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Zunzunegui ante la identidad mexicana

Zunzunegui ante la identidad mexicana

En 1950, Octavio Paz nos ofreció en El laberinto de la soledad una radiografía tan brillante como inquietante del ser mexicano. Su diagnóstico, mezcla de poesía y filosofía, retrata a un pueblo que se oculta tras la máscara, que sospecha del otro y que solo se desborda en la violencia o en la fiesta. Esa mirada, lúcida y a la vez perturbadora, ha marcado generaciones, pero encierra el riesgo de tomarse como destino, como si el mexicano estuviera condenado a vivir perpetuamente desde la herida. A veces uno lee a Paz y tiene la sensación de que la nación mexicana está bajo terapia, aunque sin posibilidad de alta.

Setenta años después, Juan Miguel Zunzunegui propone otra senda. Historiador y divulgador incansable, invita a mirar la historia como un relato que puede, y debe, reescribirse. Siguiendo a Nietzsche, duda de las verdades objetivas. Toda verdad, explica, responde a un contexto y a un interés que deben redefinirse. En Al día siguiente de la Conquista (La Esfera de los Libros, 2025), sostiene que lo que más pesa a los mexicanos actuales no es lo que realmente ocurrió, sino cómo se lo siguen contando. Herederos de una pedagogía de la derrota, muchos se resignan al papel de víctimas perpetuas y frente al fatalismo del “así somos”, Zunzunegui sugiere un ejercicio de terapia narrativa: cambiar el guion para cambiar la vida.

"Donde Paz veía la máscara como destino ontológico, Zunzunegui la entiende como guion aprendido que debe ser superado: un libreto de vergüenza repetido, muy especialmente a lo largo del siglo XX y el actual"

No niega la violencia de la Conquista, pero se niega a absolutizarla. Hubo figuras siniestras como Nuño Beltrán de Guzmán o el mismo Cristóbal Colón (y tampoco faltan hoy zapateros y monederos, émulos disminuidos pero no menos malignos), pero también personajes con lucidez política capaces de forjar alianzas y que llegaron al Nuevo Mundo para quedarse. No idealiza a los conquistadores ni a los pueblos originarios, pero tampoco los demoniza en bloque. Recuerda que los imperios mesoamericanos se levantaron sobre el tributo, la guerra y, a veces, el canibalismo y también que España, contribuyó a la liberación de los pueblos oprimidos por los mexicas y legó a México, nación mestiza, un componente fundamental del que no se puede renegar sin hacerlo de uno mismo. El México virreinal, según Zunzunegui, no fue solo imposición. También fue mestizaje, negociación e invención, sin los cuales el México actual no podría existir.

Donde Paz veía la máscara como destino ontológico, Zunzunegui la entiende como guion aprendido que debe ser superado: un libreto de vergüenza repetido, muy especialmente a lo largo del siglo XX y el actual. En Al día siguiente ensaya una suerte de fisioterapia cultural, devolviendo movilidad a los símbolos que inmovilizan a los mexicanos y defiende que lo aprendido puede desaprenderse. Pasar del “somos hijos de la chingada” a “somos autores de una cultura híbrida y pujante” no es autoengaño, sino higiene simbólica. Y como parte de esta higiene, se propone reinterpretar los símbolos, acudiendo a los hechos históricos: La Malinche, antes vista como traidora, reaparece como traductora y estratega; la virgen de Guadalupe, como emblema de integración popular; el pelado, como ironía crítica más que cinismo.

"La terapia propuesta por Zunzunegui consistiría en que las naciones americanas, y no solo la mexicana, olviden las culpas heredadas para asumirse tal cual se es"

Tampoco se arredra ante lo que en el contexto actual podría verse como provocación. Así sostiene que España no tiene por qué pedir perdón por la Conquista, por la misma razón que Hispanoamérica no tiene razón para agradecerla. Ni México ni España son las de entonces. México no existía en 1521 y la España conquistadora ya ha desaparecido. Y por si esto no fuera suficiente, se atreve señalar lo obvio: lo que más sienten los mexicanos actuales como propio, empezando por la lengua, les viene de aquellos conquistadores de los que abominan. En paralelo a lo que afirma Savater en un artículo reciente, abominar de la Hispanidad sería equivalente a arrepentirse de haber nacido.

La terapia propuesta por Zunzunegui consistiría en que las naciones americanas, y no solo la mexicana, olviden las culpas heredadas para asumirse tal cual se es: sociedades vivas, hijas de múltiples pasados, y responsables de su presente. Y esta confluye con el dictamen de Savater sobre aquel periodo: “El útero del planeta dio nuevos frutos que aún nos alimentan”.

"Esa es la clave de Al día siguiente de la conquista. Zunzunegui no propone olvidar ni edulcorar, sino integrar, transformando el trauma en memoria viva, en impulso creativo y en ciudadanía crítica"

Podríamos ver a Paz como el psicoanalista melancólico de la cultura mexicana, revelando complejos y máscaras. Zunzunegui, por su parte, actúa como terapeuta narrativo que identifica los relatos que lastran a los mexicanos (y también a otros hispanoamericanos e incluso a españoles) y propone otros nuevos y más realistas, que proyectan ligereza y jovialidad. Ambos autores, lejos de contradecirse, se complementan y entre ambos trazan un arco fecundo: Si Paz detectó el laberinto, Zunzunegui nos enseña a buscar la salida.

Narrar para sanar: ésa es la clave de Al día siguiente de la conquista. Zunzunegui no propone olvidar ni edulcorar, sino integrar, transformando el trauma en memoria viva, en impulso creativo y en ciudadanía crítica. Quizá el verdadero desafío para México —y también para toda la Hispanidad en su conjunto— no sea tanto reconocerse en la soledad, sino aprender a contarse en plural. Y hacerlo sin culpas ni agradecimientos que ya no pertenecen a nadie. Entonces sí, la hispanidad podría dejar de ser “una civilización exiliada de sí misma” (la expresión es de Zunzunegui) para convertirse, al fin, en un espacio vivo de reencuentro y asumir la pertenencia a “la liga más internacional”, eso que Unamuno, y Savater con él, llamó Hispanidad.

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Autor: Juan Miguel Zunzunegui. Título: Al día siguiente de la Conquista. Editorial: La esfera de los libros. Venta: Todos tus libros.

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pilarandresgil@yahoo.es
pilarandresgil@yahoo.es
15 ddís hace

Brillante artículo. Argumenta con solidez el papel histórico de España en la conquista de México y ofrece un necesario contrapunto a posturas sesgadas y perniciosas, como las recientes declaraciones del ministro Albares, difíciles de no calificar como ignominiosas y ajenas al sentir común de buena parte de los españoles.