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Toma y lee (XIV): Velocidad de otoño

Toma y lee (XIV): Velocidad de otoño

En este omoshiroi que os sirvo en Zenda, publico una vez al mes un diario de lecturas y conversaciones sobre libros.

Si te apetece, toma y lee.

Sábado, 1 de octubre

Al salir del aparcamiento, me encuentro a Felipe Navarro. Entramos en Luces echándome en cara, con gracia, y ese gatillo fácil dialéctico que le caracteriza, un reciente viaje. “A ver luego qué vas a escribir en Zenda”. Muy decidido, como si tuviera prisa, sube a la primera planta. Él va a presentar la novela de Vicente Luis Mora (Circular 22). No queda ni una silla libre. Aforo completo. No quiero destripar mucho por aquí de esta cartografía de Mora que supone la culminación de 25 años de vida y escritura. Me tengo que leer las 636 páginas. Procedo.

Siempre vamos al restaurante El Tintero cuando viene alguien de fuera. Max, suizo de Basilea de 12 años, le dice a su padre, Michael, mi amigo desde los 19, y devoto del Tintero desde que lo conoció en los noventa: “Papá, cuando tenga un hijo yo también voy a venir aquí”. Sirven de una manera veloz. El pescaíto está muy rico y el día acompaña.

Al llegar a casa toda la familia se mete en la piscina, ya helada para cualquiera de aquí. Los miramos, asombrados. Anímate, que no está tan fría. Valientes.

Viernes, 7 de octubre

Comento en el Congreso de Periodismo de Manuel Alcántara la anécdota que me contó Paco Reyero hace unas semanas sobre la chapa del bar La Moderna de Jerez (a partir del minuto 7). Emilio Morenatti despliega todo un arsenal de emociones a los alumnos de Periodismo. Cuántas vocaciones habrá inyectado. Seguiremos facilitando más dosis.

Domingo, 9 de octubre

Ardillas en el parque. Cogen piñas y frutos secos; luego se suben al árbol. La bahía, una belleza que asusta porque te paraliza y obliga a pararte para observar los azules, aparece entre arbustos. ¿Hacia dónde irá ese sendero? Venga, vamos a ver. Mejor otro día. Hay cuatro salidas. No vamos a decir cuál es. Tan desconocido, tan cerca, tan atractivo.

Lunes, 10 de octubre

Debajo del cruce de carreteras, aparece una pintada: “Proyecto Hambre también existe”.

Martes, 11 de octubre

Entrevista de Antonio Lucas a Muñoz Molina en el videopodcast Toda una vida. Es un gran buscador de pepitas de oro, no le atrae la abstracción, sino lo concreto. “Me gustan los relatos de testimonios”, afirma. Por sus novelas, por sus ensayos, por sus diarios y por sus artículos es el creador que mejor ha retratado la sociedad española de los últimos 30 años.

Miércoles, 12 de octubre

Me presento en el club de jazz Clarence de Torremolinos, el más grande de España, para un reportaje de El Confidencial. Veo el ensayo antes del concierto. Hago fotos de los artistas interpretando piezas. Al terminar un señor me llama por mi nombre. Dice que nos conocimos en los noventa. Será de la época en la que cubría el Festival de Jazz de Málaga. Tras acabar un concierto de Ray Charles o de Van Morrison preguntaba a los que sabían si lo que yo había visto estaba bien o mal. Lo apuntaba en mi libreta pequeña, que lucía una endiablada letra que me costaba y cuesta todavía siempre descifrar. A mí me había gustado, pero faltaban referencias. Algo de eso sigue pasando. Creo más en las opiniones de los demás que en las mías. Me gusta más escuchar que pontificar, a no ser que sea un tema que me apasione de verdad. Contradicciones.

Jueves, 13 de octubre

¿Esto es para ponerlo en Zenda? Claro que no. No veo mucho sentido escribir una reseña negativa. Con la cantidad de libros que hay por comentar no voy a dedicar tiempo a los que no valen nada o muy poco.

