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Urraca de León, rebelde, empoderada y adelantada a su tiempo

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Urraca de León, rebelde, empoderada y adelantada a su tiempo

Rebelde, empoderada y adelantada a su tiempo: así era Urraca I de León, conocida como La Temeraria, la primera monarca de Europa en ejercer un reinado de pleno derecho, cuya figura recupera nueve siglos después el escritor Francisco Sempere en su novela histórica La cortesana de León (Ediciones B).

Urraca, hija y sucesora de Alfonso VI y Constanza de Borgoña, ascendió al trono de León en 1109 y reinó durante diecisiete años, en los que demostró ser una mujer «muy adelantada a su época» y «cambió las reglas que marcaban cómo las reinas debían comportarse», explica Sempere en una entrevista con Efe. «No se limitó a ser regenta, ella quería reinar y no estar sometida por su marido», afirma el autor, que acentúa el papel que ejerció su tía y tocaya, Urraca de Zamora, como la persona que instruyó y sirvió de referente a la reina para no dejarse avasallar por «el patriarcado de la época». «Urraca de Zamora fue una mujer muy inteligente y rebelde, que estudiaba, participaba en las conversaciones políticas, montaba a caballo e iba de cacería con sus hermanos», relata Sempere, que precisa: «No la dejaron gobernar, pero proyectó en su sobrina todo lo que a ella le hubiese gustado hacer».

Este libro surge de la curiosidad que despertó en el autor la corte de León, tras recabar información para una de sus anteriores novelas, El enigma de León (Algorfa), por lo que decidió investigar y profundizar en la historia de Urraca I. La Temeraria, apodo por el que es recordada la monarca, tuvo que asumir muchos riesgos hasta llegar a su posición, y el primero fue su matrimonio con Alfonso I de Aragón, una unión que «da para mucha literatura», según Sempere. «En la novela se describen los enfrentamientos entre ellos, las negociaciones y cómo, pese a que otros luchan por destruir su matrimonio, ellos no lo permiten». «Nadie conoció mejor a Alfonso I que la propia Urraca».

La novela no es solo un relato histórico, pues también entraña partes de ficción, como el personaje de Lisarda, una cortesana que hila la trama y que, para el escritor, «muy bien podría haber pertenecido a la corte por cómo está engarzada en el argumento». Sempere incluye en esta obra «un toque de novela negra», género de sus anteriores libros, justamente a través de Lisarda, a la que utiliza para desarrollar los entresijos de la corte, donde la prostituta se enfrenta a varios episodios traumáticos. Estos hechos tornan su carácter, que al principio se concibe como «débil, aunque táctica y sibilina», y la convierten en una mujer «más fuerte y agresiva», que necesita de «mucha inteligencia y astucia» para «sobrevivir» en la corte de la reina.

Las mujeres y su afán de supervivencia en un mundo masculino que las relegaba a un segundo plano, donde «las reinas sólo podían dar herederos y aportar su dote al marido», conducen esta novela. Francisco Sempere recupera esta historia para «plasmar en el papel aquellos personajes históricos», como la reina Urraca, que gracias a su «empeño e inteligencia» han marcado «la trayectoria de España».

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