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Smiley, una comedia LGTBI+ romántica y navideña

Smiley, una comedia LGTBI+ romántica y navideña

Tras triunfar en todo el mundo con una obra de teatro, Guillem Clua adapta ahora su famosa obra Smiley al formato de serie (Netflix), con una comedia romántica, navideña y divertida, inspirada en Love Actually y que es la que a él le hubiera gustado ver, explica el dramaturgo y guionista catalán a EFE.

“Por suerte cada vez más hay más contenido LGTBI+ en las pantallas y está triunfando, como es el caso de Heartstopper. Ojalá hubiera tenido algo así cuando fui adolescente. Sin embargo, esta serie va más allá, cuando los hombres tienen ya entre 30 o 40 años, han salido del armario y tienen unos conflictos más serios. Como los de cualquier comedia romántica, pero esta vez con hombres”, aclara.

Para el actor Carlos Cuevas, uno de sus protagonistas, “es bonito poder contribuir a generar referentes a través de los clásicos clichés de comedia romántica, pero que a su vez se rompen los moldes porque está protagonizada por dos hombres. Me parece muy bonito participar en esto, y que llegue a las casas de cientos de países para nosotros es un honor y un privilegio”, señala a EFE.

Smiley, dirigida por Marta Pahissa y David Martín Porras, cuenta la historia de Álex (Cuevas) un joven que sufre un desengaño amoroso. Se había ilusionado con un chico que, después de unas pocas semanas, acaba desapareciendo sin contestar ninguno de sus mensajes. Para desahogarse, coge su móvil y le manda un mensaje de voz pidiéndole explicaciones que tendrá consecuencias inesperadas porque se lo envía por error a Bruno (Miki Esparbé), a quien no conoce de nada. Ese inocente primer equívoco es el primero de una cadena de acontecimientos que cambiará la vida de ambos para siempre.


Fue en 2011 cuando Clua, para un torneo de dramaturgia, creó la obra de teatro Smiley. Sin pretensión de que llegara muy lejos, se estrenó en una sala minúscula, donde, poco a poco, y gracias a la buena acogida del público y de las críticas pudo dar un salto mayor a otras salas de Barcelona, e incluso hacer una gira a nivel nacional; y luego a países como Estados Unidos, Venezuela, Chile, Uruguay y Australia.

Once años se adapta a la pantalla de la mano de Netflix: “La plataforma se puso en contacto conmigo porque les había gustado la obra de teatro y querían convertirla en serie. Yo ya había trabajado con ellos anteriormente en otros proyectos, así que esto me hizo el doble de ilusión, y en cuanto les dije que sí me puse a adaptar el libreto, porque claro, no es lo mismo la trama de una hora y media que ocho capítulos”, apunta.

En este sentido, el creador indica que tuvo que crear nuevos conflictos para que la historia “fluyera de manera adecuada”; y ahí es donde entraron las tramas ampliadas de los personajes secundarios que también expandió a otras realidades del colectivo al incluir en su historia a lesbianas —Vero (Meritxell Calvo), amiga íntima de Álex, y a Patri (Giannina Fruttero)— o travestis (personaje de Pepón Nieto).

“Tenía mucho interés en mostrar esa realidad del hombre gay mayor, que suele estar invisibilizado en las historias de amor y al que incluso dentro del propio colectivo se deja de lado”, explica.

La obra teatral tuvo, tiempo después, una secuela, por lo que tanto el creador como los actores confiesan que les “encantaría” que hubiese una segunda parte. “Eso no depende de nosotros, sino de la audiencia. Ojalá guste y podamos hacer otra temporada”, subraya el creador.

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