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Las peores prisiones del mundo

Las peores prisiones del mundo

Una docena de prisioneros de Zenda celebran la publicación de El prisionero de Zenda por Zenda Aventuras. Publicamos de manera simultánea artículos sobre prisiones reales o imaginarias, sobre prisioneros o sobre la novela de Anthony Hope. A continuación, reproducimos un texto de Blas Ruiz Grau con el que haremos un recorrido por las peores cárceles del mundo. 

A las buenas, querido criminal. Tengo un problema, lo reconozco. No es que sea menos grave por el hecho de que yo mismo lo tenga claro, qué va, pero sí es cierto que no deja de ser curioso esto que te voy a contar. Resulta que Leandro Pérez, uno de los capitanes de este barco llamado Zenda, me pidió que colaborara con un texto para celebrar el lanzamiento de El prisionero de Zenda bajo el sello Zenda Aventuras. Me dijo preguntó si podía aportar un texto libre cuyo nexo con los otros que habría es que tuviera algo que ver con una prisión. Y yo, como soy como soy, no puedo escribir otra cosa que no tenga que ver con algo relacionado con el mundillo criminal. Pero esto, pensándolo, no es tan malo. No lo es, porque te traigo un texto muy interesante. Supongo que ya intuirás de qué va, pero si por si acaso tuvieras alguna duda, te cuento que vengo a hablarte sobre las peores prisiones del mundo.

Así que vamos allá.

Comenzamos este viaje con una de las prisiones más seguras, quizá, del mundo entero. Se trata de ADX Florence. Situada en pleno desierto de Colorado, es considerada como una “supermax”. ¿Qué quiere decir esto? Pues así llaman a las prisiones diseñadas para largas estancias de presos de altísima peligrosidad. La primera que llegó a los EEUU seguro que te suena, pues no es otra que la archiconocida Alcatraz. De hecho, yendo todavía un poquito más allá, a esta se la conoce como “la Alcatraz de las Rocosas”.

"Los niveles de seguridad dentro de la cárcel son tan extremos que hacen hasta siete revisiones diarias para tener controlados a los presos"

Abierta en el año 1994, es la única a nivel federal que sigue abierta a día de hoy. Algunas de las medidas de seguridad que tiene, si miramos hacia su exterior, son seis torres de vigilancia constante que reciben, además, ayuda de una penitenciaría cercana. También hay cables anti helicópteros por todos lados y el vuelo de aviones por encima de su espacio aéreo está prohibido. Pero no es su zona exterior lo que asombra de esta penitenciaría.

Los niveles de seguridad dentro de la cárcel son tan extremos que hacen hasta siete revisiones diarias para tener controlados a los presos. Cientos de cámaras controlan cada uno de sus pasos y las puertas electrónicas impiden el paso a cualquiera que no supere ciertos protocolos previos que se exigen en cada apertura. Dentro de sus celdas, de más o menos unos 3,5 metros de largo por 2 metros de ancho, los presos pasan 23 de las 24 horas del día. Tienen televisión, sí, pero en ella sólo emiten programas educativos o religiosos, por lo que su entretenimiento nunca es mayor que ese. Además, cuando salen al patio está todo tan cerrado que no pueden ver ni un centímetro de paisaje, solo cielo. Varios abogados de derechos humanos dicen que muchísimos presos acaban perdiendo la cabeza ahí dentro por la falta de contacto con la realidad. Por nombrar a algunos presos famosos que allí hay, podría decirte: Theodore Kaczinsky “Unabomber”, Joaquín “el Chapo” Guzmán o Zacarías Moussaoui (que participó en los atentados contra las Torres Gemelas).

