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5 poemas de Perder naturaleza, de Pablo López Carballo

5 poemas de Perder naturaleza, de Pablo López Carballo

Perder naturaleza (ediciones Trea) es un libro que se coloca en la duración, es decir, ese difícil anclaje que procuran las cosas mientras suceden, cambian y siguen su inflexible trasformación. El tiempo como presupuesto abstracto de la existencia intenta hacerse tangible a través de la conexión entre pasado y presente, la narración mítica y la vivencia cotidiana, en un ejercicio que, pese a la conciencia de inaprensibilidad del instante, no renuncia a su sensación, análisis e imagen: habitar / la orilla, / representar / el agua. Por eso, las formas solo encuentran acomodo en lapsos muy breves, progresivos en algunas ocasiones pero a veces insertos en una red dislocada de enlaces. Los registros de las diferentes secciones se van sumando, a modo de pasadizos, para configurar una trama de tiempos donde resulta muy difícil, y casi algo sin sentido, encontrar un origen. Sin embargo, la memoria es el mecanismo que mueve ese impulso de atrapar las cosas y relaciones que acompañan y explican el paso de una vida.

Pablo López Carballo (1983, Cacabelos, León) ha publicado los libros Sobre unas ruinas encontradas (La Garúa, 2010), Quien manda uno (Colección Transatlántica, 2012), Crea mundos y te sacarán los ojos (El Gaviero, 2012) y La dictadura de la perspectiva (Trea, 2017). Es Profesor en la Universidad Complutense de Madrid (UCM), en la Universidad Internacional de La Rioja (UNIR) y en Duke University (DIM).

******

Pasaría el día aquí

haciendo todo lo que no quieres hacer

para que no tuvieras que hacerlo.

Esa es —me dices— la distancia

que nos separa del resto.

*

Y tú dijiste algo

del paisaje y yo pensé

que hablabas de mí

y te dije que tenía sed

y un largo camino por delante;

y tú que mejor moribundo,

que tiende a la recuperación;

y yo no entendía

cómo alguien sin agua

podía pronosticar

los cambios y el sentido;

sabía que calculabas

posibilidades en los caminos

y tu mundo era una caracola

que se acercaba hacía mí

pero se alejaba en el oído,

como la arena se desprende

del mar y anhela volver.

Todo era nuevo y tu prisa,

sin promesa, era el deseo.

*

LA VIRGEN EN CASA DE LA ABUELA

La loca de la escalera

de puertas para dentro,

le decían que estaba del nervio,

ahogada en su literalidad.

Daba cumplida cuenta

de lo que conducía

a su propia broza

y a la imposibilidad de un acuerdo.

Rumiaba convalecencia,

cada vez con menos tiempo,

cada día más lejos, de allí

no se regresa.

La virgen se paseaba

por casa mientras ella, inmóvil,

ojos fijos sobre las hojas

de incipientes rosales, esperaba

que algo aquietase

su inducida quietud.

Era una visitante

de un mundo a medio derruir.

Solo entraba en los detalles

para no salir de ellos.

Recitaba en lenguas

que rastreábamos —flexión

y derivaciones— y alimentaba

—suplantando lo orgánico—

nuestras presencias

cada vez más seniles. La imagen

de estuco acumulaba estambre

y gloria, como solo pueden hacer

los que se dan de baja del tiempo.

Nosotros barríamos alrededor.

*

De regreso,

faltos de intemperie,

hicimos que reluciera

lo que queríamos decir,

como objetos

que esperan

que los mires

y entiendas.

Se puede enfermar de esto:

creando gradaciones,

omitiendo referentes.

Lo mismo

que ante un cuadro

pero con menos paciencia.

*

Flor del cerezo

fue siempre impaciencia

de fruto, hambre,

jácara blanca.

A otro árbol

con esos tientos.

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Autor: Pablo López Carballo. Título: Perder naturaleza. Editorial: Trea. Venta: Todostuslibros y Amazon

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