Me llama Michael Gordon desde Madrid. No dejan hacer fotos, pero él no obedece. Está tomándose un vino en la Venencia, único superviviente del principio de la calle Echegaray, junto al japonés Donzoko. Por cierto: ni rastro de La Boca del Lobo ni del Cardamomo, nuestros templos nocturnos del arranque del milenio.

Toñi lee Las esperas, de Felipe Navarro, y le parece maravilloso lo de aquella “autopista para peces”. Más: “Se metió en el agua en inmersión. Un tiempo de pescador de perlas; inverosímil”. Hay más perlas unas páginas más adelante.

Sábado, 15 de octubre

Día imborrable. Celebramos los 30 + 2 (la pandemia nos ha obligado a retrasarlo dos años) que acabamos COU en mi querido colegio Los Olivos. Allí estudié desde Primero de EGB hasta ese llamado Curso de Orientación Universitaria (1990). Lo que me conocéis, sabéis hasta qué punto me ha marcado la educación agustiniana, cuán importante es Los Olivos para mi vida y el cariño que tengo/tenemos todos los miembros de nuestra promoción a profesores y toda la comunidad educativa por cómo nos enseñaron a vivir. Toma y lee, el nombre de este diario, lo aprendí allí.

Mi amigo José Luis hizo un vídeo donde repasó la historia del colegio y nuestras vivencias. Fue emocionante a la vez que divertido cuando se exhibió en el salón de actos donde imité a Jesús Hermida cuando lucía rebeldísimo flequillo (tal cual, ja, ja) y di el discurso como delegado. Qué suerte seguir compartiendo momentos con los amigos de la infancia y de la adolescencia.

Domingo, 16 de octubre

Al pasar el trono por la calle Salvago veo a mi madre con Fernanda, Isa, Fortunato y Mari Carmen. Justo arriba, en la segunda planta, empezó la Hermandad de la Virgen de la Cabeza, de la que mis padres son tan devotos y que fundaron hace 25 años. Suena el toque de campana y mi padre se emociona escuchando el coro Aire Andaluz. Morenita.

Martes, 18 de octubre  

Último capítulo de The Newsreader, ambientada en 1986 en una cadena de televisión de Melbourne. Los cinco minutos de final son un poco pastel: están muy por debajo del resto de la serie. Refleja muy bien la tensión de las redacciones, cómo la vida personal te pasará factura profesionalmente (más bien viceversa) y las dudas a la hora de enfocar un tema.

Jueves, 20 de octubre 

En la fiesta de La Opinión de Málaga veo a José María de Loma merodear cerca del jamón ibérico que están cortando al lado del saxofonista que motiva a Javier Ojeda a arrancarse con un solo que anima y poco después de la fotografía con Isabel Morillo en este reencuentro que deberíamos repetir antes de que el calendario siga su curso inesperado sin comas ni puntos y comas sin puntos que valgan y aquí debería ir un punto que no pongo o sí. 

Viernes, 21 de octubre 

Hojeo mi libro de Literatura de segundo de BUP, azul con un círculo, y elaborado por Fernando Lázaro Carreter y Vicente Tusón. Me fijo en las fechas de nacimiento y muerte de los escritores. Qué cantidad de biografía aprendíamos. Casi más vida que obra. Creo que de ahí arranca mi devoción por los años en los que un autor escribió su primera novela, si el tercer poemario fue el de su consagración o fracaso y si tenía que haber empezado antes a ser ensayista. 

Sábado, 22 de octubre 

Aperitivo/almuerzo con Santiago Molina en el bar Jordi de Torre del Mar. La Torre, como la llaman los nativos. Santi, sabio veinteañero, se graduó en Periodismo con un Trabajo Fin de Grado sobre el reporterismo de Manu Leguineche, y ahora le quedan dos temporadas para acabar Filosofía. Es devoto, estudioso y apasionado lector de los diarios literarios, y siempre me dice que tengo que leer más a Flaubert y a Trapiello. Cada vez le hago más caso. Todavía no me ha enseñado su guarida del barrio de las Letras. ¿Qué esconderá allí? 