Y ahora dejamos EEUU para viajar hacia Europa. Más en concreto a Rusia. Ahí tenemos la prisión Ik-6, conocida comúnmente como “el delfín negro”. Los rusos la temen, más que nada porque dicen que cuando una persona entra en ella jamás vuelve a ver la luz del día. Entre sus muros hay encerrados asesinos, violadores, mafiosos y hasta algún caníbal. Se dice que para entrar en este club selecto con los peores criminales del país tienes que haber cometido, al menos, cinco homicidios. La presión fue construida en el siglo XVIII, inicialmente como un campo de prisioneros, y ha ido evolucionando hasta lo que es hoy. Se la considera inexpugnable, ya que los reclusos están en celdas dentro de otras celdas. Sus salidas de esos habitáculos no es que les aporten demasiada alegría, ya que son exclusivamente para hacer ejercicio, y lo hacen en un patio techado y recubierto con una malla ciclónica que impide que entre cualquier atisbo de luz natural. En ella no hay cafetería ni zonas al aire libre. Los presos comen en sus celdas con lo que los funcionarios les pasan, y a veces les dejan leer un poco, pero ya está. Dicen que el silencio reinante en sus pasillos es escalofriante y que solo es interrumpido cuando un guardia exige algo a un preso y este debe contestar diciendo «sí, señor». Incluso cuando salen de sus celdas para algo, como medida de seguridad, los guardias les hacen ir con los ojos tapados y les hacen andar dando algunos rodeos para que no puedan nunca aprenderse la estructura de sus pasillos y así evitar tentativas de plan de fuga. Es una cárcel en la que se entra, pero de la que jamás se sale. Al menos, vivo.

"Se decía que en la cárcel de Maracaibo había, al menos, un asesinato al día"

Ahora vuelvo a América, pero esta vez en su mitad sur. La cárcel sobre la que te voy a hablar no sigue funcionando a día de hoy como tal, pero su cierre fue más o menos reciente y, ¡qué narices!, no podía no hablar de la prisión de La Sabaneta en Maracaibo.

Construida en el año 1955, esta penitenciaría pasó a la posteridad no por ser una de las más seguras, qué va, su nombre se escribió en la historia por ser una de las más violentas. Y es que las desgracias y las masacres han empañado sus años de funcionamiento hasta el punto en el que tuvo que clausurarse para siempre, pues la situación que se vivía dentro era insostenible. Se decía que en la cárcel de Maracaibo había, al menos, un asesinato al día, por lo que puedes echarte las manos sobre la cabeza si quieres. Quizá sus problemas comenzaron cuando, con capacidad para 800 reclusos, se metió en ella a más de 4000. Los problemas que conllevaba ese hacinamiento no tardaron en llegar, y las violaciones entre presos, las enfermedades y, como digo, los asesinatos, eran el pan nuestro de cada día en esta prisión. Los funcionarios no daban para más, por lo que llegó un momento en el que les empezó a importar todo más bien poco, y allí reinaba una anarquía que se saldó con varias desgracias mayúsculas. Una de ellas sucedió en el año 1994, cuando hubo una masacre dentro de la cárcel que acabó con la nada desdeñable cifra de más de 100 muertos tras un incendio provocado por los mismos internos. Y esta no fue la única, ya que en 1997 hubo un tiroteo que se cobró a 17 reclusos más. Pero la que llevó a su cierre definitivo, o más bien al principio de su fin, ocurrió en 2013, cuando murieron acribillados a balazos 16 presos tras un intento de toma de la prisión. Casi nada.

Continuamos este pequeño tour con una prisión que seguro no dejará indiferente a nadie. En esta ocasión nos movemos hacia el continente asiático, más en concreto nos vamos hasta Tailandia. Ahora toca hablar de la prisión de Bang Kwang, conocida como “Bangkok Hilton”. Antes de que pienses nada raro, esto no es debido a la famosa cadena de hoteles ni a su esperpéntica heredera, no, le pusieron este nombre debido a una conocida serie australiana.

