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María José Ferrada: «En Chile hay un nulo interés en escuchar»

María José Ferrada: «En Chile hay un nulo interés en escuchar»

La chilena María José Ferrada, galardonada esta semana con el Premio Cervantes Chico Iberoamericano 2022, cree que la intolerancia «extrema» se está imponiendo en Chile y que, en este momento crítico para el país, «hay nulo interés en escuchar».

Desde Alemania, donde reside temporalmente, también habla en una entrevista con Efe de la importancia de considerar a los niños «sujetos» y de explicarles la parte más dura de la vida, como las dictaduras o las migraciones forzosas.

Ferrada (Temuco, 1977) empezó a escribir cuentos para su hermano pequeño en plena adolescencia —»quería hacerle regalos y lo único que estaba al alcance de mi presupuesto eran los cuentos»—, y décadas después se ha convertido en una de las escritoras de público infantil más reputadas en lengua hispana.

—Recientemente dijo en una entrevista que le gustaría que en su literatura «los niños no encuentren reglas de cómo deben comportarse, sino un espacio para pensar». ¿Hay cada vez menos espacios para ello?

—Claro, porque nos cuesta ver al niño como sujeto. ¿Pero cómo no nos va a costar, si nos olvidamos muchas veces de que nosotros mismos, los adultos, somos sujetos? Adoptamos con mucha facilidad el discurso de turno, nos alivia que sea el grupo el que tome las decisiones, y la mayoría de las veces culpamos a otro de lo que nos pasa. Todo eso es mucho más cómodo que asumir que eres un sujeto y que eso implica que debes pensar.

—¿No le parece que somos una sociedad excesivamente protectora con los niños?

—Sí, porque no confiamos en ellos. Pero si no confiamos en nosotros, ¿qué confianza vamos a depositar en otro?

—En sus libros infantiles habla de dictaduras o migraciones forzadas. ¿Por qué es bueno acercar esas realidades a los niños?

—Porque confío en la capacidad reflexiva de los niños, en la capacidad de conmoverse con el dolor de otros niños. He visto cómo al terminar de leer esos libros los niños se preguntan qué pueden hacer ellos, porque esa es la pregunta que surge de manera natural al ver el dolor de otro. Y el mundo está pasando otra vez por un momento difícil, y los niños lo notan.

—¿Cómo son los niños como lectores?

—Los niños leen de manera bastante entregada. Mi madre me leía cuentos antes de dormir, y lo que pasaba en los cuentos era tan importante para mí como lo que había pasado en mi día. Un buen cuento puede arreglar un mal día a los seis años.

—Además de ser una reconocida escritora infantil, tiene tres novelas. ¿Para quién es mas difícil escribir: niños o adultos?

—Son escrituras distintas. El niño, de alguna manera, te hace limpiar tu lenguaje y volver a un tiempo lejano —mi propia infancia— pero a la vez lleno de actualidad, porque el niño está siempre conectado con el presente. La escritura para adultos no me plantea esa dificultad, porque estamos en un tiempo compartido.

—¿Cómo le explicaría a un niño lo que ha pasado en Chile desde el estallido social de 2019?

—Buscando palabras simples. Cuando te parece que estás ante una situación injusta, una situación que te hace sufrir a ti y a otros, tienes derecho a exigir condiciones justas. La petición de una nueva constitución tuvo que ver con esa exigencia: que tus posibilidades de desarrollarte no dependan del lugar en el que naces, por ejemplo. Pero todos hemos visto, también los niños, que el proceso de escritura de esa nueva constitución ha sido complicado. Tal vez habría sido una oportunidad para enseñar a los niños el valor del diálogo, que no es sinónimo de enfrentamiento. Pero tengo la impresión de que las cosas se han dado de otra manera.

—Desde la distancia, en Alemania, ¿cómo ve el torbellino sociopolítico que vive Chile desde hace casi tres años?

—Me parece que conviven demandas justas y urgentes con una extrema intolerancia desde todos los bandos. Esa intolerancia me parece peligrosa, la rigidez en los discursos, la superioridad moral. En el fondo habla de un nulo interés en escuchar nada que no sea una confirmación de las propias ideas, y eso solo hace que la sociedad se vaya fragmentando más.

—Teniendo en cuenta que la sociedad está dividida y el resultado del plebiscito para aprobar o rechazar la nueva Constitución es muy incierto, ¿cuál es su opinión sobre este texto?

—Chile está muy dividido, y creo que eso tiene que ver con esa falta de disposición a escuchar. No se trata de ganar o de perder, sino de encontrar un espacio para poner en cuestión las propias ideas. Creo que el momento requiere de nosotros algo más que eso. Personalmente aprobaré la nueva constitución, aunque tenga reparos, porque me parece que la constitución actual, que no tuvo un origen democrático, es inseparable de la desigualdad que tenemos hoy.

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