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Sapore di sale

Hace mucho que no sé nada de ellos. Los recordé ayer viendo otra vez la película italiana Sapore di sale, que va de un verano con jovencitos, sus guateques, sus amores y sus cosas, en los años sesenta: los mismos chicos, casi con la misma música y las mismas situaciones, que algunos fuimos en esa época. Me acordé de mis amigos de entonces, como digo. De aquel grupo de once muchachos con los que cursé bachillerato de letras en el Instituto de Cartagena cuando me expulsaron de los Maristas. No he vuelto a encontrarme con ellos desde que hace unos diez años nos reunimos los supervivientes para cenar con Gloria, nuestra profesora de Griego –en su momento, la más escueta minifalda y las más lindas piernas del colegio– y con Antonio Gil, nuestro sabio profesor de Latín. No he vuelto a verlos desde entonces, como digo. Pero los recuerdo a menudo, incluso en esta página.

Los guateques, claro. Canciones de Serrat –te levantarás despacio– y los Brincos –la otra noche bailando estaba con Lola–, rock, bailes sueltos o música lenta buscando los rincones oscuros de la discoteca o la casa donde nos reuníamos: Paquita, Gloria, Juani, Carito, Pepa… Chicas espléndidas que como nosotros despertaban a la vida, sacudiéndose convenciones y moralidades apolilladas antes de regresar a casa poco antes de que dieran las diez. Sesiones de cine en las que lo de menos era la película –Arde París tuve que verla dos veces, porque la primera ni me enteré–, aquellos bailes muy agarrados y el delicioso lenguaje no verbal de ellas, tan expresivo: de los codos interpuestos, al principio, a los brazos al cuello cuando la mutua batalla estaba resuelta. También las excursiones a la playa, los fines de semana, los amigos: Paco Escudero, Jaime, Paco Cervantes alias Ojazos, Toni Fuentes, Ginés, Joaquín, Alfonso el Bolchevique, Ballesteros, Carrión, Juanico alias el Espía para Misiones Arduas y Difíciles –epíteto ganado a pulso durante un viaje de estudios a Italia– y alguno más.

De Juan el Espía, uno de los más notables entre nosotros, mezcla extraordinaria de ingenuidad y osadía juveniles, conservo dos recuerdos gloriosos. Uno es cuando, en un guateque, advertimos que él llevaba una gruesa pila de linterna en el bolsillo derecho del pantalón. Interrogado sobre su utilidad, la explicó así: «Cuando me arrimo mucho bailando les presento el lado derecho, el de la pila. Entonces, al notar eso duro, se mosquean, se apartan y se arriman al lado izquierdo… Y allí estoy yo, esperándolas».

La otra historia suya es maravillosa. Salía Juan con una chica a la que llamaré Teté, y un compañero de nuestro instituto, un tal Julio –casi dos metros de estatura–, afirmó en público que había tenido con ella algo más que palabras. Juan se indignó mucho; aunque, como era de natural pacífico, iba a dejarlo pasar sin más consecuencias. Pero para eso estábamos los amigos. «No puedes tolerarlo, Juanico», le dijimos. «Ese miserable ha puesto en entredicho tu honor y el de Teté. Tienes que hacer algo». Y añadimos, alentadores: «Además, para eso estamos nosotros. Iremos contigo a echarte una mano». Tras muchas dudas, convencido al fin por nuestro respaldo, Juan decidió pasar a la acción. Cortó un tubo de plomo para darse fuerza en la mano, y en un recreo del Instituto se dirigió a Julio escoltado por sus fieles amigos. «¿Creéis que debo hacerlo?», dudaba todavía en los últimos pasos. «Por supuesto, Juanico. Es el honor de tu chica. Y estamos contigo».