Lo que hace de esta cárcel un lugar “especial” son sus condiciones infrahumanas y la dureza del día a día de los que allí no tienen más remedio que permanecer. Como en muchísimos otros casos, la población reclusa dobla el número para el que fue concebida (en este caso hay 7000 cuando su capacidad es de 3500). Cuando hablo de condiciones infrahumanas lo hago con toda la razón, pues estos presos duermen en el suelo, tienen que lidiar con unas condiciones de insalubridad extremas y comen apenas un cuenco de arroz que se les suministra a diario. Ni siquiera se separa a los reclusos enfermos de los que no lo están, por lo que las enfermedades e infecciones corren como la pólvora por los pasillos infestados de Bang Kwang. Otra cosa que me llama bastante la atención es que en esta cárcel todavía se siguen utilizando grilletes con cadena. Pero no de esas que se ven en la ficción que parecen de mentirijilla, no, unos grilletes que pesan cada uno 4 kilos, con el añadido de la cadena. Estos se ponen en los tobillos, según han relatado algunos exreclusos, dando unos martillazos que han llegado a destrozar huesos en más de una ocasión. En esta cárcel conviven presos de todo tipo, incluidos condenados a muerte. No olvidemos que en Tailandia se castiga con la pena máxima a asesinos, violadores y narcotraficantes. En ella espera su ejecución el español Artur Segarra, condenado por haber matado y descuartizado a su compañero David Bernat.

"Por desgracia, el mundo está repleto de prisiones que son dignas de remarcar por, una pena, detalles que las hacen únicas en su especie"

Después de esto, y aunque tengo en la chistera decenas de prisiones más con truculentas historias detrás, voy a pasar a contarte sobre la última. La elegida no podía ser otra que Le Sante, en Francia, que tantas y tantas veces ha estado en tela de juicio por lo que sucede dentro de sus muros. Es una cárcel centenaria, al punto que comenzó a construirse en el año 1861 con una gran capacidad para albergar presos. Evidentemente fue creciendo hasta lo que a día de hoy conocemos, ya que ahora su población puede llegar hasta los 2000 prisioneros sin ningún problema de espacio. Lo cierto es que hoy día es una cárcel tan moderna que hasta llega a sorprender, pero no fue hasta relativamente poco cuando viró hacia este cambio, pues una médico que trabajaba allí publicó un libro donde se exponían las miserias de este centro penitenciario. En él se hablaba de hacinamiento, de enfermedades, de violencia extrema y de ratas campando a sus anchas por las celdas. Esto obligó a su director a abrir, por primera vez, todo sea dicho, las puertas de la cárcel a los medios de comunicación. Esto no fue inmediato, claro está, pues tuvo que darle un lavado de cara interesante antes de hacerlo, aunque no lo consiguió del todo, y quedaron expuestas las miserias y las condiciones infrahumanas en las que sus presos tenían que sobrevivir. Y esto de sobrevivir no es exagerado, ya que según han podido comentar varios presos que han salido de ella, en cuanto un recluso nuevo llega, se convierte en el blanco de la violencia extrema de los más peligrosos y temidos, llegando a producirse en muchas ocasiones asesinatos tras las brutales palizas recibidas por parte de estos. Incluso algunos de ellos llegaron a hablar de esclavitud entre reclusos a la vez que los funcionarios hacían la vista gorda frente a estos abusos. De todos modos, el trato que tenían también algunos de los guardias con muchos presos tampoco es que fuera el mejor del mundo, pues otros testimonios contaron que en aislamiento, para torturar a los que allí entraban, se arrojaban bombas de gas lacrimógeno dentro de la celda con la consiguiente intoxicación del recluso tras haber pasado un ratito en el infierno.

Y hasta aquí, querido criminal. Como ya te he dicho, tenemos unas cuantas más de las que hablar. Por desgracia el mundo está repleto de prisiones que son dignas de remarcar por, una pena, detalles que las hacen únicas en su especie. Te invito a que si te ha gustado el tema investigues un poco sobre ellas, porque te aseguro que te van a sorprender.

Gracias, una vez más, por darme la oportunidad de llegar hasta a ti. Me tienes en todas las redes sociales posibles bajo el nick de @Blasruizgrau.

Pronto vuelvo con otro artículo, si cabe más oscuro y truculento que éste.

Sé malo.

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