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Un atlas novelado de los volcanes de Islandia para viajar al país nórdico

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Un atlas novelado de los volcanes de Islandia para viajar al país nórdico

Julio Verne imaginó en Viaje al centro de la Tierra que el volcán islandés Snæfellsjökull sería la puerta que abriría a sus personajes a las entrañas del planeta, por lo que no sorprende que sea el primero en aparecer en el Atlas novelado de los volcanes de Islandia, de Leonardo Piccione.

El italiano Piccione (Bari, 1987), que reside entre las ciudades de Corato, en el sureste de Italia, y Húsavík, en el norte de Islandia, detalla en este libro la principales características del Snæfellsjökull y de otros 46 volcanes de esta tierra de hielo y fuego, que cada cinco años suele registrar una erupción.

Cada volcán mencionado en el volumen se presenta con una ficha que contiene el significado del nombre, la altitud, la última erupción, el tipo de erupción dominante, la actividad actual y los riesgos relacionados con una nueva erupción. Los 47 relatos que los acompañan están vinculados a estos volcanes y revisan crónicas y leyendas o eventos relacionados con el pasado, presente y futuro de la isla, retratando un país que ha atraído durante siglos a vulcanólogos, geólogos, aventureros, escritores y hasta al mítico campeón de ajedrez Bobby Fischer, que ganó su título mundial en Reikiavik y que en su vejez se refugió en Islandia. El lector encontrará en este volumen desde las aventuras de los primeros colonizadores y las antiguas sagas nórdicas hasta las hazañas de exploradores extremos o los entrenamientos de astronautas de la NASA en los «cañones lunares» de las tierras altas, con una narrativa que alterna ciencia y literatura.

En el origen del Atlas novelado de los volcanes de Islandia (Nórdica), que un subtítulo define como «Historias de hombres, fuego y fugacidad», se encuentra «el deseo de contar por el mero gusto de hacerlo», señala el autor en el prólogo, que advierte que el libro no es un diario de viaje, ni un ensayo geológico ni una guía turística. En el primer capítulo, «Snæfellsjökull o el volcán que esconde los secretos del universo», descubrimos que este nombre de difícil pronunciación significa «glaciar de la montaña de nieve», que tiene una altitud de 1.446 metros sobre el nivel del mar, que durante siglos se le consideró erróneamente el monte más alto de Islandia y que su última erupción ocurrió en el año 200.

Las fichas de los 47 volcanes finalizan con una cita, y la del primero de ellos corresponde al mensaje escondido en alfabeto rúnico hallado en un manuscrito por el profesor Lidenbrock en la aventura de Julio Verne: «Desciende el cráter del «Snæfellsjökull, que la sombra del Scartaris acaricia antes de las calendas de julio, audaz viajero, y llegarás al centro de la Tierra». La historia de los primeros europeos que alcanzaron el nuevo continente se cuenta en «Veidivötn, o de los vikingos que descubrieron América siglos antes que Colón», donde se relata cómo un noruego llamado Bjarni que navegaba anualmente a Islandia llegó en el año 986 hasta Groenlandia y luego alcanzó tierras de la actual Canadá: «Había descubierto América cinco siglos antes que Colón, pero ni lo sabía ni le interesaba».

En «Hrómundartindur, o de cómo Bobby Fischer se hizo islandés» Piccione rememora el campeonato en el que el norteamericano llegó a la cima del ajedrez mundial en 1972 al derrotar a Borís Spaski y cómo cuando era un proscrito perseguido por su propio país el parlamento islandés le concedió la nacionalidad en agradecimiento a la fama que le había otorgado a Islandia. Capítulo aparte merece la estancia en un cañón rocoso de Islandia de otro norteamericano ilustre, Neil Armstrong, como parte de su entrenamiento para viajar a la Luna, después de que la NASA descubriera que las gargantas que cortan la cadena montañosa Dyngjufjöll eran lo más parecido a lo que se encontrarían los astronautas en su aventura lunar.

Aquejado de la «enfermedad de Islandia», un síndrome que lleva a quienes lo padecen a volver regularmente al país, Leonardo Piccione se encuentra estos días atento a la posible erupción del volcán Grindavík, tras haber empezado a expulsar lenguas de magma el pasado 3 de noviembre, un seguimiento del que va dando cuenta a través de las redes sociales.

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