Julio estaba recostado en un muro y Juan, con todos nosotros alrededor, se le puso delante. Nos miró inquieto, miró hacia arriba a Julio, tragó saliva y dijo con voz apenas audible: «A ver, ¿qué has dicho de Teté?». Y acto seguido, sin esperar respuesta del desconcertado adversario, alzó el puño y le dio un blandito golpe en el estómago, tímido e inofensivo, que el agredido acogió con estupor. Tres segundos después, Juan estaba en el suelo con el otro encima arrimándole una somanta de hostias que sonaban como tamborazos, mientras los amigos contemplábamos la escena cruzados de brazos, con ojo interesado y crítico. Por fin, cuando Julio se quedó a gusto y se fue, nos agachamos a recoger lo que quedaba de Juan y, sosteniéndolo entre todos mientras arrastraba los pies, nos lo llevamos a la enfermería del cole. «¿Cómo he estado?», nos preguntaba entre farfullos, con la boca hinchada como un tomate. «Has estado estupendo, Juanico», le decíamos, solemnes. «Has estado de puta madre». Y mientras tanto, Alfonso el Bolchevique, que era el más culto y cínico de todos, iba declamando pasajes de la Ilíada: «Cayó el héroe a tierra, y resonaron sus armas».

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Publicado el 19 de noviembre de 2022 en XL Semanal.

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Basurillas
Basurillas
1 año hace

Como dice el poema:
«Sangre que no se desborda,
juventud que no se atreve,
ni es sangre, ni es juventud,
ni relucen, ni florecen».
Cuantas cosas te pasan en la juventud de todo tipo. Nacen situaciones cuyo recuerdo inolvidable te acompañara toda la vida, y tú seguirás existiendo pero ya nada tendrá el mismo brillo, la misma intensidad, la misma frescura. Te ocurrirán miles de cosas a lo largo de los años, pero tu corazón seguirá anclado allí, en esa bahía de sensaciones, ímpetus y ansias. Y algo de loco amor…

Adatuic
Adatuic
1 año hace
Responder a  Basurillas

Poema de Miguel Hernández que se cantaba -qué cosas- en la OJE de los 80.

Basurillas
Basurillas
1 año hace
Responder a  Adatuic

Desconocía lo de la OJE, yo lo descubrí por una versión musical del grupo Jarcha en la transición. Y luego me enteré de su admirable autoría

Arturo Navarro
Arturo Navarro
1 año hace

Al igual que a Usted, me los hizo recordar. Saludos

Josey Wales
Josey Wales
1 año hace

A mí me dieron la primera paliza con trece años, a principios de los noventa, por defender el honor de España ante un Julio dos palmos más alto que yo. Ahora mis hijos tienen que seguir eligiendo entre ser héroes anónimos o quedarse mirando, aunque gracias a las convenciones y moral (apolillada, pero la tienen) que han recibido en casa, tiran más a lo primero, aunque ahora Julio es mucho más poderoso. Supongo que por casos como el mío, los políticos quieren usurpar la autoridad paterna, que es uno de los pocos límites y contrapesos al poder político que quedan en pie.

Ricarrob
Ricarrob
1 año hace
Responder a  Josey Wales

La moral es la moral y se tiene o no se tiene, nunca es apolillada. Y la familia es la base de todo, la base de la sociedad. Hoy mismo se puede leer, en un periódico nacional la barbaridad de que el gobierno ha diseñado 16 tipos de familia, tipos que se van a enseñar en nuestra deseducación. La deconstrucción de la familia desde el poder. Y el individuo, sin familia, inane ante los poderes de la ingeniería social. Solo les falta diseñar cómo deben ser los amigos, desde la infancia, y qué tipos de amigos debe de haber (de izquierdas, por supuesto). La decadencia está servida.

