rayas que me regaló mi madre, y tengo el recuerdo de lo emocionada que estaba mientras escribía mi primera página, allá por el 9 de septiembre de 2013.

Cuando deslizo el bolígrafo sobre una hoja de papel siempre he tenido la sensación de que es como estar con alguien que sabe escuchar y de que la escritura es como una terapia. En aquella época, las entradas de mi diario solían comentar cosas del colegio: tonterías como que una compañera no había querido jugar conmigo en el recreo o que por mucho que estudiara no llegaba a sacar las notas que quería. Aquellas entradas estaban repletas de observaciones sobre mis compañeras, reflexiones sobre mis profesoras y, claro, sobre los chicos que me gustaban. (Por si quieres saberlo, a la Plestia de doce años le encantaba One Direction y mi favorito de la banda era Zayn Malik. Hasta tal punto que posteaba fotos suyas en Facebook para desearle feliz cumpleaños o para felicitarle por el lanzamiento de una nueva canción… Ya… Cringe). Me acuerdo de que me enamoré de mi vecino, que era más pequeño que yo, y desbordé el diario de fantasías. Aunque sin duda entonces no era consciente de ello, ya escribía para entenderme mejor y para recordar los momentos que me habían hecho feliz. Me encantaría poder leer ahora aquellos diarios y dejarme ir en la sencilla inocencia de aquellas cosas.

Este primer diario coincidió con un año que, para mí, fue difícil. Llevaba desde preescolar en la American International School in Gaza (AISG), con los mismos compañeros todos los años, conocía a todos los profesores. Todo fue bien hasta sexto de primaria, cuando estalló lo que puede llamarse una crisis de amistad. Yo solía sacar buenas notas, y algunos de mis compañeros empezaron a hacerme bullying por ello. El hecho de que mi madre fuera la jefa de estudios de secundaria tampoco ayudaba a mejorar las cosas. Empezaron a acusarme de que si sacaba buenas notas era solo gracias a ella, lo que me ponía muy triste.

En retrospectiva, sin embargo, creo que es posible que sufrir acoso sea lo mejor que me ha pasado en la vida, porque la experiencia ha desempeñado un papel crucial en el desarrollo de la persona que soy hoy. Me dio la oportunidad de pasar más tiempo a solas y de entablar una mejor relación conmigo misma. Aprendí a aceptar que no es posible caerle bien a todo el mundo y que tampoco pasa nada por ello. Siendo realista, a mí tampoco me cae bien todo el mundo, ni le voy a gustar a todo el mundo. Es su problema, no el mío. O quizá ni siquiera sea un problema en absoluto.

Por mucho que pueda agradecer las lecciones que aprendí ya de pequeña, lo cierto es que no habría sobrevivido a la experiencia sin el sólido sistema de apoyo de la escuela. Rawan al-Sorani era una de mis profesoras favoritas. Además de profesora era periodista y gozaba de un cierto poder e influencia en nuestra comunidad, y ella lo sabía. Yo solía pedirle orientación sobre lo que debía estudiar, y sus respuestas no hacían otra cosa que alimentar mi admiración. Ella es la razón por la que, a los doce años, decidí que de mayor quería estudiar periodismo. Cuando se lo dije, me mostró muchísimo apoyo y empezó a recomendarme libros, con lo que despertó mi interés por la lectura y me abrió el camino hacia la escritura. Si hoy lo pienso parece una locura: una decisión que tomé a los doce años determinó mi vida y es la razón por la que este libro existe.

Desde esa época, mi diario y yo hemos sido siempre prácticamente inseparables. A lo largo de la secundaria, el instituto, la universidad y después de graduarme.

Lo que no me esperaba a los doce años, cuando recibí aquel primer diario morado, era que las entradas del futuro no versaran sobre meras anécdotas triviales, sino que fueran a llenarse con la memoria de una vida bajo la ocupación israelí, los incesantes bombardeos y un casi perpetuo estado de temor a la muerte, la mía o la de mis seres queridos.

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Autora: Plestia Alaqad. Título: Los ojos de Gaza. Traducción: María Serrano Giménez. Editorial: Debate. Venta: Todos tus libros.

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