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Veneno de mujer

Este libro que acaba de publicar Edhasa no tiene desperdicio. Hay un poco de todo en un ejemplar que es a la vez manual científico, catálogo de casos, ficha policial y serie de investigación y asesinato.

“Nada es veneno, todo es veneno, depende de las dosis”, decía Paracelso. En Veneno de mujer, la primera premisa jamás se cumple. Así, de la mano de José de Cora y Óscar Soriano, en un documentado rastreo a medias científico y periodístico, se nos van revelando los casos más famosos o importantes de envenenadoras múltiples, asesinas en serie disfrazadas de amantes esposas, enfermeras caritativas o cariñosas niñeras. Todo vale si mata, empezando por quitárselo a los otros: escorpiones, arañas, peces venenosos, tritones, salamandras… animales nacidos con el veneno como defensa son, en las manos de estas mujeres, instrumentos de una de las muertes más limpias que existen, la de las picaduras. La literatura y la historia abundan en este tipo de venenos hasta el punto de haberlo convertido en una exótica manera de acabar con la vida propia o la de los otros: desde Cleopatra a Conan Doyle, pasando por el Principito o Poe, la toxicidad animal siempre ha sido un arma letal estéticamente hermosa.

"Nada es veneno, todo es veneno, depende de las dosis, decía Paracelso. En Veneno de mujer, la primera premisa jamás se cumple"

¿Y qué decir de los venenos que la tierra nos ofrece? Tal vez sean éstos, los venenos minerales, los más usados, los más descritos, los más repetidos, siendo el rey indiscutible el arsénico, el veneno ideal, el “caballero de los venenos”, pues desde la antigüedad su función ha sido doble y contradictoria, ya que salva o quita la vida; fármaco o final. Sus usos se organizan en el equilibrio sutil de aliviar las úlceras, curar la malaria o servir de base para los matarratas. En el cine ha pasado a la historia por ser el protagonista indiscutible de una de las películas más divertidas de toda la filmografía de Capra, Arsenic and Old Lace (Arsénico por compasión).

Mención especial merece el mercurio, también conocido como azogue. Aunque hay miles muertes vinculadas a este metal líquido y a los efluvios de sus derivados, quizás la más famosa de todas sea la de Napoleón, pues los estudios más recientes sobre las condiciones de su extraño final revelan que quizás muriese de una iatrogénica (error médico) al administrársele un compuesto mercurial junto con un sirope de compuestos cianogenéticos (almendras amargas), lo cual produce una mezcla muy tóxica de cianuro y mercurio.

"Aunque hay miles muertes vinculadas a este metal líquido y a los efluvios de sus derivados, quizás la más famosa de todas sea la de Napoleón"

Tampoco en este curioso libro se han olvidado del cianuro, por supuesto, ni de su hermano literario menos conocido, el talio, por el que Agatha Christie, por cierto, fue censurada por describir y descubrir, para los menos dados a leer libros químicos, sus posibilidades letales en su novela El misterio de Pale Horse. Todo habría quedado en el marco de lo novelesco si no fuese porque un joven de catorce años decidió aplicar los conocimientos adquiridos en dicha novela con su propia familia. Por estos hechos pasaría a la historia criminal con el explícito sobrenombre de “el envenenador de la taza de té”.

Pues todo eso y mucho más podrán encontrar en este curioso libro de envenenadoras, donde la ficción y la realidad se alían con la ciencia y la escritura amena, casi periodística y con un maravilloso sentido del humor, para descubrirnos la parte oscura del ser humano, esa que tanto atrae y seduce por parecerse demasiado a lo que todos hemos contemplado alguna vez, no sin curioso placer, dentro de nosotros mismos.

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Autor: José de Cora y Óscar Soriano. Título: Veneno de mujer. Editorial: Edhasa. Venta: Todostuslibros y Amazon

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