Josey Wales
Josey Wales
1 año hace
Responder a  Ricarrob

Estoy de acuerdo con usted. Digo ‘moral apolillada’ que utiliza Don Arturo con ironía. A mí no me parece de recibo que las personas no famosas sean ridiculizadas por tener valores, es decir, por arriesgar y perder por las cosas en las que creen. Sé que la vida es así, llevo toda la vida soportando a gente famosa burlándose de cosas en las que creo: la moral, el honor, la educación, la religión, la familia, la patria, el ejército y valores intangibles sin los que vivirían en una sociedad desarbolada, como lo es cada vez más la nuestra. Don Arturo no lo puede saber por su edad, pero mi generación no ha conseguido algo tan elemental como tener una familia. Unos, porque naufragan al dejarse llevar por la corriente y se casan o se rejuntan sin saber muy bien a dónde van. Otros, porque lo saben y se quedan para siempre en la orilla de la soledad. Estoy indignado al ver compañeros infelices y angustiados. O padecen el trauma de la separación en un contexto legal en el que, si tienen hijos, deben demostrar al juez que son buenos padres; y si no los tienen, deben demostrar que no son maltratadores, o viven en la soledad, manteniendo relaciones esporádicas que no conducen a nada. Cuando llegan a los cuarenta, se dan cuenta de que sus valores están mal construidos y buscan hacer apaños, pero los autodidactas avanzan muy lentamente y la vida es breve. La consecuencia de haber sustituido la moral apolillada, como la llama Don Arturo, por la improvisación moral, es este desastre, con sus consecuencias en la demografía, la educación de los niños y la degradación de todo, absolutamente todo, porque si no hay moral, lo único que queda en pie es el interés. La moral apolillada nos protegía al dar respuesta acertada a muchas cosas que no podíamos saber por nuestra inexperiencia. O nos regimos por leyes inscritas en nuestra conciencia por la moral y obedecemos las denostadas convenciones, también llamados buenos modales, o tendremos que dejar a los políticos que vengan a salvarnos la vida y a entrometerse en todo. Me refiero, por ejemplo, a legislar sobre las ‘miradas impúdicas’ o los ‘delitos de odio’ que toda la vida ha sido una cuestión de educación y de buenos modales. Una vez desaparecidos, el poder tiene la excusa para meterse hasta en nuestra cocina y nuestro lecho. A esto le llaman progreso. Saludos.

David Sepúlveda Pérez
David Sepúlveda Pérez
1 año hace
Responder a  Josey Wales

Sus palabras me interpretan al dedillo, señor.

Josey Wales
Josey Wales
1 año hace

O tenemos mucho valor o poco seso. En mi caso, lo último. Saludos.

Ricarrob
Ricarrob
1 año hace
Responder a  Josey Wales

Ya somos tres…

basurillas
basurillas
1 año hace
Responder a  Ricarrob

¡Cuatro!

Josey Wales
Josey Wales
1 año hace
Responder a  basurillas

¡Parecía tranquila la sierra, y hay guerrilleros bajo las piedras!

DOMINGO
DOMINGO
1 año hace

Fantástico, paisano!

Antonio Pallares Calle Campana Número
Antonio Pallares Calle Campana Número
1 año hace

Si lo sirve de consuelo, yo tuve que ver el Expreso de Medianoche dos veces

Ricarrob
Ricarrob
1 año hace

¡Ah, la nostalgia! Los recuerdos de la niñez y de la juventud. Los recuerdos… la nostalgia. El más placentero de los sentimientos en la vejez. Aunque los recuerdos nos engañen, nos tergiversen, nos confundan, nos construyan un microcosmos que nunca existió pero que mereció haber existido y solo por ello ya existe.

Existiera o no, nostalgia, siempre nostalgia… hasta el final.

jose Ignacio Mata
jose Ignacio Mata
1 año hace

Muchos recordamos una adolescencia parecida. Como las de después o las de ahora; con miedos y dudas, con una calculada osadía y aplicando el simple método de la prueba y el error, que nos iba formando criterios. Hoy me dan pena quienes insisten en una represión sexual que parece que anuló sus voluntades y los llevó a cucufaterías que ahora reclaman como traumas. Suelo preguntarles si se bañaban a diario o sólo los sábados y cada cuanto se lavaban los dientes o se cambiaban la ropa interior. A menudo, en esos detalles, y no en represiones oficiales de la «dictadura» o de la Iglesia, suelo hacerles ver las causas de que, en el amor, fueran tan áridos sus veranos y tan crudos sus inviernos.

David Sepúlveda Pérez
David Sepúlveda Pérez
1 año hace

Tuve como profesores a magníficos eruditos, eminencias y hasta un Nobel, así es que miren por donde: Uno de los consejos más sabios que me diera jamás un Profesor vino -Sorprendentemente- del más tonto de los que tuve y fue «Nunca lleven al cine a una chiquilla si no han visto antes la película».

