Inicio > Óscar Lobato (Page 4)

Óscar Lobato

Óscar Lobato nació en Madrid el siglo pasado, sin jamás alardear de ello. De niño, aspiraba a convertirse en hombre renacentista, desistiendo al descubrir que Renacimiento no era ningún país iberoamericano. Movido por su sed de conocimientos, intentó convertirse en piloto de pruebas de la Flex o masajista titular de la mansión Playboy, sin la menor fortuna en ambos empeños. Desencantado, se alistó al Regimiento de Ficticios Reales, sirviendo con honor en varios frentes, mentones y barbillas. Reclutado para el Servicio Exterior de Confusión, se le asignó a la legación de Zagreb en calidad de Tercer Hombre, ascendiendo posteriormente a Cuarto Elemento y Quinta Puñeta. Como tapadera a sus actividades clandestinas, ha ejercido el periodismo durante más de treinta años y escrito tres novelas (Cazadores de humo, Centhæure y La fuerza y el viento, publicadas por Alfaguara/Penguin Random House).

Publicaciones del autor

El mensajero del miedo

Cosa de drogas, fijo. Cómo si no osaría Richard Condon escribir algo así. ¿Una conspiración comunista para convertir a un hijo de la élite...

El espía que mamó

Disimulen, pero sí. Mamar, como suena. En sus dos acepciones: aprender algo a tierna edad y emborracharse. Ambas las reunió Ian Fleming, genial embustero,...

Rama lama dingdong

Era peón fontanero y se llamaba Cirilo. Dos premisas adversas para influir en el pensamiento occidental. El propio Cyril Henry Hoskins se percató de...

Morir con las mallas puestas

Hans Graf Dietrich von Hülsen-Haeseler reunía en sus apellidos tanta alcurnia como esdrújulas. Su padre fue el general Hermann Alexander Hans Kasimir Botho von...

Una chica del ala

Lillian Boyer siempre aferró la vida con uñas y dientes. Más dientes que uñas, en su caso. La llamaban la Diablesa del Aire y...

Mangantes de ordenanza

Wilhelm Voigt era una verdadera joyita. En febrero de 1906, lo largan de prisión. Tiene cuarenta y cuatro otoños, aparenta diez inviernos más, y...

Proxenetismos de estado

Ahora, mientras llueven papeles de Panamá sobre tanto prohombre, y mientras tanta protomujer anda encenegada en fango hasta las trancas; me infla los compañones...