Domingo, 23 de octubre

“El desarraigo es la experiencia humana fundamental desde hace 200 años” (Pankaj Mishra en El País).

Lista de cosas pendientes. Comprar objetos de supervivencia: no tenemos hornillo, ni suficientes pilas y falta yodo para un ataque atómico. “¿En serio vas a escribir esto?”, se pregunta Toñi. Ya estamos listos para el gran apagón.

Lunes, 24 de octubre

Estoy noqueado por una gastroenteritis de la que no me explico el origen. Por primera vez en mi vida, doy clase sin levantarme de la silla. Por la tarde me quedo horas en la cama sin poder leer, sin poder escuchar la radio, sin apenas atender el móvil. Tengo una colosal falta de energía. Duermo diez horas.

Martes, 25 de octubre

¿De qué voy a escribir hoy?

¿Del delicioso comienzo de Las campanas sobre el viejo Tokio?

¿De La sonrisa de la Mona Lisa, una versión femenina de El club de los poetas muertos?

¿Del podcast de Hotel Jorge Juan con Daniel Gascón?

¿O del aniversario picassiano?

De todo y de nada.

Los sonidos y silencios de Tokio

Miércoles, 26 de octubre

Mi amigo, al que sorprendo con un abrazo muy querido tras tantos meses sin vernos, se ha comprado una casa en un pueblecito de la Serranía, un retiro para poder escribir y recrear nuevas historias. Nuestro comensal dice en la mitad de la comida: “El problema fue competir en una carrera de velocidad sin saber que al final era una maratón”. Hay menú del día. Callos y coliflor. Yo me tomo algo a la plancha. La camarera cree que nuestra sobremesa, animadísima y dejando que entren silencios nada agobiantes, se había convertido en siesta. “Ya iba a subir a despertaros”.

Jueves, 27 de octubre

En la Casa Gerald Brenan está Alfredo Taján a punto de poner orden en la sala. Me dan los tres ejemplares que van a presentar. Escucho lo que dicen, apunto ideas en el bloc de notas del móvil, y me despido ni muy rápido ni haciéndome el remolón. Los actos literarios de los jueves atesoran el sabor de las mejores vísperas.

Viernes, 28 de octubre

En la Peña El Palustre se dialoga si hay más vida en los barrios. No todo está en el Centro. No se conoce bien lo que hay lejos de nuestro entorno. El concejal se sienta en primera fila y no habla. Dice que está solo para escuchar y tomar nota. ¿Seguro? Algunas preguntas (incluida la mía) no concretan y en realidad son miniparlamentos. Hay debate tras el debate. Las aceitunas estaban ricas… y la conversación en la barra.

Sábado, 29 de octubre

Vuelta al colegio. Almuerzo paella sin cebolla con compañía feliz e inesperada recordando momentos, una frase de 1989, y las carcajadas en un autobús camino de Ávila. ¿Hasta cuándo va a durar este constante revival de nostalgia?

—¿A qué hora amanece mañana?

—Temprano.

Domingo, 30 de octubre

Cambia el horario y no cambia el tiempo. Sigue el sol, el calor, la luz. A veces salgo a la calle y me encuentro flores y mariposas despistadas. Oigo moscas que revoletean cerca de los jardines. Viajan a otra velocidad. Releo a Eloy Tizón.

Lunes, 31 de octubre

Vamos al cine a las 22.25. Solo otra pareja más y nosotros estamos viendo El último pasajero, la última de Álex de la Iglesia. Divertida, disparatada y excesiva. La idea y la narrativa son excelentes. No sabe acabar la película, como casi siempre. Este mes me pasa igual. Tampoco sé cómo rematar el Toma y lee. No es el final esperado.

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