Alfonso
Alfonso
1 año hace

La película se llama Sapore di mare, sapore di sale es una clásica canción italiana

Francisco Brun
1 año hace

Nuestros recuerdos de cuando éramos jóvenes, son algo curioso, ciertas situación se consolidan quizás distorsionadas, pero cada tanto regresan a nuestro presente tan nítidamente como en esos días en donde la vida estaba toda allí, presente frente a nosotros, para transitar la misma con la curiosidad por todo lo que vendrá.
Cuando somos jóvenes confiamos en el porvenir, nos sentimos plenos, nos reímos con ganas de casi todo, hasta que un día, unos ojos de mujer y una sonrisa, nos deja colgados de una nube. Todo pasa a un segundo plano, y nuestro cuerpo se convierte en un volcán en erupción. Creo que ellas lo saben, pero también saben disimular o sabían, quizás así era antes, y eso le daba a la lógica atracción un condimento extra. Hoy creo que todo es más insulso, y la atracción es un simple trámite previo, del cual conocemos el desenlace final; no digo que esté mal, solo digo que son estas nuevas costumbres en donde no existe el antiguo ritual del cortejo, ¿para qué perder tiempo en tonterías?. Los jóvenes de hoy no pierden tiempo, pero permítanme decir, que no estoy muy seguro si no se lastiman; porque cuando todo es normal, nada pasa a ser asombroso, y la costumbre se puede convertir en tediosa y rutinaria, solo es un trámite, si muchos miramientos, sin rubor por supuesto.
Pero yo creo que el rubor, es un signo de una mente limpia aún, en donde la atracción sincera entre esa joven y ese joven, pueden llegar quizás a formar una sólida familia.
No me malinterpreten, tan solo es mi opinión sobre la condición humana.

Josey Wales
Josey Wales
1 año hace
Responder a  Francisco Brun

Señor, me quito el sombrero. El rubor es signo de que hay cosas en el interior que no están a la venta.

Ricarrob
Ricarrob
1 año hace
Responder a  Francisco Brun

El rubor, el pudor, el misticismo, la asumida timidez, el cortejo, la inseguridad… todo ello es poesía, es espíritu, es romanticismo. Si, romanticismo, ese tan denostado y tan pasado de moda, el que nos hacía ser felices y, como usted bien ha dicho, vivir en una nube, encaramados en lo alto de las olas espumosas del amor. Hoy no viven encaramados, viven encamados en la promiscuidad más abyecta, pero, ¿eso es felicidad?

basurillas
basurillas
1 año hace
Responder a  Ricarrob

Indudablemente no; pero tampoco podemos obviar nuestra amarga contribución, por palabra, obra u omisión, como se dice en Misa, en ese horrible mundo que les dejamos en herencia. Donde nuestros padres pusieron sangre, sudor y lágrimas, nosotros dejamos o fijamos el camino para dejar abandono, consumo irresponsable, falta de lucha sin cuartel por los valores supremos, verdades a medias o mal contadas, y maldades sin expiación. Desgraciadamente cada generación es la penitencia de aquella de la que trae causa. Yo al menos me negué a mantener ese fraude de supuesto progreso sin fin y partiré sin hijos. Ese es al mismo tiempo mi regalo y mi triste condena.

pedro
pedro
1 año hace
Responder a  Francisco Brun

pasa de los cincuenta y llega a Planet 51… si pibe ,les sacaron el cerebro
. Como un águila ,ciencia ,vida ,y prosa Alexander sin salir de casa oficio economista.

pedro
pedro
1 año hace

La muerte puede acaecer en un cuerpo presente en forma natural es decir conservando su naturaleza viva puede hoy admitirse la muerte que consideramos lenta por ocurrir y por otra en forma presente ante el sujeto.
Su cuerpo puede mostrar enfermedad debida al abandono crónico del trabajo ,gajes de la vida y un sin fin de posibles causantes naturales .La muerte de un soldADO ES HEROICA Y ANONIMA PERO LA MUERTE LENTA ANTE UN CUERPO en un hospital ante una vida inhóspita que nos niega las alementales ,sin lamento elemento .diría ,tachaduras que nos dan vida por insuperables ,hoy entendemos que pueden ser voluntarios ;pero nadie concibe el cuerpo hacia la muerte con su posible cura tan presente como aquellos elementos limas de su cuerpo .
He visto cuerpos resfriar ,al igual que la muerte del siglo x causa de las imparables epidemias glosadas y pintas de su incomprensión y faltas de solución con la diezma del género humano .Parece el presente preservar la palabra y ahora en el cuerpo hospitalizado falto de calor ,arropado ,agua ,limos ,hidratación y un poco de fuga de vida calma falta por eso la malversa vida que llevamos al igual que siglos siglas al x que no genocida y alcanza -¿igual? al al-mar que al morir .
Concebir el estereotipo no es truculento a la muerte sobre todo a hora tan voluntaria y malversa ,Sacia la ira silenciosa y débil delos cuerpos faltos de eso vida .digita y altera viro en veinte y veo resurta la muerta como movimiento de los héroes soldados defensores por pura casualidad ,desorden de los siglos ,alterado al son musical de un piano compuesto sin tocar ¿qué sonata ,sonar ?

pedro
pedro
1 año hace

La muerte puede acaecer ,en un cuerpo presente ,en forma natural ,es decir ,conservando su naturaleza viva ,puede, hoy admitirse la muerte, que consideramos lenta por ocurrir y por otra en forma presente ante el sujeto.
Su cuerpo puede. mostrar enfermedad debida al abandono crónico del trabajo ,gajes de la vida y un sin fin de posibles causantes naturales .La muerte de un soldADO ES HEROICA Y ANONIMA PERO LA MUERTE LENTA ANTE UN CUERPO en un hospital ante una vida inhóspita que nos niega las a-elementales ,sin lamento elemento .diría ,tachaduras que nos dan vida por insuperables ,hoy entendemos ,que pueden ser voluntarios ;pero nadie concibe el cuerpo hacia, la muerte con su posible ,cura tan presente ,como ,aquellos elementos limas de su cuerpo .
He visto cuerpos resfriar ,al igual que la muerte del siglo x .Causa de las imparables epidemias glosadas y pintas de su incomprensión y faltas de solución con la diezma del género humano .Parece el presente preservar la palabra y ahora ,en el cuerpo hospitalizado falto de calor ,arropado ,agua ,limos ,hidratación y un poco de fuga de vida calma falta por eso la malversa vida que llevamos al igual que siglos siglas al x que no genocida y alcanza -¿igual? al al-mar que al morir .
Concebir el estereotipo ,, no es truculento a la muerte sobre todo ,a hora, tan ,voluntaria y malversa ,Sacia la ira silenciosa y débil de los cuerpos faltos de eso vida .digita y altera viro en veinte y veo resurta la muerta como movimiento de los héroes soldados defensores por pura casualidad ,desorden de los siglos ,alterado al son musical de un piano compuesto sin tocar ¿Qué sonata ,sonar ?

pedro
pedro
1 año hace

la vida cortada ,pegada
apegada al puro
vino ceniza ,sin vino
y diretes ,bleda
pea sesgada( agada ,no significa que) ,agadón
estrecho montes
abada rinoceronte
si Águeda ,acedar ,aguda
en agenda
agria ,pica ,pico monte

pedro
pedro
1 año hace

Vas en contra noticia .

pedro
pedro
1 año hace

En corto queda largo .

pedro
pedro
1 año hace

el viaje
el libro sigue en el suelo
y la puerta cierra ,
cuando empecé el viaje
estaba ,ahora viaje ,
el libro sigue en el suelo
elementa ,hoy viaje
y no recogí el libro

pedro
pedro
1 año hace

El amor propio no es
amor en vilo
soñamos con el gol de Alemania
y con Japón todas las probabilidades que ,no entendían pura matemática
amor en vilo sentido festivo
al gol medio la tinta
amo en vilo
amor propio defensivo
falto de fiesta y un número
puro albedrio.