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Un amor de Josep Pla, de la Alemania de la inflación al crematorio de Auschwitz

Un amor de Josep Pla, de la Alemania de la inflación al crematorio de Auschwitz

«La conocí en Berlín cuando el dólar valía trescientos millones de marcos», así comienza el breve recuerdo que Josep Pla dejó escrito de Aly Herscovitz, joven judía que fue su amante y que fue asesinada en el campo de exterminio de Auschwitz, según detalla el último libro de Xavier Pericay, fruto de una investigación colectiva.

Aly Herscovitz. Cenizas en la vida europea de Josep Pla, publicado por la editorial sevillana Athenaica, es el título de esta obra que reúne las conclusiones de las pesquisas —y las vicisitudes de esas mismas pesquisas— efectuadas desde 2007 por un grupo de cinco investigadores interesados en la biografía de Josep Pla, a las que Xavier Pericay ha sabido imprimirle carácter narrativo y un elevado tono literario.

Esos cinco investigadores son el propio Pericay, el periodista Arcadi Espada —autor del prólogo de esta edición—, Sergio Campos, que en 2007 rondaba la treintena y era bibliotecario del Cervantes de Berlín; Manuel Gascón, que entonces tenía poco más de 20 años y era estudiante de periodismo con una beca Erasmus en Bucarest, y la profesora residente en Róterdam, Eugenia Codina.

Durante años, los cinco fueron compartiendo el avance de sus investigaciones en el blog «Diarios» que desde 2003 sostiene Arcadi Espada, así como la crónica de sus viajes por media Europa, desde el propio campo de exterminio de Auschwitz a París, donde en 1942 Aly fue detenida en una redada contra los judíos residentes en Francia y donde localizaron —tal vez el paso más decisivo de la investigación— a Robert Herscovici.

Sobrino de Aly, Robert Herscovici les proporcionó las fotografías de Aly y de otros familiares de la infortunada amante de Josep Pla que integran el álbum del libro de Pericay, además del único testimonio verbal directo de un miembro de la familia judía Herscovitz (o Herscovici) que, procedente de Rumanía y Checoslovaquia, fue muy castigada por el genocidio desencadenado por los nazis.

La senda investigadora de los cinco se extendió igualmente por archivos, censos y memoriales de Alemania, Holanda, Polonia, Checoslovaquia, Rumanía, Austria, Francia y España, donde, ironías de la geografía, más cortapisas encontraron, concretamente en la Fundación Josep Pla, en la que precisaron contrastar los manuscritos de Pla en busca de cualquier detalle sobre la vida de Aly.

Xavier Pericay, entre otros muchos asuntos que van surgiendo a medida que va avanzando la investigación sobre la vida y la muerte de Aly, dedica páginas a la relación entre Pla y su editor Josep Vergés —y a la posibilidad de que éste interviniera con algo más que indicaciones en textos de aquél— y a personajes del siglo europeo como el verdugo Adolf Eichmann o el cineasta Claude Lanzmann, autor de Shoah.

También dedica páginas al colaboracionismo francés, ya que Aly y su madre, también asesinada por los nazis, fueron entregadas por las autoridades francesas en las nefastas jornadas del Velódromo de Invierno.

Traductor de Pla y especialista en el periodismo del primer tercio de siglo, Pericay, tal vez consciente de que lo que empezó siendo una pesquisa biográfica sobre una infortunada amante de Josep Pla derivó en un experimento literario con profundas implicaciones históricas y humanistas, cierra su libro con una pregunta:

«¿Se puede ser europeo, sentirse ciudadano de Europa, como se sentían ellos, e ignorar esa parte capital de su historia?»

«La señorita Aly Herscovitz» se titula el epígrafe de los dietarios «Notas Dispersas» en los que Pla da razón de su amante de juventud:

«Era judía, tenía la familia en Leipzig (…) Era muy joven (veintiún años), no muy alta, llena, rubiales, ojos grises, dentadura blanca, poco preocupada por la manera de vestir. Había recibido una enseñanza y una educación muy buenas, dominaba el francés y el inglés, y tenía una conversación agradabilísima (…) La conocí en el café. La invité a cenar; aceptó, y al cabo de dos o tres comidas vino a vivir al piso donde yo vivía como realquilado…»

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