Coincidí con May hace algunos años en el festival literario Gata Negra, que organiza el escritor Luis Roso. Tiempo después, volvimos a encontrarnos en la Semana Negra de Gijón, gestionada por el también escritor y zendiano Miguel Barrero.
***
—¿En qué ha cambiado esa chica onubense que dio sus primeros pasos como escritora, hasta llegar a ser la mujer que hoy firma ejemplares de novela negra en la Feria del Libro?
—He cambiado mucho porque he crecido escribiendo y aprendiendo a manejarme en el sector del libro. Autopublicar una novela juvenil con doce años me abrió las puertas a este universo, y desde ahí no paré de escribir y buscar hogares para mis historias. Empecé escribiendo desde una inocencia natural, porque las entrañas me pedían comunicarme a través de la escritura. Sin embargo, con los años, ese impulso natural se fue convirtiendo poco a poco en una profesión con la que siempre había soñado. Esto también conllevó perder esa inocencia y comenzar a escribir desde un lugar más consciente. He aprendido y he crecido con mis historias. Por eso decidí comenzar a escribir literatura adulta hace cinco años, porque mi cabeza ya me pedía lidiar con otro tipo de personajes y conflictos.
—¿Cómo se gestiona eso de contar historias desde adolescente?
—Escribir ha formado parte de mi día a día desde que tenía diez años. Nunca pensé que me dedicaría a esto; ni mucho menos que mis historias llegarían a tantísimos lectores. Pero sí que es cierto que no recuerdo una vida donde no escribiera. Así que se puede decir que no ha habido demasiado que gestionar, sino que poco a poco todo ha ido evolucionando hasta lo que es la escritura para mí a día de hoy.



—¿Siempre tuviste claro que querías ser escritora? Si no, ¿qué otro oficio te gustaría desarrollar?
—No, en realidad nunca pensé que me dedicaría a esto profesionalmente. Siempre me encantó escribir y comencé con cuentos y relatos desde que estaba en el colegio. Pero me gustaba escribir de la misma manera que me gustaba hacer deporte o leer. Formaba parte de mis aficiones, de aquello que llenaba mi tiempo libre y me ayudaba a conocerme a mí misma. Llegó un momento, cuando llegué a la universidad, que sí que empecé a plantearme que quizá esta era mi profesión. ¿Qué otro oficio? Me hubiera gustado ser traductora literaria o trabajadora social. Aunque, de momento, creo que voy a seguir por este camino. ¡Ya no puedo evitar seguir escribiendo!
—¿Andalucía puede ser un género literario?
—Puede y es un género literario. Como andaluza, he crecido con una falta de referentes evidentes en cuanto a mi tierra. La imagen de los andaluces en la cultura hegemónica la tenemos todos muy clara: el vago, el bromista o el personaje secundario que cambia las sábanas. Y aunque en Andalucía se ha producido y se sigue produciendo cultura con acento andaluz, cuando se produce la cultura fuera de nuestra tierra esos son los roles que históricamente se nos han atribuido. Así que ambientar muchas de mis novelas en mi tierra forma parte de una tarea consciente, de querer poner en valor que Andalucía también es protagonista en la cultura y contribuir, junto a otros muchos artistas, a crear referentes para los andaluces y para el resto.
—¿Qué importancia tiene en tu literatura el activismo social?
—El activismo social es clave en mis letras porque ha marcado también mi vida personal. Mis novelas son críticas socialmente, por eso escribo novela negra. Mis historias están escritas con perspectiva de género y siempre tratan temas que a mí me preocupan políticamente, desde el derecho a la memoria histórica y a la justicia hasta las violencias machistas y muchas más cuestiones.


—¿Qué papel juega la creatividad en tu trabajo?
—La creatividad es la base de la escritura. Y se entrena. La creatividad es sentarte a pensar, pasar horas trabajando, dándole vueltas a la mente, para poder unir los puntos de la novela que quieres escribir. Sin creatividad no existiría la ficción. Todos podemos ser creativos, solo tenemos que sentarnos a sacarlo fuera y entrenarlo.
—¿Qué se va a encontrar el lector en tu nuevo libro, Lo que oculta la noche?
—Una novela negra más policiaca que mis anteriores historias. Seguimos la vida de Dolores García en 1987, cuando decide abandonar a su marido y su hija, esa vida que había heredado por las imposiciones sociales y familiares de la época, para fugarse a Cuba con su amante. Allí aprenderá de santería y se conocerá a sí misma. A la vez, tenemos a Polet Hatero en 1990, que investiga el asesinato de Dolores García en Granada. Es una novela que aborda personajes femeninos contradictorios, que pone a la víctima en el centro y que juega con elementos paranormales. Lo que oculta la noche está inspirada en dos crímenes que sucedieron en el Albaicín e intenta dar explicaciones a cuestiones que parecen pertenecer a otro mundo. Una novela con mucho ritmo, pero que también trata cuestiones políticas y sociales, entre Cuba y Granada.




Zenda es un territorio de libros y amigos, al que te puedes sumar transitando por la web y con tus comentarios aquí o en el foro. Para participar en esta sección de comentarios es preciso estar registrado. Normas: