Textos de autor

—Creo que vi un ratón en la cocina –arrugó la nariz mi correclusa, hace ya una semana, como rogando ser al tiro contradicha. —Algo...

Los vecinos de atrás opinan diferente. Llevan dos noches celebrando unas fiestas en tal modo estruendosas y concurridas que no sería raro escucharlos llorar...

No siempre disfruté del privilegio de vivir en armonía con mi cronotipo. Igual que virtualmente todo el mundo, crecí bajo la bota de las...

El problema comienza por el apelativo. Desde su mismo nombre, el “pendiente” se define por su peso. Pende porque es pesado. Cuelga, se balancea....

—A ver, ¿qué diablos ganas con ver por la ventana? –sugiere la mirada larga del coautor, que hace ya un par de días me...

No se puede confiar en el progreso sin una fe rayana en la superstición. Damos por hecho que los asuntos delicados e importantes van...

En un día cualquiera, el súper resplandece. La comida se antoja, el ambiente es ligero, los productos refulgen desde sus anaqueles. Hoy, en cambio,...

—Canudos es aquí —me informó el sombrerudo administrador de la casa-museo, tras superar la pronta reticencia que le inspiraron mis bermudas cariocas, —pero antes...

Quiero decir que hay dos opciones básicas: hacer cuentas chillonas de lo que me han quitado o el feliz inventario de lo que conservo....

No sé si por influencia de Ciro Peraloca o Jerry Lewis me gusta ser cobaya de mis experimentos. Aprecio, por supuesto, la claridad mental...

Bastante ya tiene uno con albergar líquidos perniciosos y padecer su efecto devastador, para además de todo hacerse responsable de su producción. Ahora bien,...

¿Y qué decir del albazo traidor? Matanceros, verdugos y felones diversos saben bien que sus víctimas son más frágiles al amanecer. Pollos, reses, carneros,...

—¿Y esas uñas? —grazna mi correclusa, con el repelús propio de quien se asoma a ver un leprosario. —¿Qué tienen? –respingo, frunzo el ceño,...

Los algoritmos se parecen a ese príncipe azul que se anticipa a todos tus deseos, y mientras te preguntas cuál será su secreto él...

Se pasa uno la vida regateándole los minutos a la agenda, y cuando le regalan la primavera entera –algo así como mil quinientas horas,...