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Nowhere (Netflix): mi vida en un contenedor

Nowhere (Netflix): mi vida en un contenedor

Nowhere se promociona como una película de Netflix, cosa que es rigurosamente cierta. En todos los sentidos. El etiquetar por el nombre de la plataforma la autoría del filme, pese a estar dirigido por Albert Pintó (Malasaña 32) y escrito por media docena de guionistas, ya da la medida de sus virtudes y defectos, y créanme que tiene de ambas cosas.

"Su dibujo de un mundo distópico en el que una suerte de “régimen” indefinido aniquila a niños y embarazadas en pos de los recursos del planeta es tan flojo, tópico y coyuntural como cabría imaginar"

Una chica embarazada acaba a flotando a la deriva en el mar a bordo de un contenedor mientras huía de un país en guerra. Sin duda, Nowhere es una película perfecta para presentar en un pitch de ejecutivos: su idea cabe en dos líneas y cualquiera puede visualizarla con vigor y sin esfuerzo. A partir de aquí, uno ya sabe que nos vamos a enfrentar a un parto, diversas dificultades y peripecias y a una suerte de versión de Náufrago solo que, como en Buried, Locke o El Hoyo, encerrados en un único recinto.

El problema de principal de Nowhere, escrita entre otros por el catalán Ernest Riera, responsable de otros tours de force acuáticos como A 47 metros y su secuela, es que su primera media hora es verdaderamente tóxica y, a diferencia de aquellas, no tiene tiburones para distraernos. Su dibujo de un mundo distópico en el que una suerte de “régimen” indefinido aniquila a niños y embarazadas en pos de los recursos del planeta es tan flojo, tópico y coyuntural como cabría imaginar: no falta un plano secuencia para demostrar músculo directorial (pero que parece una intro de videojuego) y una seriedad impostada que no llega a los pies a cualquier otro sobado drama de supervivencia reciente.

Cuando llega el meollo de la cuestión, con el personaje de Anna Castillo, Mia —otro de esos nombres impersonales y genéricos que Netflix pone a personajes españoles para, ya saben, resultar más internacionales: Nico, Uma, Noa…— tratando de sobrevivir a la deriva, entendemos que las reglas de la película cambian y todo se basa en el aprovechamiento de elementos básicos, tanto para la chica como para la propia narrativa.

"Su distopía es de parvulario, la insistencia en el drama resulta molesta y la épica un tanto de estar por casa, pero el filme de Pintó hace las cosas cuando tiene que hacerlas"

Entonces, Nowhere al menos da lo que promete, y no lo hace mal. Su distopía es de parvulario, la insistencia en el drama resulta molesta y la épica un tanto de estar por casa, pero el filme de Pintó hace las cosas cuando tiene que hacerlas, resultando medianamente consciente de que su extrema seriedad resulta kitsch, y por lo tanto, permitiéndose bromear someramente con su propia propuesta.

Resultan, por ello, más estimulantes las secciones alucinatorias o las meramente absurdas, con ciertas derivas fantásticas, a aquellas que intentan concienciar sobre el drama de la inmigración. Anna Castillo es una solvente protagonista a quien le exigen poner el acento en el drama afectado, pero criticar su actuación sería improcedente. En conjunto, Nowhere da lo que promete al principio: otra película más de Netflix.

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