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Walden: La cabaña de los libros de Pamplona

Walden: La cabaña de los libros de Pamplona

La primera vez que leí a Henry David Thoreau fue en 2013, el año que vine de visita a Pamplona y supe de la librería Walden. Ahora el templo de libros de Daniel Rosino cumple 10 años. Me pregunto cuántas personas hemos leído el ensayo de Thoreau gracias al homenaje de Daniel y su cabaña de libros en el centro de la ciudad.

Años después de aquella primera visita, vine a Pamplona para quedarme, y desde entonces he podido seguir de cerca la trayectoria de la librería. En los últimos años han pasado escritoras, editores, poetas, cineastas y una diversidad de personas vinculadas al mundo del libro y la cultura. De este modo, Daniel y Vicky, su compañera librera, han conseguido mantener vivo un ecosistema imprescindible para la comunidad de lectores de Pamplona, haciendo de la librería mucho más que comercio.

"Intenta llevar un mínimo orden en la tienda. Respeta un método de trabajo diario aunque tarde o temprano, comenta, lo invade el caos"

Walden, con sus mesas de nogal y sus estanterías de roble, acoge a sus visitantes con la calidez de un bosque. El espacio que ha creado Daniel es tan propicio para el encuentro con los libros, la poesía y la literatura como para ese tipo de encuentros que ofrece la naturaleza, el inesperado, el fortuito y, en el mejor de los casos, el encuentro con una misma. Todo puede darse si estamos dispuestas a que una autora o autor desconocido nos sorprenda.

Estos 10 años, dice Daniel, “significan muchas cosas, alguna de la cuales ni siquiera soy del todo consciente. A lo mejor he madurado algo, quisiera pensar y eso ya sería bastante. Desde luego he hecho buenos amigos en todo este tiempo, personas queridas que probablemente sin saberlo me acompañan casi casi cotidianamente”.

Daniel Rosino, librero de Walden.

“Una librería es un microcosmos ingobernable”, asegura Daniel, y “hay que rendirse a esa evidencia”. También cuenta que intenta llevar un mínimo orden en la tienda. Respeta un método de trabajo diario aunque tarde o temprano, comenta, lo invade el caos. Confiesa que pasa olímpicamente de los correos electrónicos, lo que para él se ha convertido en una tortura: “recibo del orden de 150 correos al día de los que solo tres son verdaderamente importantes”. En cambio se caracteriza por escuchar a cada cliente con calma y atención.

"Destaca dos voces del cono sur, por un lado, Benjamín Labaut por la fuerza narrativa brutal, seductora y tiránica al mismo tiempo, y las novelas Como si existiese el perdón y Quebrada, de la argentina Mariana Travacio"

Sobre el momento actual del sector, Daniel asegura que “desde el punto de vista de los libros el momento editorial es estupendo, variado y libérrimo” pero “tenemos que seguir engrasando el funcionamiento de la cadena del libro (autores, editoriales, distribuidoras y librerías). Y la Administración debería implicarse más, especialmente en el fomento de la lectura”.

Respecto a la influencia de las nuevas tecnologías, piensa que “el hecho de que los lectores estén hiperinformados hace que pierdan el gusto por lo desconocido”. Según cuenta, cada vez se encuentra en la librería con más gente que busca un libro en concreto. “Creo que esto ha cambiado en los últimos quince años, en lugar de dejarse llevar y confiar en el propio criterio o en el de los libreros”, comenta.

Daniel habla, escucha, atiende, se toma su tiempo, recomienda, y también observa y reflexiona: “Un lector es inclasificable, no se puede definir, no responden a un patrón concreto, ni por su formación, ni por su origen, ni por su condición social, ni por su género, ni por su ideología. No sé quiénes son”.

Eso sí, asegura, “los libreros sabemos reconocer a un lector con hablar diez segundos con él, aunque no compartamos gustos y no tengamos lecturas comunes”. En cuanto a sus propias lecturas, comenta, “de Andrés Trapiello lo leo todo, especialmente sus diarios, que son la obra total: son una mezcla de humor y melancolía, de ternura con unas gotas de mala leche, una escritura que ensancha el idioma”.

También destaca dos voces del cono sur, por un lado, Benjamín Labaut por la fuerza narrativa brutal, seductora y tiránica al mismo tiempo, y las novelas Como si existiese el perdón y Quebrada (las dos en la joven editorial las afueras), de la argentina Mariana Travacio, concisa y delicada en el decir, clásica de tragedia griega en los asuntos.

"Celebramos estos diez años y deseamos que sean muchos más para que más lectoras y lectores tengan la oportunidad de refugiarse en la cabaña de libros del centro de Pamplona"

Consecuencia de los 10 años, admite Daniel, también es un cierto cansancio y un cierto endurecimiento, algo que ha visto en otros compañeros del oficio que están, igual que él, en la cuarentena y llevan unos años con un proyecto parecido. “Me da la sensación de que es generalizado, no solo en el sector del libro, que es el que conozco, sino que es algo tal vez generacional. O quizá solo sea ley de vida, que cumple con su trabajo a conciencia”. A pesar de eso le sigue gustando su oficio y no se imagina haciendo otra cosa.

Tampoco nos imaginamos Pamplona sin Walden, ni Walden sin Daniel. Por eso celebramos estos diez años y deseamos que sean muchos más para que más lectoras y lectores tengan la oportunidad de refugiarse en la cabaña de libros del centro de Pamplona desde donde Daniel Rosino nos anima a acercarnos a la literatura tal vez como Thoreau a la naturaleza, con curiosidad, sin prisa y con el corazón del pensamiento abierto.

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