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5 poemas de Llenos los niños de árboles, de Cristina Sánchez-Andrade

5 poemas de Llenos los niños de árboles, de Cristina Sánchez-Andrade

Atraviesa estos poemas un miedo que se despierta con el tiempo: el de la mordedura de la vejez. También los recorre la extrañeza que separa el amor a los hijos y la necesidad de un espacio propio; y ese otro miedo que nace de la incapacidad para expresar la ternura, o de la ausencia de algo indefinido que adopta forma de pájaro. Cristina Sánchez-Andrade ha escrito este libro hermoso, salvaje, durísimo en su honestidad, en el que surge de la sombra un mundo que se entiende como la historia propia: el universo entero cabe en un montón de tierra o en una botella vacía de leche. Llenos los niños de árboles habla sobre el entorno que hiere, sobre la memoria que cura, y lo hace desde la conciencia de que «el mundo ya estaba en mi corazón, / como la pequeña mancha de podredumbre en la cereza».

Zenda comparte cinco poemas de Llenos los niños de árboles (La Bella Varsovia).

***

ME DUELEN LAS VENTANAS

Entre yo y yo misma hay un cristal
y en la inconstancia me crecen las uñas.
Es mi manera de amar,
no conozco otra.

El afuera golpea dentro,
como un pájaro desorientado que choca contra el cristal
y no puedo abrir,
no quiero.
Pero a veces me aprietan los goznes,

y hoy me duelen las ventanas.

***

AUSENCIA

Al atardecer hierve en los riñones,
fermenta en ráfagas momentáneas y breves
lo otro constante,
que es la carne del anhelo
o el veneno del vacío.

Se enciende entonces el fuego que nunca se extingue
el tirón feroz de la sangre,

o el deseo de ser diferentes.

***

Se me desangran las cosas.
Las cosas no dichas con las que uno se muere
como heridas que se pudren por dentro.

Sangre que huele como el polvo.

***

Una vieja empuja un carricoche en el que gime un perro tapado con una manta. No le importan las miradas, ni los gatos ciegos enzarzados en bufidos verdes, ni el hervor del alquitrán caliente bajo sus pies.

Se trata de salir, de traspasar: caricia, piel.

Hace cincuenta años perdió a su hijo y ahora ese perrito se llama como él.

***

Como la lengua,
que siempre va
a la llaga de la boca
y escarba,

uno es consciente de la herida.

—————————————

Autora: Cristina Sánchez-Andrade. Título: Llenos los niños de árboles. Editorial: La Bella Varsovia. Venta: Todostuslibros, Amazon, Fnac y Casa del Libro.

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